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Las dos aspirantes a la presidencia de Brasil libran su primer duelo

La presidenta y la ecologista, candidatas destinadas a batirse en las presidenciales, escenifican el comienzo de la campaña electoral

Juan Arias
La presidenta Rousseff en la Cámara de diputados, la semana pasada
La presidenta Rousseff en la Cámara de diputados, la semana pasadaEFE

La presidenta Dilma Rousseff y la ecologista Marina Silva, las dos candidatas que según los sondeos recogen más votos para las elecciones presidenciales del año que viene, se han enzarzado en una duelo verbal sobre el estado de la economía brasileña que ha sido considerado como el pistoletazo de salida de la campaña electoral.

Convencidas ambas que, al final, será la economía la que podrá decidir las elecciones, las dos han abierto una polémica sobre el tema. Silva habló desde Recife, territorio del socialista Eduardo Campos a cuyo partido, el PSB, la ambientalista acabó afiliándose para poder concurrir a las elecciones al no haber sido oficializado a tiempo su nuevo partido, la Rede Sustentabilidade. Rousseff le respondió desde Minas Gerais, territorio del candidato de la oposición, Aecio Neves, del PSDB.

Silva abrió fuego desde una platea a puerta cerrada organizado por el Banco Credit Suisse. Tras haber reconocido que tanto el expresidente del PSDB, Fernando Henrique Cardoso como el expresidente del Partido del Trabajo, Lula da Silva, habían dejado “huella”, dijo que el legado de Rousseff es el “retroceso” en política económica.

La aspirante acusó al gobierno de Rousseff de tratar la economía con “negligencia” a causa de una cierta “ansiedad política”. Acusada ella misma de interesarse más de los problemas ambientales que de los otros graves problemas del país, Silva quiso dejar claro ante los empresarios que, de llegar a la presidencia, respetaría los tres pilares que dieron éxito a la economía y permitieron el crecimiento económico: el superávit primario, el cambio fluctuante de la moneda y las metas de inflación que, según ella, están altas.

Rousseff no se calló y ante otra asamblea de unos 400 empresarios respondió a su adversaria Silva, dejando claro que a pesar de “la crisis internacional”, el país seguirá “cumpliendo las metas de inflación”, que son de un 4,5% con un margen máximo de un 6,5%. La presidenta destacó que esa meta “no ha sido superada en los últimos diez años” y explicó a los empresarios: “Nuestro compromiso con el rigor fiscal no se ha alterado, como lo demuestra el hecho de haber pasado por la mayor crisis de la historia desde 1929 con nuestras metas de endeudamiento bajo rígido control”. Y añadió: “Hoy, nuestra dívida líquida del sector público sobre el PIB es una de las menores del mundo”.

La ecologista le sacó a Rousseff el tema espinoso de las ayudas del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) que según ella, son utilizadas de “manera inadecuada” en beneficio, dijo, de “algunos ungidos que son los que reciben el dinero”. Y recordó los 4.000 millones de dólares sólo para el empresario Eike Batista, “prácticamente echados al cubo de la basura” afirmó.

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Después comentó: “Imagínense todo ese dinero ofrecido a jóvenes emprendedores, la cantidad de oportunidades que podríamos tener en términos de generación de nuevo empleos y nuevos negocios”.

Para Silva, la gestión de Rousseff ha retrocedido en el área de la sostenibilidad, no sólo ambiental sino “también económica”. La presidenta destacó que además su gobierno ha trabajado para “reducir los costes de la industria”, reduciendo, por ejemplo, los costes de la energía y la bajada de impuestos de algunos productos tras haber confesado que todos pueden aspirar a la presidencia y que ella “no se siente superior” a nadie. También se dirigió a los candidatos que pretenden enfrentarse a ella en las próximas presidenciales y que su jefe de imagen, João Santana había definido como “enanos antropófagos”. Todos ellos, dijo Rousseff, “deberán estudiar más” y “conocer mejor los problemas de Brasil”.

La ecologista respondió a la presidenta: "Ella ha dado un consejo de profesora. Es un buen consejo porque aprender siempre es positivo. El problema son aquellos que creen que ya no necesitan aprender más y sólo saben enseñar".

Esta misma mañana, Rousseff ha respondido a Silva a través de su cuenta de Twitter: "Yo creo que nunca dejamos de aprender. Aprendemos siempre, con los otros, estudiando. No creo, sin embargo, en aquellos soberbios que creen que nacen sabiendo y que ya lo aprendieron todo", y añadió: "Yo seré siempre una alumna del mundo".

Este martes, Rousseff había recordad también que ella “ya es presidenta” y que por tanto su función ahora es sólo “gobernar”, que el resto vendrá después. Marina con sus frases enigmáticas había ya afirmado que “nadie está en posesión de la verdad”, ya que, según ella “la verdad está entre nosotros”. Por ahora es una pugna entre David y Goliat. Rousseff, considerada una de las mujeres más poderosas del mundo y ganaría hoy a todos sus adversarios en una segunda vuelta, dado que goza de una fuerte popularidad.

Son, sin embargo, dos mujeres de carácter, ambas con reconocimiento mundial. Rousseff por haber sabido recoger la difícil herencia del carismático, Lula da Silva que acabó sus dos años de gobierno con un 85% de consenso, y Silva es reconocida intencionalmente por la defensa de una economía sostenible, capaz de crear riqueza sin destruir el planeta.

Dos mujeres que “honran a Brasil” por la intransigencia de ambas en defender los valores de libertad de una de las mayores economías y democracias del mundo en desarrollo. Y ambas, exministras y amigas del único que hoy ganaría las elecciones en la primera vuelta: el gurú Lula, que ya ha advertido que no se representará y que hará la campaña electoral a favor de Rousseff como si él "fuera el candidato".

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