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Condenados los cuatro asesinos de un joven gay chileno en 2012

Daniel Zamudio murió en marzo del año pasado después de agonizar durante 24 días tras el ataque de una pandilla neonazi

Vigilia frente al hospital donde ingresaron a Zamudio.
Vigilia frente al hospital donde ingresaron a Zamudio.ARIEL MARINKOVIC (efe)

Los cuatro asesinos de Daniel Zamudio, joven gay chileno que murió tras agonizar durante 24 días debido al ataque de la pandilla neonazi, fueron condenados por homicidio calificado. La paliza de motivación homofóbica se produjo en un parque del centro de Santiago de Chile, la madrugada del 3 de marzo del año pasado. Después de un juicio oral que se extendió durante casi un mes, el tribunal determinó que los cuatro imputados en la muerte actuaron con alevosía, y que tres de ellos se ensañaron con la víctima de 24 años. El veredicto estableció que Zamudio “falleció producto de un traumatismo cráneo encefálico” y que no pudo “defenderse ni menos oponer resistencia” al ataque.

Tras la lectura del fallo el próximo 28 de octubre se dictaminarán las sentencias definitivas con los años de cárcel que deberán cumplir los cuatro imputados por el caso: Patricio Ahumada (25 años de edad), Raúl López (25), Alejandro Angulo (26) y Fabián Mora (20). Antes del crimen, tres de los implicados ya contaban con un historial delictivo que, en conjunto, sumaba 38 causas policiales por ataques homófobos y xenófobos, hurtos, robos, desórdenes y riñas.

Teniendo en cuenta tales antecedentes y argumentando “crueldad extrema”, la fiscalía pidió cadena perpetua para Ahumada, el líder de la banda, 15 años de cárcel para López y Angulo, y ocho para Mora, el único imputado sin antecedentes penales previos, quien aseguró que fue “obligado” a golpear a Zamudio. En su declaración ante el tribunal durante la primera semana del juicio, Mora contó que sus compañeros trataron de “despertar con golpes en la cabeza” a la víctima cuando se dieron cuenta de su gravedad. Después de golpearlo con puñetazos, patadas y pedradas –que le significaron una decena de huesos fracturados–, a Zamudio le cortaron una oreja, lo quemaron con cigarrillos y marcaron su espalda y pecho con el símbolo de la esvástica que trazaron con el gollete de una botella quebrada.

Hijo de un trabajador de la construcción y de una vendedora, Zamudio vivía en un barrio de clase media-baja ubicado en el sector sur de Santiago, mientras terminaba sus estudios secundarios y trabajaba como dependiente en una tienda. Tras su asesinato, se convirtió en el mayor símbolo de la lucha en contra de la homofobia en Chile, generó un debate público sobre el tema y motivó la promulgación de la Ley antidiscriminación, la que después de 7 años en el congreso entró en vigencia cuatro meses después del ataque.

Conocida como Ley Zamudio, la norma –apoyada por el presidente Sebastián Piñera y rechazada por el sector más conservador del oficialismo de derecha– tiene como objetivo penalizar los actos discriminatorios por orientación sexual, origen étnico, religión, creencia y género.

Según la Primera Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y Ley Antidiscriminatoria, publicada en julio pasado, un 99,2% de los chilenos homosexuales, lesbianas, bisexuales y transexuales cree que existe discriminación contra las minorías sexuales en el país. El mismo estudio arrojó además que, en comparación a los últimos cinco años, un 59% de los encuestados cree que en 2013 la discriminación en contra de minorías sexuales había disminuido.

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