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“Guatemala necesita una nueva revolución”

El sindicalismo y sectores populares conmemoran el 69 aniversario de la Revolución de Octubre de 1944

Miles de guatemaltecos han participado en la marcha.
Miles de guatemaltecos han participado en la marcha.S. Martinez (EFE)

"En Guatemala urge una nueva revolución, basada en la responsabilidad y la honestidad. En renunciar para siempre a la cultura de la limosna que se nos inculca desde los centros de poder y aprender que los derechos de todo trabajador se basan en el cumplimiento cabal de sus obligaciones", dijo a EL PAÍS José Pinzón, un dirigente histórico del sindicalismo y secretario general de la Central General de Trabajadores de Guatemala (CGTG).

Pinzón habló con este periódico durante una marcha multitudinaria que este domingo 20 de octubre recorrió las calles del centro histórico de la capital guatemalteca. Era una marcha para conmemorar el 69 aniversario del movimiento que, en 1944, derrocó al dictador Jorge Ubico.

“Urge una nueva revolución, pero de conciencia. Dejar de lado una mentalidad mágica que, hasta ahora, solo ha servido para que otros piensen y decidan por nosotros. Planteamos una revolución de actitudes y comportamientos . De la práctica efectiva de nuestros principios y valores que, hasta ahora, han quedado en el papel, lo que los convierte en una farsa”, añade Pinzón.

Que las causas que dieron origen al enfrentamiento siguen intactas o han empeorado

El líder sindical cree que, después de una cruenta guerra de guerrillas que se saldó con más de 250.000 muertos, en Guatemala no ha cambiado nada. Que las causas que dieron origen al enfrentamiento siguen intactas o han empeorado, “y muchos de los protagonistas de la lucha le sirven ahora al sistema, lo que es una traición”.

Ante ello, Pinzón subraya que el nuevo planteamiento es diferente: “Tiene que ser una revolución fraterna, humana, solidaria, para rescatar a los millones de excluidos que hay en Guatemala”. Añade que, hasta ahora, los gobiernos practican una política de limosna y dependencia. Eso debe terminar y en esa lucha estamos en el movimiento sindical.

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Durante la marcha, que convergió en la Plaza Mayor, se hicieron fuertes denuncias contra el Gobierno de Otto Pérez y el sector empresarial. En un comunicado conjunto de las organizaciones sindicales Central General de Trabajadores de Guatemala, CGTG, Confederación de Unidad Sindical de Guatemala (CUSG), Unión Sindical de Trabajadores de Guatemala (Unsitragua) se señala que mientras el Gobierno hace alarde de mesas de diálogo, “continúa violando el derecho a la vida, la salud la educación, la justicia y la alimentación de los sectores populares”, cada día más empobrecidos. También muestran su preocupación por la corrupción generalizada en la gestión de Gobierno.

La Revolución de Octubre es un ícono para los guatemaltecos. Los historiadores coinciden en que constituyó el único intento serio realizado hasta la fecha por convertir a Guatemala en un país de economía moderna, desterrando las estructuras semifeudales heredadas de la colonia y que, en buena medida, todavía persisten en el país. En lo político, el 20 de Octubre de 1944 marca el inicio de la conocida como Primavera democrática, encabezada por los presidentes Juan José Arévalo y Jacobo Árbenz Guzmán.

En plena guerra fría, el intento fue muy atrevido para la época. Cuando durante la gestión de Jacobo Árbenz Guzmán se intentó una reforma agraria, el capital guatemalteco - sumado a los intereses de la entonces todopoderosa United Fruit Company - se confabularon con la CIA. Tras acusar al Gobierno de intentar establecer el comunismo en Guatemala, propiciaron una invasión que llevó al poder al coronel Carlos Castillo Armas, en junio de 1954.

Con todo, del Gobierno de Juan José Arévalo sobreviven logros como la creación de un Código de Trabajo, de la seguridad social, el Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP), el Instituto de Antropología e Historia, el Instituto de Trabajo, y concedió la autonomía académica a la Universidad de San Carlos (nacional).

Mientras, el mayor legado del Gobierno de Jacobo Árbenz fue la construcción de la carretera que conduce hacia el Atlántico y la hidroeléctrica Jurúm Marinalá, lo que puso fin al monopolio en estos dos rubros de la frutera norteamericana.

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