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EE UU se apoya en Reino Unido para espiar a Italia

Los rastreos apuntaban a información política y comercial, según el periodista

La historia siempre se complica. Según ha declarado al semanario L’Espresso Glenn Greenwald, el periodista estadounidense que divulgó el espionaje masivo de EE UU a Gobiernos, empresas y ciudadanos de todo el mundo, las comunicaciones italianas —llamadas de teléfono, correos electrónicos y tráfico de Internet— no solo han sido espiadas por la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), sino también por el Reino Unido con la colaboración —o al menos la vista gorda— de los servicios secretos italianos. “La NSA”, asegura Greenwald, “ha llevado a cabo muchas actividades de espionaje sobre los Gobiernos europeos, incluido el italiano”.

Las revelaciones de Greenwald, el hombre que custodia los datos filtrados por el exanalista de la NSA Edward Snowden, se conocen un día después de que el primer ministro italiano, Enrico Letta, se reuniera en Roma con el secretario de Estado de EE UU, John Kerry, a quien solicitó de forma muy suave, casi protocolaria, información sobre el espionaje. “Italia y Estados Unidos”, dijo Letta, “están vinculados por una fuerte amistad. Para nosotros es indispensable la máxima claridad sobre este asunto. Usted comprende que en este país exista una gran y justificada alarma por parte de la opinión pública”.

Enrico Letta ha calificado de “inconcebibles” e “inaceptables” las prácticas de espionaje

La aclaración, sin embargo, no llegó de Kerry, sino del otro lado de la contienda. El semanario L’Espresso, que sale a los quioscos los viernes, publicó un extracto de una entrevista mantenida con el periodista Greenwald hace unos días, antes incluso de que saltase la noticia del probable espionaje a la canciller alemana, Angela Merkel. Según Greenwald, Italia ha sido espiada en paralelo. Por un lado, con el ya famoso Prism —el programa de vigilancia electrónica creado por los servicios secretos de EE UU— sino también, según el semanario italiano, por “un programa paralelo y convergente llamado Tempora” utilizado por “los 007 del Reino Unido para espiar los cables de fibra óptica que transportan las llamadas telefónicas, los correos electrónicos y el tráfico de Internet”.

Una vez auscultadas convenientemente las redes italianas, según el periodista, estadounidenses y británicos compartían el botín de datos sabrosos, que al parecer no solo tenían que ver con la lucha contra el terrorismo o el crimen internacional. Los servicios secretos de EE UU y el Reino Unido tampoco le hacían ascos a todo aquello que estuviera relacionado con “tecnologías avanzadas, potencialidades bélicas o negociaciones comerciales legales entre empresas italianas y países árabes…”. Tal acopio de datos era procesado y emprendía después un viaje a través de los cables de fibra óptica “SeaMeWe3”, que tiene un terminal en la localidad siciliana de Mazara del Vallo, y “SeaMeWe4”, que pasa por Palermo. Ambos pertenecen a un consorcio de empresas del que también forma parte el grupo italiano Telecom a través de Telecom Sparkle.

A su llegada a Bruselas, y después de conocer el adelanto de las declaraciones del periodista Greenwald, el primer ministro Enrico Letta ha calificado de “inconcebibles” e “inaceptables” las prácticas de espionaje, informa Esperanza Escribano. “No podemos tolerar”, ha añadido, “que existan zonas de sombra o de duda. Queremos toda la verdad”.

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Según el adelanto publicado por L’Espresso, en la particular coproducción británica-estadounidense, a Londres le tocaba el papel de seleccionar las llamadas telefónicas y los correos electrónicos donde se pudieran vislumbrar las intenciones de los mandatarios extranjeros. En el caso de Italia, un trabajo, además de ilegal, verdaderamente difícil.

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