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Argentina vota si Fernández mantendrá el control del Congreso

Unos 30 millones de personas están convocados el domingo para renovar la mitad de la Cámara baja y un tercio del Senado

Alejandro Rebossio
Manifestación en apoyo de Cristina Fernández.
Manifestación en apoyo de Cristina Fernández.David Fernández (EFE)

Unos 30 millones de argentinos están convocados mañana a las urnas en unas elecciones en las que se renovará la mitad de la Cámara de Diputados (127 de sus 257 miembros) y un tercio del Senado (24 de los 72 escaños). Estos comicios legislativos resultarán clave para determinar si la presidenta de Argentina, la peronista Cristina Fernández de Kirchner, de excedencia mientras se recupera de una cirugía craneal, mantendrá el dominio de ambas cámaras del Congreso durante los últimos dos años de su gobierno. Las elecciones además servirán como escaparate de varios presidenciales tanto dentro fuera del kirchnerismo, sobre todo porque está casi descartado que Fernández busque una segunda reelección en 2015. La Constitución prohíbe esa posibilidad y para reformarla se requieren dos tercios de los diputados (172) y senadores (48), pero el kirchnerismo y sus aliados más bien están peleando por retener su grupo actual (134 diputados y 40 senadores) en estos comicios, según indican las encuestas y los resultados de las primarias de voto obligatorio del pasado agosto.

Para mantener el control de la Cámara de Diputados, se necesitan 129 legisladores. Para dominar el Senado, 37. Si el kirchnerismo perdiese la hegemonía en algunas de las dos cámaras, ya no podrá aprobar las leyes que le permitan lo que Fernández llama “profundizar el modelo”, como sucedió en los últimos dos años con la reestatalización del 51% que Repsol tenía en YPF o la reforma judicial que en parte fue vetada por inconstitucional por la Corte Suprema. Sin embargo, tras las primarias, en las que el gubernamental Frente para la Victoria (FpV) y sus aliados perdieron en 14 de los 24 distritos, incluidos los cinco más poblados, el kirchnerismo se apresuró a aprobar las leyes básicas que requerirá para gobernar en 2014: el presupuesto y las prórrogas de impuestos y medidas económicas de emergencia. La incógnita surge para 2015, el último año del Gobierno de Fernández. Pero ya en 2011 la presidenta gobernó sin mayores inconvenientes pese a la falta de presupuesto, dado que la Cámara de Diputados, dominada entonces por una fragmentada oposición, no lo aprobó.

En la oposición se consolidará una nueva estrella: el peronista ahora disidente Sergio Massa. Exjefe de Gabinete de Ministros de Fernández entre 2008 y 2009, fue kirchnerista hasta junio pasado y ahora lidera las encuestas para vencer en las elecciones a diputado en la madre de todas las batallas, la provincia de Buenos Aires, donde viven casi cuatro de cada diez argentinos. Su rival es un candidato bendecido por Fernández y por el gobernador de Buenos Aires y aspirante a sucederla, Daniel Scioli. Algunos analistas interpretan que el duelo Massa-Scioli es una previa de las presidenciales de 2015, pero para esos comicios falta mucho. Massa será en los próximos dos años solo uno entre 257 diputados, mientras que Scioli conservará el aparato de la gobernación bonaerense. Además, la principal batalla no es la guerra entera. Buenos Aires es la provincia más poblada, pero muchas veces los jefes de Estado han surgido de otros distritos, como sucedió con Néstor Kirchner (2003-2007), de la poco habitada Santa Cruz, casi en el extremo sur de Argentina. Los resultados de la capital argentina y de las provincias de Córdoba, Santa Fe y Mendoza también serán relevantes este domingo.

Si se confirmaran este domingo los resultados de aquella gran encuesta que fueron las primarias de agosto, el kirchnerismo y sus aliados obtendrían 45 diputados; la centrista Unión Cívica Radical (UCR) y sus nuevos aliados progresistas y de centro, unos 36; el heterogéneo peronismo disidente en el que se encuentra Massa, un convoy muy dividido entre sí, sumaría 31; y el Partido Propuesta Republicana (PRO), diez. Si se repitiese el resultado de las primarias, el kirchnerismo y sus aliados perderían dos diputados, pero mantendrían 132, tres más que los necesarios para retener la mayoría absoluta, y sostendrían los 40 senadores actuales. Pero es difícil que se repitan los mismos guarismos que en agosto, se espera una mayor polarización del sufragio, con lo que las fuerzas principales podrían mejorar su desempeño.

Fernández desapareció de los anuncios tras el mal resultado

La prevista derrota del kirchnerismo en los cinco principales distritos (la provincia y la ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza) ha llevado a que los opositores hablen ya de un fin de ciclo kirchnerista. Con las primarias quedó descartada la re-reelección de Fernández. No está claro que el kirchnerismo puro y duro vaya a tener un candidato presidencial en 2015 y quizá deba resignarse a apoyar a Scioli, un peronista que le ha sido fiel pese a su perfil moderado . Tampoco se puede avizorar si el peronismo disidente se unificará o si la UCR se mantendrá unida a sus aliados actuales. Faltan aún dos largos años para las presidenciales de Argentina y no hay que olvidar que el kirchnerismo perdió unas legislativas en 2009 y arrasó en las presidenciales de 2011.

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Fernández, que había sido la imagen del kirchnerismo en la campaña de las primarias, desapareció de los anuncios tras el mal resultado. Además, el pasado día 5 debió retirarse de escena porque un golpe en la cabeza, de origen desconocido aún, le provocó un coágulo. El 8 fue operada y desde entonces guarda un estricto reposo. Se recupera bien, pero debe evitar el estrés, por lo que no habla con los altos funcionarios ni lee las noticias, según reconocieron sus ministros. La presidencia argentina recayó interinamente en el vicepresidente Amado Boudou, cuya imagen pública ha quedado dañada desde 2012 por sucesivas acusaciones de presunta corrupción que aún no han prosperado en la justicia. Boudou aparece en actos protocolares, pero no en la campaña. Con él al frente, el Gobierno argentino se encuentra en piloto automático, pero lejos está el país de vivir una situación de incertidumbre política o ingobernabilidad mientras se espera que el 8 de noviembre Fernández retome la jefatura de Estado. Lo que sí ha ocurrido es que un ministro como el del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, ha dicho que no creía que Boudou le fuese a impartir órdenes y de hecho anunció el pasado miércoles la reestalización anticipada de una línea ferroviaria sin siquiera consultarle.

Algunos analistas políticos especulaban con que la enfermedad de Fernández podía provocar un efecto solidario de la población para con ella que repercutiese en unas mejores perspectivas electorales del kichnerismo. Una encuesta de la consultora Poliarquía indicó que el 4% de los ciudadanos quizá cambiaría su sufragio por esta situación, pero el 95% no. Factores positivos del Gobierno, como la mejora económica respecto de 2012 y principios de 2013, y otros negativos, como un vídeo escandaloso de un candidato kirchnerista a diputado o el nuevo accidente ferroviario del fin de semana pasado, pueden pesar más en las urnas que la salud presidencial.

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