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La crítica chavista a la política de Maduro, cada vez más evidente

Dos ex colaboradores, Felipe Pérez y Heinz Dieterich, vaticinan la pronta caída del presidente venezolano si no cambia el rumbo

Maduro, en la última reunión de Mercosur en Caracas.
Maduro, en la última reunión de Mercosur en Caracas.JUAN BARRETO (AFP)

La página web aporrea.org se ha convertido por estos días en el desagüe de las preocupaciones del chavismo ilustrado. Muy a menudo, con una frecuencia que contradice el carácter estalinista que predominaría según la oposición en el PSUV, el partido de gobierno, sus aliados y simpatizantes, tanto los intelectuales, los colectivos que se declaran de izquierdas y militantes del PSUV, alertan sobre el inminente relevo del presidente Nicolás Maduro de no ocurrir cambios en su política económica. Con Hugo Chávez fuera de la escena han comenzado a ser evidentes las fracturas acerca de la visión del proceso que comenzó hace tres lustros.

Dos de esas voces destacan entre el resto por haber trabajado muy cerca del presidente Hugo Chávez. Son ellos de Felipe Pérez Martí, ex ministro de Planificación y Desarrollo entre 2002 y 2003, y el sociólogo alemán radicado en México Heinz Dieterich, catedrático de la Universidad Autónoma de ese país, de quien Chávez tomó el concepto de “Socialismo del Siglo XXI” para nombrar a su proyecto político.

A principios de octubre el colectivo Marea Socialista colgó en esa web un texto que valoró el discurso de Maduro ante la Asamblea Nacional en ocasión de solicitar poderes especiales para legislar. Diagnóstico y conclusión no distaban mucho de las razones esgrimidas por el gabinete económico para profundizar los controles. La Ley Habilitante era propicia, decían, para radicalizar la revolución estatizando toda la economía e impidiendo que el empresariado recibiera dólares subsidiados por Cadivi, el órgano administrador de divisas. Saludaban además la entrada del ministro de Energía y Petróleo y presidente de la estatal Petróleos de Venezuela, Rafael Ramírez, como una buena señal para congelar el acercamiento iniciado por el titular de Finanzas, Nelson Merentes, con lo que el chavismo llama “burguesía parasitaria”.

El documento de Marea Socialista impulsó a Pérez, doctor en Economía y profesor del IESA, la escuela de gerencia pública más reconocida del país, a colgar otro texto en Aporrea sobre la pertinencia de radicalizar un modelo que, según su lectura, profundiza el capitalismo de Estado y constituye el camino más rápido hacia el abismo de la autonombrada revolución bolivariana. No escribe desde el otro lado de la acera sino como un chavista convencido de que para que el legado del líder, fallecido hace casi siete meses, se mantenga es necesario modificar su política económica. Cuando Pérez fue ministro aún el gobierno no había impuesto el control cambiario. La cotización del dólar se movía entre bandas fijadas por el gobierno. El Banco Central intervenía para impedir que ese precio saliera de ese marco. Pero después del paro empresarial de diciembre de 2002 y enero de 2003 el gobierno represó la libre venta de divisas para evitar la fuga de reservas internacionales. Con el tiempo la medida se convirtió en el pecado original de la oposición y la base para edificar el modelo que rige en el país.

Pérez desmonta toda esa visión que culpa al empresariado y a la oposición de las penurias económicas recordando a sus camaradas que la crisis es responsabilidad de los hacedores de la política económica. Lo más impactante de su artículo, sin embargo, está en un párrafo donde pide prisión para los ministros Giordani y Merentes e incluso al presidente Nicolás Maduro: “Culpar al sector privado de la apropiación de la renta petrolera vía ganancias cambiarias es como culpar a un zamuro de comer carne. El gobierno les ha puesto esa carne a esos zamuros, y ahora no puede venir a querer matarlos, o meterlos en una jaula de pájaros malignos”, agregó, aunque luego matizó la dureza de sus afirmaciones. “En este caso, la ‘cárcel’ tendría que ser, por lo menos cambiar las políticas por unas que protejan los intereses del pueblo”.

Más impresionante, sin embargo, resulta la admisión de un posible golpe de Estado si no cambian las cosas en el corto plazo. “El golpe y el paro de 2002 fueron rechazados por el pueblo. La caída del gobierno hoy puede ser favorecida por el pueblo. Ese es el análisis del que hay que partir, el diagnóstico que hay que identificar para poder actuar. El pueblo clama por soluciones (…) Una vez más ustedes confían en la fuerza armada, como institución. Eso tiene dos problemas. Uno, que es falso. He conversado con militares de inteligencia, que monitorean estas cosas, tanto en el pueblo, como en la fuerza armada, y me dicen que la cosa se cae. El descontento generalizado no es solo en el pueblo, sino en la fuerza armada. Llega a grados inverosímiles de ira y rechazo. Ya no aguantan más. Y con razón”.

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Mucho más dramático podría resultar el llamado de Heinz Dieterich sobre el inminente colapso de las finanzas locales. En dos artículos colgados en la misma plataforma entre el 14 y el 21 de octubre el docente alemán hace algunas recomendaciones al gobierno. “Si no toman medidas inteligentes y drásticas de manera inmediata en lo económico y político, tiene los meses contados”.

Las propias cuentas del gobierno indican que solo tienen unos 900 millones de dólares en reservas líquidas para pagar importaciones y deuda externa. Sólo si apelan a los fondos paraestatales creados por Chávez para disponer de dinero sin la autorización del Banco Central, una medida revertida por Maduro hace algunas semanas impediría la profundización del desabastecimiento y la moratoria del pago de la deuda. Dieterich también critica el empeño del gabinete económico de desconocer la economía de mercado. Y aunque no pregona la imposición de un modelo liberal sí es partidario de levantar el control de cambios y reforzar en ese contexto la fiscalización del Estado. Habrá, dice, una inflación mayor y el Estado deberá proteger a los más pobres en los primeros meses, pero en su opinión el futuro todo va a estar mejor. “Llamen a Rafael Correa, único presidente latinoamericano que tiene una compresión profunda de la economía de mercado. Así evitarán el colapso. Sólo un peso pesado como él o Fidel Castro, agrega el articulista, puede romper con esta locura”.

Con esta última sentencia Dieterich está consciente de que las relaciones de poder no permiten el cambio. En una entrevista con la cadena Unión Radio admitió que si no se logra cambiar la facción que domina la formulación de la política económica no habrá salvación. No hay capacidad de rectificación entre iguales.

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