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El asesinato a tiros de dos militantes neonazis eleva la tensión en Grecia

La dirección de Aurora Dorada asegura que son víctimas de una conspiración

Foto: reuters_live | Vídeo: REUTERS-LIVE! / EFE
María Antonia Sánchez-Vallejo

Dos muertes en siete segundos. Una obra de profesionales —13 disparos certeros; dos víctimas rematadas en la cabeza cuando yacían moribundas en el suelo— para sendos crímenes que, por la militancia de los muertos en un polémico partido y por el escenario del golpe —ante una sede local del mismo—, podrían hacer pensar, casi sin género de dudas, en una motivación política. Enmanuil Kapelonis, de 22 años, y Yorgos Fudulis, de 26, los dos miembros de la formación neonazi Aurora Dorada (AD) asesinados el viernes al norte de Atenas, fueron enterrados este lunes mientras la policía baraja todas las hipótesis en la investigación, incluida la del atentado terrorista. AD, mientras, hace alarde de victimismo para lavar la mala imagen que dejó en la opinión pública la detención de su cúpula a finales de septiembre tras el asesinato de un rapero antifascista por uno de sus miembros. Tres diputados de los 18 que el grupo tiene en el Parlamento —incluido su líder, Nikos Mijaloliakos— permanecen en prisión preventiva a la espera de juicio por asociación criminal.

El vídeo de una cámara de seguridad de la sede de AD en Neo Iraklio, en el conurbano ateniense, muestra la rápida sucesión de los hechos. Dos hombres a bordo de una moto de gran cilindrada se acercan al lugar el viernes por la tarde. El conductor, con casco, aparca a unos 50 metros del local; el otro, tocado con una gorra de béisbol, corre hacia los cuatro jóvenes que montan guardia ante la puerta. A una distancia de 15 metros, el asesino abre fuego contra el grupo. Uno de los neonazis logra refugiarse en el edificio, pero los otros tres son blanco de las balas, si bien uno puede escapar corriendo hasta que se desploma en la calle, lo que le salva la vida (está ingresado en estado crítico en un hospital ateniense). Los otros dos, que han sido alcanzados en la cabeza y el pecho, son rematados a bocajarro en el suelo; uno de ellos intentó inútilmente protegerse ocultando su rostro tras los brazos cruzados. El arma, una 9mm semiautomática de la marca serbia Zastava, no había sido usada antes en delito alguno, según las pruebas de balística. La policía ha tomado declaración a una veintena de testigos, entre ellos el neonazi que salvó la vida.

El asesinato de los dos militantes de AD suscitó de inmediato en la mente de muchos la posibilidad de una venganza por la muerte del rapero Pavlos Fissas, asesinado el 18 de septiembre en un suburbio de Atenas por un simpatizante de AD. Sin embargo, la ejecución de los asesinatos, tan profesional; algunos mensajes propalados por AD —que el atentado estaba programado desde agosto, como informó el domingo una revista digital— y el hecho de que la motocicleta en la que llegaron el asesino y su cómplice fuera robada a finales de julio —es decir, dos meses antes de la muerte del rapero— desvían la atención de los investigadores hacia otras motivaciones. El modus operandi recuerda al del asesinato del periodista de investigación Sokratis Giolias, en 2010. La similitud con este y otros incidentes violentos —incluido el tiroteo sin víctimas contra la sede del partido gubernamental, Nueva Democracia, en febrero— cimenta una de las líneas de investigación de la unidad antiterrorista que se ha hecho cargo del caso. Pero, bien se deba a un ajuste de cuentas inespecífico —el ministro de Orden Público, Nikos Dendias, fue el primero en mencionar tal posibilidad minutos después del doble crimen—, bien se trate de un atentado terrorista con motivación política —no faltan quienes lo consideran un acto de provocación perpetrado por grupos vinculados a las fuerzas de seguridad—, lo cierto es que el doble asesinato hace temer a muchos una escalada de la violencia, y de consecuencias aún más imprevisibles, tras el asesinato de Fissas. Ningún grupo ha reivindicado la autoría del ataque.

En este sentido, el primer ministro, el conservador Andonis Samarás, ha declarado este lunes que la violencia no hará sucumbir la democracia en Grecia, en su primera declaración pública tras el atentado de Neo Iraklio. "No permitiremos que la violencia criminal haga sucumbir la democracia, cualesquiera que sean las circunstancias", ha dicho Samarás en la cadena privada de televisión Mega. "Perseguiremos sin descanso a los responsables", añadió, informa France Presse.

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