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El jefe policial de Colombia advierte de que la paz con las FARC se puede quemar

Rodolfo Palomino dice que las fuerzas de seguridad están preparadas para la "deseada" pacificación del país

El director de la Policía de Colombia, Rodolfo Palomino, en la cumbre de la Ameripol.
El director de la Policía de Colombia, Rodolfo Palomino, en la cumbre de la Ameripol.Jeffrey Arguedas (EFE)

El mayor general Rodolfo Palomino López, director general de la Policía de Colombia, advirtió este miércoles que “el pan” de la paz colombiana se puede quemar “en la puerta del horno”, pero aseguró que los 172.000 efectivos policiales de su país están preparados para asumir las responsabilidades de la posible pacificación.

A una pregunta de EL PAÍS acerca de si la policía colombiana está lista para la paz que se negocia en Cuba con una organización que, como las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ha sido acusada de ser una “narcoguerrilla”, respondió: “Nosotros no solamente estamos preparados para esa posible paz, sino que hoy lo más apremiante es contribuir de manera significativa para que esa esperada paz se dé. Y sobre la base de esa necesidad de estar preparados, es que fundamentamos también nuestro propósito de contundencia”.

Consultado en la VI Cumbre de la Comunidad de Policías de América (Ameripol), de la que es presidente, y que se realizó en la capital costarricense, Palomino López recordó que el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, “lo ha dicho: ‘estemos muy atentos’. En la puerta del horno se quema el pan. ¡Cuánto quisiéramos que en esta puerta de este horno este momento de posible paz no se nos vaya a quemar!”.

Por su parte, la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, afirmó en la apertura de la cumbre policial que las naciones latinoamericanas y caribeñas están ante el desafío de “evitar llegar a los escenarios de guerra” que ha soportado Colombia en la batalla en contra de las mafias del crimen organizado.

Los centroamericanos, aseguró la gobernante, “somos víctimas de una geopolítica perversa porque estamos inmersos en un espacio geográfico” entre Colombia, como productor de drogas, y Estados Unidos, como consumidor, en el que se movilizan las operaciones del narcotráfico, contrabando de armas y trata de personas, entre diversas modalidades criminales. “En Colombia se tuvo que llegar a escenarios de guerra para enfrentar a las bandas organizadas (de la delincuencia)”, agregó, al subrayar que América Latina y el Caribe deben “evitar llegar a estos escenarios de guerra”.

Mutación criminal

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Consultado sobre su evaluación del fenómeno del narcotráfico en el continente, Palomino afirmó que “estamos encontrando que no es solo el problema de los países productores y de los países conocidos tradicionalmente como consumidores: los responsables somos todas las naciones, porque el hecho de que (un país) se tome como un lugar de paso no quiere decir que se pueda ser indiferentes frente a este reto que significa la presencia del narcotráfico”.

Hay una “mutación” de los cárteles colombianos, luego de que las grandes mafias que emergieron en Colombia en las décadas de 1970, 1980 y 1990, como los cárteles de Medellín y de Cali, destrozaron la paz de la nación y estuvieron cerca de alcanzar los más altos estratos del poder político, describió.

Preguntado acerca de que si la guerra continental contra el narcotráfico se está perdiendo, contestó que “no, yo diría que no. No se está perdiendo y todo lo contrario. Estamos avanzando. A juzgar no solamente por lo que significa la disminución en cuanto al área cultivada con hoja de coca. Está disminuyendo. Los grandes carteles que existieron en Colombia fueron literalmente acabados”.

“Acabamos ese tenebroso cartel de Medellín que llegó a generar intimidación, causar asesinatos, especialmente de policías y llegó a asesinar (en 1989) a una promesa real de política, como fue el doctor Luis Carlos Galán Sarmiento, al ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla (en 1984), y que llegó casi a desafiar al Estado”.

“Ese cartel fue acabado. ¿Qué hubo después? Desafío al cartel de Cali que fue igualmente devastado, acabado. Todos los policías cuando tenemos que combatir cualquier expresión delincuencial, y sobre todo a esos carteles del narcotráfico, tenemos dos riesgos: el de la muerte y ser afectados moralmente. El de Cali atacó moralmente a la policía y lo doblegamos. ¿Frente a qué estamos? Ante una mutación del comportamiento delictivo”.

Palomino López explicó que ahora “ya no son aquellos grandes carteles, son grupos más pequeños pero se están distribuyendo. Hay un gran desafío de que continuemos aunando esfuerzos para doblegar al crimen”.

La VI Cumbre de Ameripol, que ha analizado los distintos mecanismos de combate al crimen organizado, el aprovechamiento de la tecnología en la lucha contra la delincuencia y las vías de mayor coordinación e intercambio de información entre las policías, entre múltiples temas, comenzó a puertas cerradas el pasado 11 de noviembre y concluye este miércoles.

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