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Favela.com

La mitad de las comunidades pobres brasileñas tienen acceso a Internet y el 85% de los usuarios, perfil en Facebook

Jorge Ramos se conecta a Internet desde su favela.
Jorge Ramos se conecta a Internet desde su favela.Felipe Vanini

“¿Tienes Instagram?”, pregunta el cocinero Jorge Matos, después de dar los "buenos días". Es habitante de Paraisópolis, una comunidad instalada en una sinuosa zona del sur de São Paulo. Vecina del Palacio de los Bandeirantes, sede del Gobierno estatal, la favela es una de las más pobladas del país, con cerca de 80.000 habitantes. En la comunidad, son habituales las estructuras de hasta cuatro pisos, superpuestas unas a otras y levantadas con una ingeniería de precisión dudosa. Las calles están asfaltadas y hay 16 escuelas, dos unidades básicas de salud, recogida de basura y líneas de autobuses municipales.

Además de su jornada laboral en un restaurante japonés, Matos es presentador del Forrozão con Jorge Matos, programa dedicado a la música del Nordeste como el forró (baile típico agarrado y sensual) que transmite por las mañanas la radio local de la asociación de vecinos. Gracias a las redes sociales, Matos interactúa con sus oyentes y amigos. “Tengo que estar siempre conectado para saber lo que está sucediendo”, afirma.

Tradicionalmente excluidas del acceso a la tecnología, las favelas brasileñas comienzan a salir de su aislamiento. Según un informe del instituto de investigación Data Popular, la mitad de las favelas tiene conexión a Internet y el 57% de esos hogares posee banda ancha.

Se estima que unos 11,7 millones de personas viven en las favelas con una renta de 63 billones de reales (unos 27,8 billones de dólares), el equivalente al PIB de Bolivia.

Los que salen ganando con el incremento del número de usuarios de Internet en las favelas son los técnicos de mantenimiento, como Magno da Silva Brito, propietario de MI Electrónica, instalada en Paraisópolis. Con más de diez años de experiencia en asistencia técnica, asegura que la comunidad ha cambiado los ordenadores de mesa por las tabletas. “Ahora, son los smartphones los que están llegando con fuerza”, dice. “Y yo prefiero los smartphones porque se rompen con más facilidad. Hay más trabajo.”

El crecimiento de su negocio permitió que, dos años atrás, Brito pudiera invertir 60 mil reales (26.000 dólares) en sede actual de su tienda. El próximo paso, dice él, será la venta de equipos nuevos y usados.

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Otro técnico contento por la universalización del acceso a Internet es Ramon da Silva Oliveira, dueño de Help Informática. Como Brito, hace planes para invertir en un negocio propio. “Si sigue así, en tres años lo consigo”, dice.

Isaac Bezerra, también habitante de Paraisópolis, tiene Internet en su hogar desde hace menos de un mes. Afirma que antes se conectaba en la asociación comunitaria o en la facultad.

“Ahora puedo conectarme en los fines de semana para trabajos académicos y para redes sociales”, dice Bezerra, que es estudiante de ingeniería civil de la facultad Uninove.

La investigación de Data Popular apunta que Facebook es la red social más utilizada por los habitantes de las favelas y hasta el 85% de los internautas tienen un perfil en ella. El director de Data Popular, Renato Meirelles, asegura que Internet es un importante escaparate para el mundo. “Claro que el uso de las redes sociales está muy acentuado, pero eso no es exclusivo de las favelas. Lo fundamental es que Internet disminuye las barreras entre pobres y ricos”, dice Meirelles.

Para Rodrigo Baggio, creador de CDI, una ONG fundada en Río de Janeiro hace 15 años para promover la inclusión digital, la expansión de la web supone una transformación social. “Internet puede ser una herramienta muy útil para los emprendedores y para combatir la pobreza” asegura y recuerda que, gracias a los cursos que imparte la asociación, ya se han formado un millón y medio  de alumnos. “La fase deseada ahora es aquella en que la tecnología sirva como fuente de generación de negocios".

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