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“Europa”, grito de guerra en Kiev

Los ucranios se manifiestan a favor de la UE con la esperanza de lograr una vida mejor Yanúkovich acusa a la Unión de tacañería y dice que firmará el acuerdo de asociación cuando las condiciones económicas sean "normales"

Foto: reuters_live | Vídeo: REUTERS/LIVE
Pilar Bonet

El presidente de Ucrania, Víctor Yanukóvich, disipó el martes por la noche las ambigüedades sobre su actitud ante el acuerdo de Asociación con la Unión Europea y manifestó que firmará este documento cuando se llegue a “condiciones económicas normales” con las que su país se sienta cómodo. En una entrevista con varios canales de televisión nacionales, que se emitirá íntegramente el miércoles, el líder expresó su deseo de que la firma del documento se produzca “cuanto antes”. Yanukóvich asistirá a la cumbre de Vilnius el jueves y viernes de esta semana para tratar de conseguir que los líderes europeos acepten una comisión trilateral formada por Rusia, la Unión Europea y Ucrania, según dijo antes el jefe del Gobierno, Nikolái Azárov.

El dinero ha enfriado la posición de Kiev ante Bruselas, según indicó el presidente. Este calificó de “humillante” la propuesta de la UE de prestar ayuda financiera a Ucrania por un monto de 610 millones de euros, condicionados además a la firma de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. “Tres años seguidos nos han estado enseñando este caramelo en un bonito envoltorio y nos han dicho que lo recibiremos cuando firmemos un acuerdo con el FMI. No quiero ser grosero, pero no hay que humillarnos de ese modo. Somos un país serio, europeo”, señaló Yanukóvich.

Está por ver aún como reaccionarán los ciudadanos que desde el pasado fin de semana participan en los mítines en Kiev y en otras ciudades de Ucrania para convencer a su presidente de que firmara el tratado esta semana. A instancias de Yulia Timoshenko, la ex primera ministra encarcelada en Járkov, los manifestantes que participaban en dos mítines distintos en el centro de Kiev se unieron anoche en un solo acto conjunto para subrayar su voluntad de unidad. Timoshenko, que está en huelga de hambre desde el lunes, pidió a los partidos políticos de la oposición que renunciaran “inmediatamente “ a los símbolos y banderas que habían exhibido hasta el martes.

“Europa” era la palabra mágica que en Kiev unía a los manifestantes en lo que se ha venido en llamar el euromaidán, palabra compuesta por Europa y maidán (plaza). Hasta el llamamiento de Timoshenko, los ciudadanos fluctuaban entre dos concentraciones distintas a poca distancia entre sí. Una se celebraba en la plaza de Europa y a ella asistían los representantes de los partidos con sus símbolos. La otra, en la plaza de la Independencia, reunía a jóvenes y activistas de la sociedad civil. En los dos escenarios se pedía la dimisión del gobierno de Nikolái Azárov y la firma del acuerdo que se ha convertido en una esperanza de vida mejor. Al final, triunfó la plaza de la Independencia, escenario de las protestas del otoño de 2004, pero en vez de la bandera Naranja que era el símbolo de la Revolución entonces, hoy domina la bandera ucraniana amarilla y azul. Por menos de un euro, los vendedores callejeros ofrecen un híbrido de la bandera nacional con la bandera Europea superpuesta.

Las ideas sobre Europa expresadas por algunos interlocutores de esta corresponsal en la calle resultaban algo chocantes. “Me gusta Svoboda porque es un partido nacionalista que está contra de los compromisos y contra la tolerancia”, dice Yekaterina, una funcionaria de Kiev, refiriéndose a la formación que dirige Oleg Tiagnibok. Cayendo en la cuenta de la contradicción entre “estar contra la tolerancia” y “estar a favor de Europa”, Yekaterina salía por la tangente y puntualizaba: “Svoboda por lo menos no irá en contra del pueblo ucraniano”. Este partido, que se formó en el occidente del país, tiene 37 diputados (de un total de 450) en el parlamento nacional, la Rada Suprema, donde ingresó por primera vez en 2012. Junto con “Patria”, el partido de Yulia Timoshenko, y “UDAR”, el partido del campeón de boxeo Vítali Klichkó, Svoboda una de las tres formaciones políticas que constituyen la oposición a Regiones, el partido del gobierno.

“A nosotros no nos va la homosexualidad y la propaganda de las relaciones homosexuales. Estamos por los valores familiares y por el pueblo ucraniano”, decía Anatoli, en cuyo concepto de Europa no había sitio para Rusia. En Kiev las universidades se han declarado en huelga y a la ciudad han llegado los estudiantes de provincias. Dmitro y Bogdán llegaron en coche por la mañana desde Lviv y aseguraban que la policía intentó impedir que entraran en la ciudad. Afirmaron que tenían 18 años y que estudian en un instituto politécnico. Asociaban a Europa con la libertad, trabajo y capacidad de decidir por sí mismos sobre su futuro. “Europa”, decían, “es viajar libremente y estudiar gratis”. Si Yanukóvich no firma la integración europea habrá una revolución”, afirmaba Dmitro. “Si no firma, todos vendrán a la plaza a enseñarles lo que es el pueblo a nuestros pseudo diputados”. Si tuvieran que votar, ellos también lo harían por “Svoboda” o por “UDAR”. “A Svoboda van gente que piensa en el pueblo y no gente que piensa en sus negocios y Klichkó ha visto el mundo y sabe lo que le conviene a Ucrania, en cambio el partido Regiones de Yanukóvich es una banda mafiosa”, opinaban.

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En Varsovia, el primer ministro polaco Donald Tusk dijo que Bruselas no tiene intención de “comprar” la integración europea de Kiev al Kremlin. La UE no va a regatear con la Federación Rusa sobre quién da más a Ucrania para que elija una u otra vía de integración.”Si los líderes ucranianos pensaban que iban a organizar una subasta a ver quién da más, pueden sentirse decepcionados, porque Europa es una inversión estratégica a largo plazo. Por eso no excluyo que algunas propuestas por parte de Vladimir Putin y de parte de Rusia pueden ser muy interesantes para Rusia a corto plazo”, manifestó Tusk, que insistió en que son los ucranianos quienes deben decidir. Tusk reconoció que Rusia tiene más instrumentos para influir en Ucrania que Europa. “Ucrania depende del gas ruso y no de Europa”, dijo.

En Italia, el presidente ruso Vladímir Putin manifestó en una rueda de prensa que Ucrania debe a Rusia más de 30.000 millones de dólares, lo que incluye créditos para el pago de los suministros del gas. El presidente ruso confirmó que los dos países no han tratado sobre la revisión de los contratos del gas. Ucrania paga el gas ruso a un precio superior al de sus vecinos, pese al descuento que Yanukóvich obtuvo en 2010 a cambio de prolongar el arriendo de las bases de Crimea a la flota rusa del Mar Negro. 

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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