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Rusia gana a la UE la batalla de Ucrania

Los Veintiocho fracasan en su intento de convencer a Kiev para reanimar el acuerdo de asociación

Andrea Rizzi
Victor Yanukovich junto al presidente del Parlamento Europeo.
Victor Yanukovich junto al presidente del Parlamento Europeo. JANEK SKARZYNSKI (AFP)

Rusia ganó la batalla por Ucrania que se ha librado estos días en la cumbre de Vilna, la capital de Lituania, dedicada a la relación de la Unión Europea con sus vecinos del Este. Los dirigentes de la UE se emplearon a fondo en negociaciones de última hora para reanimar el proceso de acercamiento de Kiev a los Veintiocho, pero fracasaron. El Kremlin celebró este viernes una victoria política mayúscula, al haber evitado, al menos de momento, que el importante país vecino se anclara en la órbita del Oeste.

El presidente de Ucrania, Víktor Yanukóvich, no reculó, y reafirmó su decisión de congelar la firma de un acuerdo de asociación política e integración económica con la Unión, que estaba prevista aquí en Vilna. Kiev reclamó a Bruselas mayores ayudas y garantías para capear el temporal de su crisis económica; de las probables represalias comerciales y energéticas de Moscú; y de los costes de adaptación de la producción ucrania a los estándares de la UE. Yanukóvich también pedía negociar el futuro de Ucrania en una mesa tripartita en la que participara también Rusia.

Barroso afirma que la UE "no puede aceptar vetos de terceros países"

La Unión rechazó esas peticiones. “La UE no puede aceptar un poder de veto de un tercer país sobre relaciones bilaterales. No cederemos a las presiones de Rusia”, dijo, con un lenguaje insólitamente explícito, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso. “El tiempo de las soberanías limitadas ha terminado en Europa”, añadió, al término de una cumbre en la que la irritación europea por las maniobras rusas se hizo patente en más de una ocasión.

Los Veintiocho tampoco estuvieron dispuestos a satisfacer las peticiones financieras de Kiev. “No se puede pedir dinero para firmar un acuerdo de asociación. No pagaremos”, declaró el presidente francés, François Hollande. “Esto no es un bazar”, exclamó Carl Bildt, ministro de Exteriores sueco y padre espiritual del proceso de Asociación Oriental.

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En una entrevista concedida en el marco de un viaje organizado por el European Journalism Center y financiado por la Comisión Europea, el ministro de Exteriores de Letonia, Edgars Rinkevics, relató que sobre la mesa de la cumbre planeó la discusión acerca del establecimiento de “contramecanismos” para responder a la presión rusa y ofrecer protección a los países represaliados. “Quedó muy claro en la reunión de jefes de Estado y de Gobierno y ministros de Exteriores que tenemos que pensar cuál puede ser un buen mecanismo para asegurar que un país que quiera acercarse a la Unión no sea castigado por ello por parte de otros países”. Rinkevics, sin embargo, afirmó que “todavía no hay ideas precisas en la mesa”.

La pelea por Ucrania fue el centro de una cumbre que también involucraba a otros cinco países del este de Europa y del sur del Cáucaso. Los Veintiocho solo lograron la adhesión de Georgia y Moldavia a un preacuerdo de asociación, que se prevé se convierta en definitivo al año que viene. Armenia, que tenía que firmar un preacuerdo parecido, renunció en septiembre y anunció su intención de adherirse a la Unión Aduanera patrocinada por Rusia.

Con este éxito, el Kremlin suma otra gran victoria política en la escena internacional en cuestión de tan solo dos meses. En septiembre, Moscú gestionó el acuerdo sobre las armas químicas de Siria, que evitó un ataque occidental sobre su aliado en Oriente Próximo.

Pero si no hay duda de que Moscú ganó este viernes, lo que está menos claro es qué ganó, y durante cuánto tiempo. Los expertos consideran improbable que Yanukóvich se lance definitivamente en brazos de Rusia adhiriéndose a su Unión Aduanera. Es más probable que el presidente ucranio trate de mantenerse en tierra de nadie para no exacerbar los ánimos del segmento proeuropeo de la sociedad ucrania y sonsacar mejores ofertas a los dos postores.

Pero no tendrá juego fácil. En un vídeo divulgado por la presidencia lituana, se ve un esclarecedor encuentro del líder ucranio con Angela Merkel durante una recepción para jefes de Estado y de Gobierno. La canciller alemana saluda a Yanukóvich diciéndole: “Me alegro de verle aquí”. Tras un momento de reflexión, Merkel prosigue: “Pero esperábamos más”.

La UE tiene un gran interés estratégico en atraer Ucrania en su órbita, pero no va a ser fácil convencerla para que desembolse en medio de una crisis que todavía deprime buena parte del continente. El temor a establecer un mal antecedente también pesa. Ya se verá qué está dispuesto a ofrecer el inquilino del Kremlin para retener el más jugoso pedazo del antiguo imperio desmembrado.

España viaja al Este, pero mira al Sur

MIGUEL GONZÁLEZ, Vilna

En línea con los otros mandatarios europeos, el español Mariano Rajoy rechazó las negociaciones a tres bandas con la UE y Rusia reclamadas por el presidente de Ucrania, Víktor Yanukóvich, y también la posibilidad de ofrecer a este último un paquete de ayuda financiera para compensar las represalias económicas con las que le amenaza Moscú. “Las reglas del juego deben ser iguales para todos porque, si no es así, acabaríamos convirtiendo esto en una subasta”, argumentó. Rajoy aprovechó su presencia en Vilna para mantener encuentros bilaterales con el propio Yanukóvich y con los líderes de Armenia, Serzh Sargsyan, y Azerbayán, Ilham Aliyev. Este último país, rico en hidrocarburos, es el que más interesa a España, como prueba el hecho de que por vez primera se haya destacado un diplomático en Bakú, “empotrado” en la representación de la UE.

Aunque España tiene hasta ahora escasos intereses en las seis exrepúblicas soviéticas del partenariado oriental, Rajoy no quiso perderse esta cumbre. Consideraba, según fuentes diplomáticas, que no podía darle la espalda si pretende que la UE impulse las relaciones de vecindad con los países del sur (Mediterráneo y norte de África), que son los que de verdad le preocupan. El temor a que un incremento de la cooperación con el Este privase de recursos al sur (hasta ahora, por una norma no escrita, la UE destina a la primera la mitad de fondos que a la segunda) se esfumó con el portazo de Ucrania. Tal vez por eso Rajoy salió de la cumbre más satisfecho que la mayoría de sus homólogos, confiado en que el acuerdo de asociación con Ucrania se firmará cuando las “circunstancias políticas” lo permitan. Sin privilegios ni propinas.

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Sobre la firma

Andrea Rizzi
Corresponsal de asuntos globales de EL PAÍS y autor de una columna dedicada a cuestiones europeas que se publica los sábados. Anteriormente fue redactor jefe de Internacional y subdirector de Opinión del diario. Es licenciado en Derecho (La Sapienza, Roma) máster en Periodismo (UAM/EL PAÍS, Madrid) y en Derecho de la UE (IEE/ULB, Bruselas).

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