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Negro y mendigo, el primer condenado por las protestas de junio en Brasil

Rafael Braga Vieira ha sido castigado con cinco años de prisión por el delito de tenencia ilegal de artefactos incendiarios. Llevaba dos botellas con desinfectante y lejía

Manifestantes en una barricada en Belo Horizonte.
Manifestantes en una barricada en Belo Horizonte.Sebastiao Moreira (EFE)

Un negro, joven, que vive en la calle y que recolecta materiales reciclables. Ese es el perfil de la primera y única persona condenada hasta ahora por actos cometidos durante la ola de protestas que tomó Brasil el pasado mes de junio.

Rafael Braga Vieira, de 25 años, fue detenido el 20 de junio en Río de Janeiro durante un acto que reunió cerca de 300.000 personas. Fue condenado el último lunes, día 2 de diciembre, a cinco años de prisión por el crimen de porte ilegal de artefacto incendiário.

Cuando lo detuvieron, Vieira estaba con dos botellas de plástico, una era de desinfectante de la marca Pino Sol y la otra de lejía. La acusación dice que ambas iban a ser usadas como um cóctel molotov. La defensa alegó que las pruebas se adulteraron y, aun así, que no sería posible que los envases se usasen como armas, porque las botellas de plástico no explotarían en contacto con superficies rígidas. Sin la explosión, el arma perdería su función.

Un informe elaborado por peritos de la policía concluyó que en una de las botellas no había material inflamable. En la otra, había 400 mililítros, con mínimo poder de combustión.

En su testimonio, Vieira alegó que estaba solo con productos de limpieza que tomó de una tienda invadida en la que él solía dormir. Vieira negó que tuviera la intención de atacar algo o a alguien con esos productos.

En su decisión, el juez Guilherme Schilling Pollo Duarte diferenció malos y buenos manifestantes y afirmó que la justificación del acusado era pueril e inverosímil. El juez se basó en el testimonio de un policía que afirmaba que Vieira estaba con dos artefactos semejantes a cócteles molotov.

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Como Vieira ya había sido condenado en otras dos ocasiones, en 2006 y 2008, por robo, el magistrado Duarte decidió que su pena debería aproximarse al tiempo máximo de punición para quien comete ese tipo de delitos, que es de seis años.

Vieira no fue el único detenido por la policía portando productos que no son ilegales. En las primeras manifestaciones de São Paulo, decenas de manifestantes fueron detenidos por llevar vinagre, pero ninguno de ellos fue preso.

El condenado cumplirá su pena en el complejo de Japeri, en el Estado de Río de Janeiro, al menos hasta que el Tribunal de Justicia analice el recurso de la Defensoria Pública. De momento, Vieira engrosará la lista de 295.000 negros y mestizos que ocupan las cárceles brasileñas, lo que representa 57% de la población carcelaria.

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