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Los brasileños baten el récord de gastos en el extranjero

Los turistas de ese país gastaron más de 21.000 millones de dólares en viajes internacionales hasta octubre de este año, casi diez veces más que en 2002

Movimiento en el aeropuerto internacional de Brasilia, en imagen de archivo.
Movimiento en el aeropuerto internacional de Brasilia, en imagen de archivo.Elza Fiuza/ABr

Los gastos de los brasileños en viajes al exterior no paran de batir récords, a pesar de la desaceleración de la economía y del alza del dólar frente al real. Entre 2002 y 2012, se multiplicaron por diez. El aumento de la renta y la baja tasa de desempleo podrían explicar ese fenómeno. Pero también otros factores, como la subida de los precios de los productos en el país, que han hecho que Florida, en Estados Unidos, esté entre los destinos más buscados.

En octubre último, los gastos de los brasileños en viajes al extranjero llegaron a 2.314 millones de dólares (1.685 millones de euros), según los datos más recientes del Banco Central, casi un 11% de más que en el mismo mes del año pasado, un récord. Desde enero, los brasileños han desembolsado 21,2 billones de dólares fuera de sus fronteras. Todo indica que hasta final del año, los gastos en viajes internacionales van a superar el resultado de 2012, cuando los turistas brasileños se dejaron en tiendas, restaurantes, museos y afines el equivalente a 22.200 millones de dólares (16.150 millones de euros).

Orlando y Miami, en el estado estadounidense de Florida, estuvieron entre los tres destinos más buscados por los brasileños al cierre del primer semestre, según el estudio Hotel Price Index (HPI), realizado por el portal Hoteis.com. Las dos ciudades ya parecen íntimas de los brasileños, porque ofertan además de atracciones turísticas, un paraíso para el consumo a precios sugerentes. Un informe de la inmobiliaria Élite International Realty en septiembre mostraba que un apartamento en Río de Janeiro y en São Paulo, por ejemplo, podía llegar a costar hasta 60% más caro que en Miami.

“Tenemos un país en el que los productos son muy caros. La [videoconsola] Playstation es la más cara del mundo, el iPhone es el más caro del mundo. En EE UU es difícil pensar en algo más caro y de menor calidad”, afirma Samy Daña, profesor de la Escuela de Economía de la Fundación Getulio Vargas (FGV). “Con la diferencia de precio de una Playstation entre los dos países, el turista se paga el viaje”, evalúa.

La videoconsola de Sony en Estados Unidos cuesta el equivalente a 930 reales (290 euros), mientras en Brasil vale 4.000 reales (1.250 euros).

Se trata de un contrasentido, en el cual el consumidor brasileño que tiene dinero para gastar, prefiere hacerlo fuera, en vez de comprar en el país. Mientras, el Producto Interior Bruto (PIB) se contrajo un 0,5% en el tercer trimestre. El boletín Focus del Banco Central, que reúne previsiones de los bancos y consultorías sobre la economía, estimó el pasado lunes que el país deberá crecer alrededor del 2,3% en el total de 2013.

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“Deberíamos preguntarnos por qué somos tan caros, y no hacer que los productos de otros países sean se encarezcan por nuestros impuestos”, completa Daña.

La moneda norteamericana, por su parte, acumuló subidas del 14% en comparación al real en 2013, lo que, en teoría, haría más difícil la vida de los que piensan salir del país y gastar en sus viajes. “La renta en Brasil es alta, lo que sumado a un desempleo bajo, estimula el crédito”, explica, por su parte, el economista-jefe de la Gradual Investimentos, André Perfeito.

La tasa de paro cayó al 5,2% en octubre, la menor registrada en ese mes desde 2002, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). Perfeito añade que una mayor segmentación del sector de turismo y las tarjetas pre-pagadas en moneda extranjera también han servido como incentivos recientes a los viajes de los brasileños al exterior.

La contrapartida, sin embargo, es muy desfavorable para Brasil. Los gastos de los extranjeros en el país fueron de 5.570 millones de dólares (4.050 millones de euros) entre enero y octubre de este año, un cuarto de lo que los brasileños gastaron fuera en ese período.

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