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La ONU pide para Siria el mayor fondo de donantes de su historia

El objetivo es obtener 4.720 millones para refugiados y desplazados en 2014

Niños sirios juegan con nieve en un campo de refugiados en Líbano.
Niños sirios juegan con nieve en un campo de refugiados en Líbano.AFP

Naciones Unidas lanzó ayer un llamamiento angustiado a la comunidad internacional para que aporte fondos para financiar la ayuda humanitaria en Siria durante 2014. La previsión es de un “empeoramiento” de la crisis, tanto para los 6,5 millones de desplazados en el país como para los casi 2,5 millones exiliados en estados vecinos. La ONU calcula que necesita al menos 4.720 millones de euros para dar una atención ajustada a sus múltiples carencias. Nunca antes se había pedido tanto dinero para atender un único conflicto.

Desde Ginebra, la coordinadora de ayuda de emergencia de la ONU, Valerie Amos, y el alto comisionado para los refugiados, Antonio Guterres, explicaron que casi el 35% de este fondo se dedicará a 9,3 millones de beneficiarios potenciales aún residentes en Siria, que necesitan la ayuda “de manera crítica”. El resto se destinará a Líbano, Irak, Jordania, Turquía y Egipto, países de acogida de la diáspora, donde los sirios pasan “extrema necesidad”. Hay más de cien entidades, entre agencias oficiales de Naciones Unidas, ONG locales e internacionales, esperando a que llegue el dinero para asistir a la población.

La contienda comenzó en marzo de 2011 y ha sido calificada por la ONU de “espantosa” y “aterradora”. Tan grave es la situación que Amos y Guterres no hablaron más que de “salvar vidas”. Ese es el objetivo esencial. “Esto va más allá de cualquier cosa que hayamos visto en muchos, muchos años. Por eso la necesidad de una solución política se hace aún mayor”, alentó el político portugués, con la mirada puesta en la conferencia de paz del próximo 22 de enero, que también se celebrará en Ginebra.

Siria acapara algo más de la mitad del llamamiento global de asistencia que hace la ONU para los próximos 12 meses, que asciende a casi 9.400 millones de euros, con los que quieren auxiliar a 52 millones de personas en 17 países. Ahora la duda está, reconoció Amos, en ver el grado de compromiso de las potencias más pudientes con el conflicto civil del país árabe.

No sólo se necesita dinero, sino unas condiciones mínimas de seguridad. Eso es lo que ha faltado en la zona de Al Hasakah, en el noreste de Siria, donde hasta el pasado domingo ha sido imposible hacer llegar la ayuda. Los combates entre yihadistas y kurdos sobre una tierra ya arrasada por los bombardeo del régimen de Damasco hacían imposible la entrada de personal y bienes. El pasado 15 de diciembre, por primera vez en 33 meses de conflicto, se fletó un avión con materiales de primera necesidad entre Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, y Qamishli, centro administrativo de Al Hasakah. El porte abre un puente aéreo que estará activo durante los próximos diez días.

La creación de pasillos humanitarios para permitir la entrada de ayuda, sin ataques ni asaltos, nunca ha prosperado en los debates mantenidos en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Ahora llega ayuda también por tierra vía Líbano, pero no desde Turquía o Jordania, porque Bachar el Asad ha denegado el permiso de paso de los vehículos.

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El bloqueo de los convoyes de ayuda coincidió con el éxodo masivo de sirios, sobre todo de origen kurdo, que el pasado agosto cruzaron a Irak, más de 40.000 en apenas cinco días. Los clanes islamistas han incrementadao su influencia este otoño y han inutilizado las carreteras.

“Hace mucho tiempo que no tenemos estimaciones de la zona”, reconoce Matthew Hollingworth, Alto Comisionado del Programa Mundial de Alimentos (PMA), que, sin embargo, confía en que podrán asistir a un grupo de entre 55.000 y 60.000 desplazados “particularmente vulnerables”, de las 188.000 personas que hoy malviven en Al Hasakah. El primer avión del PMA hizo llegar 40 toneladas de alimentos que alimentarán a 30.000 personas durante un mes. ACNUR enviará 300 toneladas de mantas y kits de emergencia y UNICEF se encargará de los suministros médicos.

Fuente: ACNUR.
Fuente: ACNUR.EL PAÍS

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