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La Historia vista desde el tribunal

La juez Yassmín Barrios se metió en el ojo de un huracán el día que se sentó delante del general Ríos Montt para juzgarlo por genocidio en Guatemala

Pablo Ximénez de Sandoval
La juez Yassmín Barrios, el 6 de diciembre en Madrid.
La juez Yassmín Barrios, el 6 de diciembre en Madrid.BERNARDO PÉREZ

Por mucho que se empeñe la juez Yassmín Barrios, la sentencia que dictó el pasado 10 de mayo no es una más. Ese día, el general José Efraín Ríos Montt, de 87 años, que fue presidente de Guatemala entre 1982 y 1983 tras un golpe militar, se convirtió en el primer jefe de Estado condenado por genocidio por los tribunales de su propio país. No puede considerarse algo normal en la rutina del Tribunal Penal de Mayor Riesgo, sección A, de Guatemala. Ella insiste en que el tribunal no hizo nada que no haga todos los días, que no trató al acusado o a los testigos de forma especial, que se limitaron a evaluar las pruebas y decidir. Pero la sentencia a 80 años de prisión contra Ríos Montt ha abierto heridas profundas en el país centroamericano. Mientras en el extranjero se ve como un triunfo de la justicia y contra la impunidad, en Guatemala ha desatado un amargo debate nacional del que Barrios no puede escapar. Para parte del país, es una heroína contra la impunidad. Para otra, una prevaricadora que ha humillado a Guatemala con una sentencia manipulada.

Para parte del país, es una heroína contra la impunidad. Para otra, una prevaricadora que ha humillado a Guatemala

La tormenta alrededor de Yassmín Barrios le hizo recluirse en su juzgado. Solo cuando sale al extranjero, como estos días en España para recibir el Premio Derechos Humanos del Consejo General de la Abogacía, accede (y no del todo relajada) a contar su versión del juicio y a responder a algunas de las críticas más duras.

“Me acusan injustamente. Yo me preocupo de hacer justicia para los demás. Espero que algún día hagan justicia conmigo”, dice Barrios. Explica varias veces, con distintas formulaciones, que no hay margen de discrecionalidad en el proceso. Que un tribunal penal no puede manipular un juicio ni aunque quiera. Es una cuestión importante para ella, porque buena parte de su país piensa que fue un juicio dirigido. “Todo el proceso estaba viciado y era tendencioso”, decía el pasado mes de junio Danilo Rodríguez, uno de los abogados de Ríos Montt.

Las fechas clave del proceso

  • Entre marzo de 1982 y agosto de 1983, el general José Efraín Ríos Montt presidió un Gobierno de facto en Guatemala. La acusación por genocidio lo considera responsable de 1.771 muertes documentadas de mayas de la etnia ixil en el área del Quiché durante esos años.
  • 19 de marzo de 2013. Se inicia el juicio en el tribunal que preside Yassmín Barrios, que expulsa a un abogado.
  • 10 de mayo. Condena a 80 años de prisión contra Ríos Montt por genocidio y delitos de lesa humanidad.
  • 20 de mayo. La Corte Constitucional anula la sentencia y ordena que se repita casi todo el proceso por el incidente con el abogado.
  • 11 de junio. Ríos Montt deja el hospital militar y pasa a arresto domiciliario en espera de juicio.
  • 22 de octubre. La Corte Constitucional establece una doctrina por la que Ríos Montt puede ser amnistiado.
  • 5 de enero 2015. Fecha en la que debe comenzar la repetición del juicio.

“Es una cuestión académica, científica, de derecho penal”, responde Barrios. “Acusación, confrontación con las pruebas y determinación de la responsabilidad en función de las pruebas. Es tan imparcial la sentencia, que fue condenado Ríos Montt y absuelto el señor Mauricio Rodríguez [el general juzgado junto al exdictador]. No se demostró la participación de la otra persona”. Sin embargo, hasta eso se ha visto como una estrategia para legitimar la sentencia. “No hay ninguna estrategia. Es honor a la verdad y a la justicia”.

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Entre sus defensores, el abogado Héctor Rosada, que participó como perito de la acusación, afirmó el pasado junio: “Esta sentencia es un triunfo de las mujeres. Yassmín, Barrios, que hizo la sentencia, [la abogada española] Paloma Soria, que hizo el peritaje sobre las violaciones [las agresiones sexuales a las indígenas fueron una clave importante de la condena] y Claudia Paz, la fiscal”.

Esa circunstancia ha hecho que muchos vean machismo detrás de las críticas al tribunal. “Por supuesto que sí [lo hay]”, responde Barrios. “Estoy segura de que si es un hombre quien dirige la audiencia no le hubieran faltado al respeto como lo hicieron conmigo”, añade. “Al ver que es una mujer la que tiene la función de juzgadora, se le falta al respeto y se la quiere minimizar por ser mujer. No se quiere reconocer la capacidad profesional”.

Yassmín Barrios nació en Ciudad de Guatemala. Vive en la Zona 7. Está soltera y no tiene hijos. Es doctora en Derecho, abogada y notaria, máster en derecho Penal, máster en Constitucional, empezó a trabajar como juez de sentencia penal el 3 de junio de 1996. No revela su edad, ni datos familiares, dice que por seguridad.

Me acusan injustamente. Yo me preocupo de hacer justicia para los demás. Espero que algún día hagan justicia conmigo

Algunos ataques a Barrios son especialmente personales. A modo de ejemplo, durante una entrevista el pasado junio, Ricardo Méndez Ruiz, víctima de la guerrilla en los años ochenta y hoy presidente de la Fundación contra el Terrorismo (considerada una voz de la derecha terrateniente) decía que el juicio había sido “político, totalitario”. Méndez Ruiz cree que la misma guerrilla que intentó tomar el poder y fracasó, ahora ha logrado vengarse introduciéndose en el aparato de Justicia. De la juez Barrios decía que “esa mujer no puede ser juez ni de tránsito, se le ve que tiene un desequilibrio emocional”. Méndez Ruiz, que participa en una campaña para negar el genocidio en Guatemala, afirmaba entonces sobre Barrios: “Si hubieran puesto a otro con cierta habilidad histriónica para controlarse y dictar sentencia, para nosotros no sería tan fácil descalificarlo. Pero cogieron a una desequilibrada”.

Se refería sobre todo a los gestos que supuestamente hizo Barrios tras leer la sentencia. El regocijo de las víctimas en la sala y la excitación general desataron un desorden en medio del cual, según los críticos, Barrios agradeció y celebró el apoyo como una estrella de cine. “Yo no estaba celebrando nada. Yo estaba poniendo orden”, responde. Los gestos con los brazos eran “para decir que se sentaran. Mi obligación era primero velar por los acusados, que no les pasara nada, y evitar que hubiera indisciplina”. También hizo gestos

Estoy segura de que si es un hombre quien dirige la audiencia no le hubieran faltado al respeto como lo hicieron conmigo

“de agradecimiento, porque estaban aplaudiendo, pero era para decir ya [basta], porque no me escuchaban lo que gritaba”. La juez no acepta que unos gestos en la lectura de la sentencia sirvan para descalificarla. “Somos tres jueces, los tres dictamos la sentencia. No se puede hablar de que se perdió la imparcialidad por hacer ese gesto”.

La sentencia fue anulada por la Corte Constitucional de Guatemala el 20 de mayo por apreciar un error procesal, provocado por uno de los múltiples recursos y recusaciones que interpuso la defensa del general. Barrios admite que no vio las consecuencias que podían llegar a tener esos recursos. “Entendemos ahora que ha pasado el tiempo que es una parte de la serie de estrategias que utilizaron durante el proceso”, dice. “Ellos manejaron muchas estrategias, más allá de lo procesal. Estrategias de orden mediático, político. Nosotros [el tribunal] somos solo académicos”.

Ellos manejaron muchas estrategias, más allá de lo procesal. Estrategias de orden mediático, político. Nosotros [el tribunal] somos solo académicos

Igual que una parte del país vio la sentencia de Barrios como política, ahora es la otra parte la que dice abiertamente que la anulación por parte de la Corte Constitucional (en una sentencia dividida, de tres jueces contra dos) también lo es. “Nosotros ya habíamos dictado sentencia, no hay razón para desilusionarse. En la sentencia aparece todo lo que los jueces valoramos. Respetamos lo que dice la Corte porque es un órgano superior, más no compartimos”. El juicio debe ahora repetirse casi en su totalidad. Lo hará otro tribunal, pues Barrios y sus compañeros ya han emitido opinión. Ríos Montt nunca llegó a entrar en prisión. Estuvo en un hospital militar y ahora espera juicio en arresto domiciliario. Además, la Corte Constitucional ha establecido recientemente un criterio según el cual el exdictador podría llegar a ser amnistiado.

A pesar de que la sentencia solo vivió 10 días, es un texto que ya ha entrado en la historia de los Derechos Humanos y la juez Yassmín Barrios con ella. “Pese a todas las críticas, dimos lo mejor de nosotros mismos y devolvimos al pueblo de Guatemala la credibilidad en la institución de la justicia. Demostramos que se podían aplicar en Guatemala los estándares internacionales de justicia”.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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