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Un policía mata a un hombre en una protesta por los cortes de luz en Argentina

El uniformado iba de civil y disparó contra un piquete en las calles de Buenos Aires

Los cortes de luz intermitentes y aleatorios en zonas puntuales de Buenos Aires continúan por la alta demanda eléctrica ante el intenso calor del verano austral. Los vecinos que los sufren acaban hartándose y muchos de ellos, cuando llevan más de 48 horas sin servicio, se manifiestan cortando las calles de su barrio. El piquete es el método de protesta más habitual en Argentina desde hace casi 20 años. En los últimos diez años de gobiernos kirchneristas, la decisión oficial ha sido dejar de reprimir bloqueos para evitar los habituales excesos policiales, pero este martes a las dos de la madrugada un policía vestido de civil se topó con unos usuarios que cortaban una calle de Flores, el barrio de clase media donde nació el papa Francisco, y baleó a uno de ellos por impedirle el tránsito. La víctima, Ángel Duarte, chófer de 40 años, murió 12 horas después.

No es que el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner hubiese ordenado una represión contra los piquetes por los cortes de luz sino que a este cabo de la Policía Federal, Nicolás Encinas, que estaba fuera de servicio, se le alteraron los nervios ante la interrupción del tránsito. Él iba con su coche y, en lugar de desviarse, abusó de su autoridad, tomó su arma nueve milímetros y disparó contra los vecinos que llevaban días sin luz.

A principios de diciembre, las policías de 20 de las 23 provincias argentinas se declararon en huelga y dejaron libertad en las calles para saqueos de comercios, aprovechando el caldo de cultivo de una pobreza que afecta a más del 20% de la población. Unas 14 personas murieron en enfrentamientos y los gobiernos provinciales finalmente concedieron fuertes aumentos salariales a los uniformados, con el consiguiente impacto en el déficit fiscal de Argentina (superior al 2% del PIB).

En varias provincias, los gobernadores y la justicia han comprobado que los propios agentes incentivaron los saqueos. Más de una docena de ellos han sido detenidos, varios jefes fueron desplazados e incluso en uno de esos distritos, la norteña Chaco, fue suspendido el aumento de nóminas por el contexto de extorsión en el que se había otorgado.

En el caso del asesinato de este martes, el agresor ya ha sido detenido y desplazado de la Policía Federal por el jefe de la fuerza.

A la crisis policial le sucedió en Argentina la de los cortes de electricidad. Las interrupciones no han sido masivas. No ha habido apagones de barrios o ciudades enteras, pero la semana pasada algunas manzanas de Buenos Aires permanecieron casi una semana sin electricidad. Por eso, el jefe de Gabinete de Ministros, Jorge Capitanich, convocó a directivos de las dos distribuidoras eléctricas porteñas, Edenor (de capitales argentinos) y Edesur (de la española Endesa, a su vez propiedad de la italiana ENEL) y les advirtió que si no cumplían con sus obligaciones iban a ser reestatalizadas.

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Capitanich había asumido el cargo hace poco más de un mes con muchos bríos, con la imagen de un eventual sucesor de Fernández para las elecciones de 2015, pero los conflictos policiales y eléctricos le han supuesto los primeros retos.

Una portavoz de la filial de Endesa prometió el pasado viernes que entre ese día y el fin de semana se arreglarían todos los cortes. Y así fue en general, pero las altas temperaturas han continuado estimulando la demanda eléctrica y los cortes se siguen repitiendo en sitios puntuales. La portavoz de Edesur se quejó también de las bajas tarifas, que no han aumentado para los hogares de barrios de clases media y baja desde la crisis argentina de 2002, pese a la elevada inflación acumulada. Según su opinión, el nivel de las tarifas impide prestar un servicio de calidad.

El Gobierno de Fernández consideró que esas declaraciones como una extorsión. Tanto la filial de Endesa como Edenor, propiedad del argentino Marcelo Mindlin, prevén que en esta Nochebuena pueden volver a producirse interrupciones del servicio mientras las familias se reúnen a cenar bajo un calor intenso y con los equipos de aire acondicionado o ventiladores encendidos.

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