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Columna
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Brasil, destino turístico de 2014

Mientras algunos medios apuntan al país como el principal receptor de turistas para el próximo año, el desafío de Brasil es recibir bien a potenciales visitantes en el Mundial, abriendo las puertas también para los Juegos Olímpicos

Carla Jiménez
Aficionados de Brasil en la Copa Confederaciones.
Aficionados de Brasil en la Copa Confederaciones. K. Pfaffenbach (REUTERS)

Brasil nunca estuvo tan expuesto al mundo como en 2013. De los problemas con la planificación para el Mundial y el coste exagerado de las obras a las protestas de junio que tomaron todo el territorio nacional, el país está en el punto de mira del planeta. Hasta el escote de la presentadora Fernanda Lima en el sorteo del Mundial fue noticia fuera. En 2014 no será diferente. Somos protagonistas para algunos medios internacionales, como la guía Lonely Planet y CNN, que ya eligieron Brasil como destino preferido de 2014. La pasión por el fútbol en el país pentacampeón explica la curiosidad.

Es una responsabilidad grande, que puede atraer a más o menos turistas para los Juegos Olímpicos de 2016. Los estadios deben estar listos en las 12 ciudades sedes, y la infraestructura aeroportuaria, estar a la altura de la ocasión. ¿Habrá problemas? Tal vez. Los proyectos de movilidad urbana han avanzado poco o casi nada, pero los festivos en días de juego deberían facilitar los desplazamientos.

Las experiencias con el Carnaval en el Río de Janeiro, que recibe turistas todos los años,  es una óptima referencia. A la hora de la verdad, los brasileños acaban haciendo lo necesario para cumplir la misión. Hasta el fin de este año, el país debe recibir poco más de seis millones de turistas, y la expectativa es que ese número crezca el año que viene. De ese total, tres millones llegan de los países vecinos. Brasil no es un país donde la población domine otros idiomas, pero lo que falta en conocimiento, sobra en esfuerzo para hacerse entender.

Los brasileños son muy afables y establecen amistades, aunque sea por corto espacio de tiempo, con mucha facilidad. Cuando el tema de conversación es el fútbol y el equipo coincide que es Brasil, uno se vuelve rápidamente el mejor amigo.

La puerta de entrada de los visitantes serán las 12 ciudades sedes de los juegos. En algunas, como Cuiabá, Salvador, Fortaleza, Natal y Manaus, el calor es una atracción aparte. A pesar de que los partidos se jugarán en invierno, son localidades calientes el año entero. Otras, como Curitiba y Porto Alegre, en el sur del país, conservan las temperaturas más bajas del país. 

Uno de los desafíos del evento que se aproxima es la garantía de seguridad de los turistas. Se trata de un problema general en Brasil, que exige algunos rituales básicos que los propios habitantes de grandes capitales brasileñas necesitan cumplir diariamente. No se asuste con las peleas de aficiones transmitidas por televisión, como fue el caso del partido entre el Vasco y el Atlético Paranaense en el campeonato Brasileiro hace algunas semanas. Son excepciones, y los partidos de la selección reúnen a familias enteras.

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Feliz, o infelizmente, el Mundial es uno de los pocos eventos que unen a los brasileños en alegría, de norte a sur del país, independiente del credo político o del equipo que se siga de corazón. Es como si, por algunas semanas, el espíritu de Navidad, el que nos hace más solidarios el día 24 de diciembre, nos invadiera totalmente, y nos hiciéramos más nacionalistas que nunca.

Asistir a un juego de la canarinha en un bar junto a autóctonos es una experiencia inolvidable, de las que el visitante se lleva tatuada en la memoria. Pedimos disculpas anticipadas por los dolores de cabeza que tendrán con eventuales retrasos, tráfico o improvisaciones. Nosotros sabemos con lo que se van a irritar, pues nosotros lo hacemos todos los días con los fallos que cuesta corregir aquí.

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Sobre la firma

Carla Jiménez
Directora de EL PAÍS en Brasil desde 2018. Trabajó en O Estado de S. Paulo, Agência Estado, revista Época e IstoéDinheiro. Nació en Chile, creció en Brasil. Es formada en Periodismo por la Universidad Cásper Líbero, con especialización en Economía en la Fipe/USP. Forma parte de EL PAÍS desde 2013.

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