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Columna
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Huellas de 2014

Los nacionalismos, determinantes en 1914 en la gestación de la Gran Guerra, lastran hoy a la UE

Francisco G. Basterra

En agosto se cumplirán 100 años del auténtico arranque del siglo XX, la inimaginable carnicería de la Primera Guerra Mundial, la Gran Guerra, que señaló el hundimiento de los imperios europeos; en otoño recordaremos los 25 años de la caída del Muro de Berlín, seguida del desplome del comunismo y la implosión de la URSS. Los confines de lo que bautizó como el siglo XX corto el historiador británico Eric Hobsbawn, el siglo que destruyó todos los ideales. Estos antecedentes hacen de este 2014 que acabamos de arrancar un año histórico por partida doble. Hace solo un siglo desaparecía un mundo. “Las lámparas se apagan en toda Europa. No volveremos a verlas encendidas antes de morir”, vaticinó el ministro británico de Exteriores, Edward Grey. Si aceptamos este calendario cumpliremos este año un cuarto del siglo XXI.

No hay bola de cristal para algo tan incierto como la historia y los hombres que la hacen. El físico Niels Bohr ya nos advirtió de que las predicciones son muy difíciles, sobre todo si se hacen respecto al futuro. Pero sí podemos señalar las huellas dactilares que definirán el desarrollo de los acontecimientos internacionales en 2014. Algunas de estas semillas son incluso centenarias. Los nacionalismos, determinantes en 1914 para ir a una guerra global por un incidente localizado: el asesinato en Sarajevo del heredero del imperio austro-húngaro por un terrorista serbio. El terrorismo y la respuesta al mismo, ¿Dónde arraigará el terrorismo de Al Qaeda cuando a finales de año EE UU cierre la “buena guerra” de Afganistán? El miedo al rearme del vecino o el patriotismo como aglutinante para enfrentar al enemigo externo. Un chispazo en el mar del Este de China, que implicara a Japón y a Pekín y obligara a una respuesta de EE UU podría conducir a una guerra regional que enfrentaría a potencias nucleares. ¿Es la China de Xi Jinping el poder equivalente al imperio alemán? ¿El sueño chino será agresivo o solo busca el respeto debido a una superpotencia?

Los nacionalismos lastran hoy a la UE y 2014 decidirá si Escocia y Cataluña se escinden de Reino Unido y España. En Europa crecen los populismos y el miedo al otro, a los bárbaros, por diferentes, manifestando una esquizofrenia defensiva en el viejo continente que diluye los valores de libertad, igualdad, solidaridad y justicia que edificaron la Unión. El Reino Unido de Cameron desata una caza de brujas contra rumanos y búlgaros que ya pueden trabajar libremente desde el 1 de enero. Aterriza en Londres el ciudadano rumano Víctor Spirescu, primero de una inexistente invasión. Aclara que trabajará lavando coches, que no viene a robar oportunidades a ningún británico y que ni siquiera sabe lo que es el National Health Service. Solo quiere trabajar duro, y ahorrar para regresar a su país, donde ha dejado a su familia. “El miedo a los bárbaros es lo que amenaza con convertirnos en bárbaros”, alerta el historiador franco-búlgaro Todorov.

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