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Portugal prepara su regreso a los mercados de deuda

Lisboa tantea a los inversores con una emisión de bonos a cinco años El país saldrá del programa de la troika en mayo

Antonio Jiménez Barca
El primer ministro luso, Passos Coelho (izda), y el presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durão Barroso.
El primer ministro luso, Passos Coelho (izda), y el presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durão Barroso. EFE

Desde que en abril de 2011 Portugal hincó la rodilla y solicitó el rescate económico para salvarse de la bancarrota, ha mirado a sus dos principales compañeros de desgracia (Irlanda y Grecia) de forma muy distinta. Irlanda siempre ha sido el ejemplo a seguir y el lugar hacia el que arrimarse. Y lo sigue siendo. En diciembre, el país anglosajón consiguió abandonar el amparo de la troika sin solicitar más ayudas por sus propios medios financieros. Esta semana, además, ha logrado emitir deuda a 10 años a un interés del 3,75%.

La noticia ha sido ampliamente difundida, comentada (y envidiada) en Portugal, que a pesar de los actuales vientos favorables de los mercados, aún arrastra intereses a 10 años que rozan el 5,4%. Bajos, si se comparan con los de meses anteriores (cuando se desató la crisis superaban el 7%), pero altos si se miran a la luz de la exitosa Irlanda. Por otro lado, observa a Grecia, tratando de apartarse de ella y de su maleficio. Así, los medios portugueses hablan a la vez de la ausencia de segundo rescate para Irlanda y de la posibilidad de un tercero para Grecia. ¿Y Portugal?

En mayo, el país abandonará el amparo de la troika y deberá salir al mercado por sus propios medios. Será el momento decisivo de la economía y la sociedad lusa. Hay quien asegura que no podrá sola y que necesitará una suerte de paquete de medidas cautelares, una especie de rescate blando. Nadie sabe aún qué condiciones traerá y si implicará —lo que parece probable— más raciones de recortes. Este jueves, Lisboa tanteará los mercados con una emisión sindicada —reducida a un grupo limitado de bancos— de bonos a cinco años, por primera vez en un año.

Con todo, hay señales optimistas que indican que Portugal, como Europa, ha pasado lo peor: el consumo de electricidad aumentó en 2013, las ventas de coches también comenzaron a subir el año pasado y el paro desciende poco a poco. Y se prevé que la semana próxima la agencia de calificación Standard & Poor's revise la nota de la deuda portuguesa Portugal de negativo a estable.

Ahora hace falta que esa mejoría la noten los portugueses, ya que los ingentes recortes aplicados en estos años han dejado marcas difíciles de sortear: la brutal subida de impuestos, la eliminación de pagas extras a funcionarios y pensionistas, la bajada de salarios, la subida del IVA (hasta el 23%) han dejado a la clase media a un paso de desaparecer.

Por eso serán poco admisibles nuevos ajustes. La propia Christine Lagarde, directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI, uno de los acreedores de la troika), admitió en diciembre que las medidas de austeridad se habían aplicado demasiado incisivamente y demasiado rápido en países como Grecia y Portugal, en una declaración que llenó de estupefacción (y cierto malestar) al Gobierno portugués y a buena parte de la población.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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