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El precio a pagar por querer prohibir la poligamia en Marruecos

Un clérigo radical tacha a Driss Lachgar de “infiel” y “apostata” y autoriza a que se le mate El silencio del Gobierno, mayoritariamente islamista, disgusta a los sectores laicos y moderados Tras esperar diez días la fiscalía de Casablanca abre, por fin, diligencias

El líder socialista de Marruecos, Driss Lachgar, con su homólogo belga en noviembre.
El líder socialista de Marruecos, Driss Lachgar, con su homólogo belga en noviembre.BENOIT DOPPAGNE (AFP)

Driss Lachgar, el primer secretario de los socialistas marroquíes, hizo un discurso valiente y arriesgado. Se mostró partidario de prohibir la poligamia y las bodas con menores de edad y abogó por abrir en Marruecos los debates sobre la legalización aborto y un reparto justo de la herencia, cuyo reparto perjudica por ley a las mujeres.

Lachgar, de 59 años, pronunció estas palabras a finales de diciembre en la inauguración del séptimo congreso de las mujeres socialistas. Recalcó que las leyes discriminatorias carecen tanto más de sentido cuanto que es la mujer la que sostiene con sus ingresos el 19,3% de los hogares marroquíes en zona urbana y el 12,3% en zona rural. Le aplaudieron a rabiar.

Desde la aprobación, hace ya 11 años, de la nueva mudawana (código de familia), impulsada por el rey Mohamed VI, la situación de la mujer marroquí ha mejorado, pero sin llegar a equipararse a la de Túnez, donde goza prácticamente de los mismos derechos que los hombres. La poligamia sigue siendo legal en Marruecos, pero desde 2003 se requiere el visto bueno de las esposas previas y la autorización de un juez.

Las palabras de Lachgar disgustaron al conjunto de las fuerzas islamistas. Su prensa lo reflejó. El malestar se percibió incluso en la calle cuando, el 2 de enero, un grupo de espectadores exhibió una gigantesca pancarta en el estadio de Casablanca al iniciarse el partido entre el Raja, el equipo local, y el Kwakab, de Marraquech. En ella se podía leer: “Lachgar: teme a Alá antes que a la muerte”.

Días antes, el 27 de diciembre, Abdelhamid Abou Naim, eximán de la mezquita de Dar al Talaba de Casablanca, había, en la práctica, condenado a muerte a Lachgar en un largo vídeo colgado en YouTube. En una fatua (edicto islámico) leída ante la cámara tachó al líder socialista y a su partido de “infieles” y “apóstatas”. Autorizó así su asesinato. Poco después un grupo en teoría desmantelado hace años, el Movimiento para la Unidad del Yihad del Magreb a Al Aqsa, alentó a acabar con la vida del primer secretario.

Lachgar podía haber denunciado al clérigo por amenazas –algunos miembros de su partido lo han hecho a título individual- invocando el artículo 429 del código penal, que prevé penas de entre uno y tres meses para aquel que incite a matar. Prefirió no hacerlo porque consideró que la fiscalía, que depende del ministro de Justicia, el islamista Mustafa Ramid, debía actuar de oficio. Los socialistas están en la oposición desde enero de 2012.

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Ramid y el conjunto del Gobierno guardaron silencio. At Tajdid, el diario oficioso del Partido de la Justicia y del Desarrollo (PJD, islamista moderado), que dirige el Ejecutivo, abordó el asunto, pero poniendo en pie de igualdad a Lachgar, irreverente con la religión, y a Abou Naim, que se excede pronunciando takfir, lo que en el catolicismo sería una excomunión.

“Lo que sorprende ahora no son las vociferaciones del jeque” radical, escribió Naceureddine Elafrite, director del diario digital Medias 24. “Es el silencio del PJD, del jefe de Gobierno y del titular de la cartera de Justicia (…)”, recalcó resumiendo la opinión de los sectores moderados. El PJD “ha sido colocado ante sus más profundas contradicciones por un jeque salafista poco conocido y que solo cuenta con varios centenares de adeptos”, concluyó.

Al final, el 6 de enero, la fiscalía del tribunal de primera instancia de Casablanca anunció la apertura de diligencias sobre las declaraciones de Abou Naim. “Alá se encargará de defender a los que defienden al profeta Mahoma y la gloriosa religión de Alá”, replicó desafiante el clérigo en su página de Facebook. Antes de que lo hiciese el Todopoderoso varios clérigos radicales salieron a respaldarle.

Una formación política, el Partido Autenticidad y Modernidad, fundado por un amigo del rey Mohamed VI, presentó el sábado una propuesta de modificación del Código Penal para incluir entre los delitos la formulación de takfir, que sería castigada con entre uno y doce meses de cárcel.

Aunque la fiscalía actúe no es seguro que Lachgar consiga la condena del eximán. A finales de junio pasado el predicador Abdalá Nahari, perteneciente a un movimiento afín al partido islamista, tachó al periodista Mokhtar Laghzioui de dayout (hombre que fomenta el vicio) y exhortó a matarle.

En un debate en la televisión pública 2M Laghzioui, periodista del diario Al Ahdat al Magrebia, había  osado defender la libertad sexual de los hombres y mujeres de Marruecos. El predicador acabó imputado y se sentó en el banquillo del tribunal de primera instancia de Oujda, pero fue absuelto.

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