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MIRIAM GRUNSTEIN | INVESTIGADORA Y ABOGADA PETROLERA

“La reforma energética de México puede traer una cartelización del sector”

Miriam Grunstein, investigadora del CIDE y abogada petrolera, habla de los retos que el Gobierno mexicano enfrentará con la apertura del sector energético

Sonia Corona
La investigadora y abogada petrolera Miriam Grunstein.
La investigadora y abogada petrolera Miriam Grunstein.PRADIP J. PHANSE

Miriam Grunstein Dickter conoce a detalle los entresijos de la industria energética en México. Esta abogada petrolera e investigadora del Centro de Investigación y Docencias Económicas (CIDE), que ha asesorado a compañías petroleras dentro y fuera de México, está convencida de que el momento de abrir la industria del petróleo a la inversión privada y extranjera ha sido el correcto, pero que ahora el Gobierno mexicano se encontrará con un mercado energético dominado por gigantes petroleros. Grunstein plantea que uno de los principales retos para el Estado será luchar contra sí mismo para combatir la corrupción que ha entorpecido el crecimiento del sector en los últimos años. También advierte que las promesas hechas por los promotores de la reforma no se verán enteramente cristalizadas en los años por venir.

Pregunta. ¿Qué tan adecuado es el resultado de la reforma energética que se aprobó en diciembre?

Respuesta. El modelo genérico es adecuado. Estamos hablando de un modelo en donde va a haber iniciativa privada desde la extracción del petróleo hasta la comercialización de combustibles, con una reorganización institucional. Desde el punto de vista constitucional se recomienda que tenga cierta fortaleza institucional antes de implementar este modelo. Nosotros estamos llegando al modelo presuponiendo que la madurez institucional va a suceder en el curso de la implementación del modelo, lo cual es especulativo. Es bueno que la reforma se haya logrado antes de que los monopolios de Estado quebraran totalmente, porque entonces hubiéramos tenido que entrar a una reforma energética, tanto eléctrica como petrolera, de rodillas y eso sí sería definitivamente muy malo.

P. Usted habla de que México necesita fortaleza institucional, ¿en qué áreas le hace falta a México esa fortaleza y dónde ya la tiene?

R. México tiene funcionarios públicos inteligentes, educados y cosmopolitas. Lo que no tenemos es funcionarios con amplia experiencia en mercados energéticos abiertos y las empresas petroleras y eléctricas son huesos duros de roer. Su objetivo no es ni el desarrollo del país, ni el bienestar social, ni el desarrollo económico, vienen a captar renta y a hacer lo que a ellos les convenga. Estar en un país en ruinas no les conviene, entonces se tienen que portar moderadamente bien porque si desestabilizan el lugar en el que están es muy posible que se tengan que ir. Tenemos que tener en cuenta qué nivel de ingresos es razonable para la captación del Estado. El monitoreo de cuánto extraen también es complicado porque ellos tienen el control del medidor, entonces con que reporten barriles menos - que pueden ser centavos por barril-- cuando se multiplica eso en millones de barriles reportan pérdidas de miles de millones de dólares.

Lo que no tenemos es funcionarios con  experiencia en mercados energéticos abiertos, y las empresas petroleras y eléctricas son huesos duros de roer
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P. ¿Cuál es el trabajo que se tiene que hacer en materia de la supervisión a la iniciativa privada?

R. Los entes grandes son más visibles entonces toman más precauciones en prácticas corruptas porque un escándalo para Statoil, Exxon o Shell en materia de corrupción migra a la opinión pública en cuestión de segundos. Una práctica corrupta en una empresa grande se traduce en una disminución del valor de la acción. Los accionistas se van a quejar, porque estamos hablando de miles o de cientos de miles de accionistas, y no es tan fácil tomar decisiones en cuanto a prácticas adversas. De las que más nos debemos de cuidar es de las pequeñas y las medianas empresas energéticas porque son más impulsivas.

P. ¿Hay suficiente fortaleza en cuestión de transparencia por parte del Estado para la apertura del sector energético?

R. El Estado es parte del problema de la corrupción, entonces no puedes pedirle al Estado que solucione un problema que él mismo causa. Una cosa es que haya funcionarios honestos en la administración pública y otra cosa es que no tengamos un Estado con un historial de corrupción importante. La corrupción en el sector está desde el empresario que visita al funcionario de Pemex y le lleva una botella muy cara de alcohol, hasta las prebendas de cientos de millones de dólares que a veces reciben los altos funcionarios del sector energético.

P. ¿Entonces este modelo sí da cabida a que continúe la corrupción en el sector?

R. Claro que sí, puede haber una cartelización del sector energético, puede ser que empresas se asocien con entes muy indeseables para lograr sus objetivos. No me sorprendería si la delincuencia organizada le empieza a pedir derecho de piso a empresas. Y algunas empresas van a decir, ‘yo no voy a Tabasco, a Veracruz, a Tamaulipas porque no quiero empezar a pagar derecho de piso’, y otras empresas van a decir, ‘yo voy y les pago’. No estoy inventando nada, si pasa con negocios en general, van a estar en zonas petroleras.

P. ¿El modelo que propone la reforma donde Petróleos Mexicanos (Pemex) se convierte en una empresa productiva del Estado es posible?

R. Para que sea una empresa productiva del Estado tiene que haber un Consejo de Administración fuertemente interesado en que Pemex sea un ente principalmente de lucro y no un ente asistencial. El Estado no ha tenido el interés de que Pemex sea un ente de lucro porque lo ha utilizado para hacer muchas maniobras políticas, por ejemplo, perforación de pozos en aguas profundas de gas, cuando el gas está baratísimo. Pero son para el lucimiento político de los gobernantes. No creo que haya un plan sustancial meditado para salvar a Pemex del Estado. Creo que Pemex va a ir perdiendo fuerza, algo que vamos a ver en los próximos siete u ocho años, y ya a valor de desecho se va a privatizar.

El Estado no ha tenido el interés de que Pemex sea un ente de lucro porque lo ha utilizado para hacer maniobras políticas

P. ¿No podría ocurrir como en el caso de Petrobras que con la apertura del sector energético la empresa estatal se fortaleció?

R. Pemex se tendría que bursatilizar. Si el Gobierno quiere realmente rescatar a Pemex, tiene que meterle una inversión fuerte de capital privado para que el Estado responda frente a los accionistas, y los que inviertan en Pemex no van a querer perder dinero. Pero el Estado nunca actúa con responsabilidad financiera, al Estado no le importa tirar el dinero porque el dinero no es suyo.

P. ¿Podrá el presidente Peña Nieto cumplir su promesa de que con la reforma energética los precios de los hidrocarburos van a bajar?

R. Estamos entrando a una dinámica de mercado y el mercado te ofrece capacidad de elección y competencia, pero no precios bajos. Cuando el barril de petróleo esté como lumbre, las refinadoras van a comprar petróleo caro y no te lo van a poder vender barato. Es una industria que clásicamente ha sido muy volátil. Los mercados son cardiacos y así es la industria petrolera, entonces no nos pueden garantizar precios bajos. El Gobierno de Peña puede prometer eso en el mediano plazo porque ahora en México no tenemos gas, estamos importando mucho gas y hemos tenido que importar gas muy caro porque no tenemos infraestructura de transporte. Entonces, en la medida en que construyamos infraestructura de transporte, va a empezar a entrar mucho gas barato a México. Vamos a tener una coyuntura de reducción de precios, pero es eso, no es por la reforma, es por una situación de hecho. Si mañana el precio del gas está como lumbre, se le acabó el vaticinio al presidente Peña.

P. ¿Qué tipos de contratos podrían plantearse entre México y la inversión privada con esta reforma?

R. Depende de qué tan apretadas queden las leyes secundarias. Si las leyes secundarias tipifican mucho el contrato habría condiciones comunes para todos los contratos. Por una parte es bueno en el sentido de que da certeza jurídica al Estado, a los inversionistas y que es transparente, por otra parte puede ser que el contrato legislado quede muy rígido y que de repente hay un cambio de circunstancias que afecte el contrato, y como está legislado no puedan salirse de determinas condiciones. También existe que si dejas la ley secundaria muy abierta, haya prácticas muy sucias en el contrato porque vas a poder pactar con la empresa lo que se te pegue la gana. La legislación muy rígida en materia de contratación petrolera no te sirve para nada porque lo que creas es un contrato informal que tiene una vida muy dinámica paralelamente al contrato escrito, del que nadie sabe nada.

P. ¿A pesar de los esfuerzos para lograr la reforma el modelo de dependencia del Estado del petróleo va a ser el mismo?

R. Depende mucho de qué porcentaje de la producción se pacte con las empresas internacionales y qué tan efectivo sea el Estado para cobrarles impuestos. El historial anterior del Gobierno no es bueno, el historial actual del Gobierno tampoco es bueno, qué vaya a suceder en el futuro es una especulación. La experiencia me indica que no somos buenos para cobrarle nada a nadie y nuestro mayor ejemplo es la minería. Somos un país con cierta riqueza en recursos mineros y las regalías pagadas por las empresas mineras son de carcajada. Con base en la experiencia anterior, no pinta nada bien, pero hay que darle un beneficio de la duda a lo que viene. No tenemos bola de cristal.

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Sobre la firma

Sonia Corona
Es la jefa de la redacción de EL PAÍS en México. Cubre temas de Política, Economía, Tecnología y Medio Ambiente. Fue enviada especial para las elecciones presidenciales de 2020 en EE UU. Trabajó en Reforma y El Huffington Post. Es licenciada en Comunicación por la Universidad de las Américas Puebla y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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