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La subsecretaria de Educación en Chile dimite tras las denuncias estudiantiles

La renuncia de Claudia Peirano supone el primer tropiezo de la Administración de la presidenta Michelle Bachelet

Rocío Montes

La presidenta electa de Chile, Michelle Bachelet, ha sufrido el primer revés político de la instalación de su Gobierno que arranca el próximo 11 de marzo: una semana después de ser nombrada en la Subsecretaría de Educación, la segunda responsable en una cartera clave e históricamente conflictiva, la democristiana Claudia Peirano ha debido renunciar luego de ser cuestionada por los líderes estudiantiles por no apoyar la gratuidad en el sistema y acusada de conflictos de interés.

Economista con 25 años de experiencia, Peirano fue criticada por haber lucrado con la educación pública a través de nexos comerciales con su exmarido y la realización de diversas asesorías, según la información dada a conocer por los medios electrónicos El Mostrador y CIPER. En 2011, la profesional firmó una carta junto a otros expertos donde se opuso a la gratuidad universal en el sistema, una de las demandas sustanciales del movimiento que ese año salió a las calles a protestar. “Nos preocupa que nuestros líderes políticos están pensando en extender de modo masivo, más allá de la gradualidad que pueda acordarse, una política amplia de gratuidad en la educación superior”, señalaba la misiva.

La comunista Camila Vallejo, principal rostro de la rebelión de 2011 y actual diputada electa, fue una de las primeras en reaccionar a la nominación de Bachelet en Educación. Junto a los otros tres exdirigentes que llegarán en marzo al Parlamento, la geógrafa de 25 años prefirió tomar distancia de la postura oficialista y mostrar que su generación no tendrá una relación del todo apacible con la próxima Jefa de Estado: “La trayectoria y opiniones públicas de Claudia Peirano parecen apuntar a una dirección distinta al mandato que el pueblo le dio al Gobierno de la Nueva Mayoría”, señaló la expresidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECh).

Los actuales líderes de los secundarios y universitarios también criticaron la nominación de Peirano, sobre todo porque su biografía y declaraciones públicas no están en la línea del programa de Gobierno consensuado entre toda la oposición y que apunta, en uno de sus tres pilares básicos, a garantizar la educación gratuita para los niños y jóvenes de Chile.

La presidenta electa, sin embargo, no quiso transar y el viernes pasado, en medio de la primera reunión de trabajo con su equipo de ministros, entregó una señal potente de respaldo a la subsecretaria de Educación a través de su portavoz. Bachelet y sus asesores, que analizaron el conflicto, no querían dar una señal de debilidad frente a los estudiantes sin haber llegado siquiera a La Moneda. La propia mandataria interrumpió sus vacaciones este domingo para darle un espaldarazo a su subsecretaria: “Comparte plenamente los princcipios de la reforma”, dijo la socialista desde el sur de Chile.

La renuncia de Peirano da cuenta de que Bachelet y su equipo cambiaron el diagnóstico y que finalmente optaron por apagar este primer incendio político de la instalación del nuevo Gobierno, pese a que se pueda interpretar como una muestra de poca fuerza ante los movimientos sociales. "Sería muy difícil poder trabajar con el sentido de urgencia y profundidad que se requiere si las críticas que se centran en mi persona y no en los contenidos de la reforma", ha explicado Peirano al anunciar su dimisión.

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Los exdirigentes estudiantiles han valorado la decisión de la economista democristiana, pero han sido precavidos y no se han vanagloriado de su primer triunfo: “La renuncia de Claudia Peirano es el gesto más correcto de su parte. La ciudadanía ya no aguanta conflictos de interés”, escribió Camila Vallejo en su cuenta de la red social Twitter.

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Sobre la firma

Rocío Montes
Es jefa de información de EL PAÍS en Chile. Empezó a trabajar en 2011 como corresponsal en Santiago. Especializada en información política, es coautora del libro 'La historia oculta de la década socialista', sobre los gobiernos de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet. La Academia Chilena de la Lengua la ha premiado por su buen uso del castellano.

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