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Pekín busca una puerta para sus armas en Occidente

La oferta de un sistema antimisiles chino a Turquía provoca el rechazo de Estados Unidos

El ministro turco de Exteriores, Ahmet Davutoglu, en una rueda de prensa a inicios de mes.
El ministro turco de Exteriores, Ahmet Davutoglu, en una rueda de prensa a inicios de mes.B. P. (EFE)

Cuando el pasado septiembre, Turquía aceptó una oferta de China para suministrarle su primer sistema de defensa antimisiles de largo alcance por 3.440 millones de dólares (2.540 millones de euros al cambio actual), los aliados occidentales de Ankara reaccionaron con enojo e inquietud ante el temor a la creciente influencia china. Turquía es miembro de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y la empresa asiática proveedora —China Precision Machinery Import and Export Corp. (CPMIEC)— está sometida a sanciones estadounidenses por haber violado el Acta de No Proliferación de Irán, Corea del Norte y Siria. Los mandos de la OTAN argumentaron que los sistemas dentro de alianza transatlántica deben ser compatibles, y el Gobierno de Washington advirtió al turco que si seguía adelante con la decisión de adquirir el armamento de la compañía china reduciría su capacidad de coordinación con las actividades de defensa de la OTAN y de Estados Unidos.

CPMIEC, que fabrica el sistema de misiles HQ-9, está sancionada por haber vendido armamento y tecnología de misiles a Irán y Siria, pero desbancó en la competición turca —gracias al precio y su propuesta de transferencia de tecnología— a las ofertas presentadas por el consorcio estadounidense Raytheon-Lockheed Martin, la empresa rusa Rosoboronexport, y la asociación francoitaliana Eurosam, cifradas todas ellas por encima de 4.000 millones de dólares (2.960 millones de euros), bastante más que la china.

Tras las protestas de la OTAN y Estados Unidos, Ankara fijó como plazo para entregar ofertas revisadas el 31 de enero, y a finales del mes pasado lo alargó de nuevo, al 30 de abril. La decisión sigue en el alero. A principios de febrero, el ministro de Exteriores de Turquía, Ahmet Davutoglu, aseguró en la Conferencia de Seguridad de Múnich que su país no ha determinado aún el suministrador. Según la prensa turca, las posibles ofertas futuras de Raytheon-Lockheed Martin y Eurosam solo serán examinadas si las negociaciones en curso con CPMIEC no tienen éxito para entonces. También podría ocurrir que fuera convocada una nueva petición de ofertas.

Quién sea el adjudicatario final del contrato tiene una gran trascendencia. Si se trata de China y su sistema FD-2000, marcaría un hito en su esfuerzo por convertirse en un proveedor de armamento avanzado. Además, lo haría a las puertas de Europa, donde aún sigue en vigor el embargo de venta de armas a Pekín decretado tras la matanza de Tiananmen (1989), aunque algunas compañías y países europeos lo eludan.

“Turquía no ha decidido aún qué sistema debe comprar. Para nosotros son importantes tres criterios: la producción conjunta, el plazo de entrega y el precio”, declaró en la conferencia alemana Davutoglu, informa Reuters.

CPMIEC sabía en qué terreno se movía cuando se presentó al concurso. “La empresa china quedó la primera porque nos ofreció fabricar de manera conjunta, y esto era importante para nosotros”, señaló Davutoglu. “Si las otras dos compañías nos garantizan la producción conjunta en Turquía y la transferencia de tecnología, por supuesto que deseamos hacer esto con aliados de la OTAN”, afirmó el ministro en referencia a Raytheon-Lockheed Martin y Eurosam. Pero trasladó una queja: “Todo el mundo sabe lo difícil que es si quieres comprar algo de Estados Unidos, hace falta un largo proceso para obtener el permiso”.

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Pekín ha reaccionado con molestia a la paralización del pedido. “La cooperación pertinente entre una empresa china y Turquía es una cooperación de comercio de armas. Esperamos que otros puedan verla de forma objetiva y se abstengan de politizar una competición empresarial normal”, ha dicho la portavoz de Exteriores Hua Chunying.

La prensa estatal china ha acusado a Estados Unidos y la Unión Europea de mostrar una actitud discriminatoria y haber presionado a Ankara para que retrasase la adjudicación del contrato. “No es la primera vez que Estados Unidos, a pesar de los enormes beneficios que obtiene con la exportación de armas, se ha opuesto a la venta de armamento de China a otros países. En los últimos años, los tratos militares entre China e Israel han sido cancelados en varias ocasiones debido a la interferencia estadounidense”, ha señalado el diario en inglés China Daily.

Para los críticos con Pekín, se trata no solo de una disputa por intereses comerciales sino de evitar que coloque un caballo de Troya a las puertas de Europa. Un temor que contribuye a alimentar la falta de transparencia del país asiático. Las ventas de las 100 mayores compañías fabricantes de armas y de servicios militares del mundo alcanzaron 395.000 millones de dólares (292.100 millones de euros) en 2012, un 4,2% menos que el año anterior, según el informe SIPRI Top 100 de Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI), hecho público el pasado 31 de enero. El estudio no incluye a China —un importante productor y exportador—, “debido a la falta de datos disponibles”, según el instituto.

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