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Tras el diluvio, un huracán

Alerta roja por rachas de viento de 180 kilómetros por hora

La secretaria jubilada Mary Knight pasea en Langport.
La secretaria jubilada Mary Knight pasea en Langport.Ione Saizar

A las inundaciones del sur de Inglaterra se ha unido ahora la llegada de vientos huracanados en Irlanda, Gales y el norte de Inglaterra, lo que ha llevado a las autoridades a declarar la alerta roja. El Ejército ha ofrecido su ayuda al Gobierno autónomo de Gales y el general de división Patrick Sanders, responsable de coordinar a las fuerzas armadas en su apoyo a las autoridades civiles, ha llegado a referirse a una "crisis natural casi sin precedentes".

Mientras sigue lloviendo en las zonas inundadas del sudoeste de Inglaterra y en el valle del Támesis, el río amenaza con alcanzar su nivel más alto en 60 años a su paso por la capital británica. Windsor, al oeste de Londres, ha sido una de las zonas más afectadas, obligando a desalojar las viviendas de la servidumbre del Palacio Real. La oficina meteorológica mantiene el nivel de “alerta severa”, que significa que corre peligro la vida de las personas, en 16 puntos de las regiones de Berkshire, Surrey y Somerset, las más afectadas en las inundaciones que se han producido durante esta semana.

Al diluvio que anegó Inglaterra se ha unido ahora el poderoso vendaval que azota las islas británicas. La Oficina Meteorológica británica ha registrado vientos de hasta 108 millas por hora (174 kilómetros por hora) en el norte de Gales y de 110 millas por hora (177 kilómetros) en el mar, frente a las costas al sur de Irlanda. En la isla hay más de 250.000 viviendas sin electricidad debido al viento. Los cortes de luz afectan a 87.000 hogares en Gales, 8.100 en el sudoeste de Inglaterra y 10.000 en la región de West Midlands, en el centro de Inglaterra.

Por razones de seguridad se ha suspendido el servicio de ferrocarril en la línea costera del oeste de Inglaterra, se ha cerrado al tráfico el viaducto de Thelwall en la autopista M6 y se ha suspendido el partido de fútbol de la Premier League que iban a jugar el Manchester City y el Sunderland.

La tormenta tiene también tintes políticos. El primer ministro, el conservador David Cameron, acusado de pasividad al no reaccionar hasta hace unos días a pesar de que hay zonas de Somerset que llevan inundadas desde Navidad, prometió el martes en el Parlamento fondos ilimitados para luchar contras las inundaciones. Pero los laboristas han empezado una guerra de cifras al denunciar que los 38 millones de euros anunciados este mismo miércoles por el primer ministro para reparar los daños ferroviarios forman parte de partidas ya comprometidas el año pasado tras las inundaciones que se dieron en esas mismas regiones del sudoeste de Inglaterra.

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