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Escocia no asumirá deuda británica si queda fuera de la libra

El primer ministro escocés, Alex Salmond, reitera su postura al replicar con dureza al ministro de Finanzas del Reino Unido

Alex Salmond, primer ministro escocés, hoy en Aberdeen.
Alex Salmond, primer ministro escocés, hoy en Aberdeen. JEFF J. MITCHELL (GETTY IMAGES)ages)

La campaña sobre el referéndum de independencia de Escocia se está envenenando. Alex Salmond, ministro principal escocés y líder del independentista SNP (siglas en inglés del Partido Nacional Escocés), ha respondido hoy con un duro discurso político a los argumentos esgrimidos la semana pasada por el canciller del Exchequer y ministro británico de Finanzas, George Osborne, en el que este aseguró que ni él ni ninguno de sus sucesores aceptará que Reino Unido comparta la libra esterlina y el Banco de Inglaterra con una Escocia independiente. Salmond reiteró que, si es ese el caso, Escocia no asumirá ninguna parte de la deuda pública británica.

La moneda y la pertenencia a la Unión Europea se han convertido en el centro de la campaña sobre el referéndum de independencia del próximo 18 de septiembre. El debate político ha subido de tono, sobre todo tras la intervención de Osborne y después de unas polémicas declaraciones del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, en las que comparaba el proceso de independencia de Escocia con el de Kosovo.

Salmond ha descrito ese endurecimiento de la campaña como una violación “del espíritu” de los acuerdos de Edimburgo por los que los gobiernos británico y escocés pactaron las reglas de juego del referéndum. Y ha denunciado los rumores intencionados de que Londres podría no aceptar una victoria del sí a la independencia “en directa contradicción no solo con el espíritu, sino con la letra del Acuerdo de Edimburgo”.

El líder independentista, que ha respondido a Osborne con un discurso ante una audiencia empresarial en Aberdeen, la capital petrolera de Escocia, rechazó algunos de los argumentos técnicos esgrimidos por el canciller del Exchequer, aunque no acabó de hacer la esperada deconstrucción técnica de esos argumentos y prefirió lanzar una respuesta sobre todo política. Con todo, el Ejecutivo escocés publicó al mismo tiempo cuatro informes técnicos sobre el tamaño de la deuda del sector bancario escocés, los niveladores económicos, los costes de las transacciones monetarias y la deuda neta del sector público británico.

El argumento central de Salmond fue la ya conocida posición de que la libra y el Banco de Inglaterra son tan escoceses como del resto de Reino Unido y que si no hay un acuerdo para seguir compartiéndolos entonces Escocia no aceptará ninguna parte de la deuda pública británica porque legalmente esa deuda no es escocesa.

Salmond recordó que “el Tesoro ha aceptado en una declaración el 13 de enero de 2014 su responsabilidad legal en todas circunstancias sobre toda la deuda de Reino Unido emitida hasta el momento de la independencia”. “Sin embargo”, añadió, “la posición del Gobierno escocés se basa no solo en la legalidad, por fuerte que sea esa posición, sino en la buena voluntad”. “Pese a la posición legal, estamos dispuestos a aceptar una parte de las cargas basándose en que hay que compartir también los activos, uno de los cuales es el Banco de Inglaterra, que es titular de casi un tercio de la deuda de Reino Unido”, insistió.

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No hay, pues, plan B sobre la libra. En parte porque, según enfatizó Salmond, lo que presentó Osborne la semana pasada “no era tanto una evaluación económica cuanto una campaña táctica”. “En el caso de que haya una victoria del sí, se impondrá sin duda el espíritu de cooperación constructiva. A fin de cuentas, es del interés de todos que eso sea así”, opinó.

El ministro principal escocés ha abordado algunos de los argumentos de Osborne. Ha puesto en duda las cifras del ministro de Finanzas sobre el peso del sector financiero escocés y puntualizó que, por ejemplo, ciertos activos del banco escocés RBS atribuidos por el Tesoro británico al debe de Escocia “han estado siempre localizados en la City de Londres”, por lo que es Londres quien debe garantizarlos y no Edimburgo.

Ha cuestionado la afirmación de Osborne de que eventuales alzas o bajas pronunciadas del precio del petróleo pueden provocar choques que deberían ser solucionados por los contribuyentes británicos si una Escocia independiente sigue utilizando la libra. Según Salmond, esos eventuales choques serían asumidos por el fondo financiero que el Ejecutivo escocés espera crear con los ingresos del petróleo.

Y ha enfatizado las desventajas comerciales que para Reino Unido supondría no compartir la libra. En ese sentido recordó que, si se excluye el petróleo y el gas, Escocia sería uno de los pocos países con los que Reino Unido tendría una balanza comercial positiva. Y ha asegurado que, según las cifras del Ejecutivo escocés, las empresas británicas podrían perder “muchos cientos de millones” debido a los costes de las transacciones si se acabara la unión monetaria.

En el terreno directamente político, ha acusado al “establishment de Westminster” de querer dictar a los escoceses lo que tienen que hacer y aseguró que “ya les está saliendo el tiro por la culata” y que laboristas y liberales-demócratas han cometido un error político al unirse a los conservadores en su campaña para negar a Escocia el derecho a seguir usando la libra si se independiza.

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