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CUMBRE DE NORTEAMÉRICA

Peña Nieto y Obama buscan mejorar la competitividad de la región

La cumbre de los líderes de México, Estados Unidos y Canadá comienza este miércoles en Toluca

Un Black Hawk sobrevuela el ayuntamiento de Toluca.
Un Black Hawk sobrevuela el ayuntamiento de Toluca.YURI CORTEZ (AFP)

El presidente de México, Enrique Peña Nieto, ha elegido Toluca, la ciudad en la que se forjó como político, para acoger este miércoles la séptima cumbre de Líderes de América del Norte. Hasta allí se desplazarán sus homólogos de EE UU y Canadá, Barack Obama, y Stephen Harper, con el propósito de redefinir el Tratado de Libre Comercio (TLCAN) en torno al que se han desarrollado estas reuniones trilaterales para no perder la competitividad de la región frente a las nuevas alianzas comerciales y políticas que se están gestando, no solo en el hemisferio, sino a nivel global.

La competitividad de América del Norte, el libre tránsito por México y Estados Unidos y la reforma migratoria son algunos de los temas a discutir en la Cumbre de Líderes de Norteamérica, que se celebrará en Toluca este miércoles. Los líderes llegan a la cumbre con la intención de impulsar el desarrollo económico de América del Norte a través del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, en sus siglas en inglés). El tratado se considera la mejor estrategia para dar un nuevo impulso al TLCAN, que este año cumple su vigésimo aniversario, y cuyos resultados no han terminado de dejar satisfechos a ninguno de sus tres socios. El propio Obama, cuando todavía era candidato, reconoció que el tratado de libre comercio no había beneficiado a los trabajadores estadounidenses y que lo primero que le pediría a su entonces homólogo mexicano, Felipe Calderón, sería una revisión del mismo que nunca se llegó a plantear.

Los temas pendientes: La reforma migratoria y Michoacán

En su primera reunión con Peña Nieto en México, Obama aseguró que quería desnarcotizar la relación con su vecino del Sur, pero el tema de la seguridad va a formar parte tanto de la agenda de la cumbre de los tres líderes como de la reunión bilateral que los mandatarios mexicano y estadounidense mantendrán también en Toluca. Desde México se ha insistido en que la violencia en Michoacán no formará parte del orden del día, pero EE UU ha manifestado en varias ocasiones su preocupación por la situación en el Estado mexicano.

El secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, acompaña a Obama a la cumbre en una muestra de que, aunque trate de priorizarse la cohesión económica entre ambos países, la seguridad en las fronteras y la evolución del Plan Mérida siguen teniendo preeminencia en la relación bilateral. EE UU ha mostrado interés por afianzar la cooperación judicial entre México y Washington.

La reforma migratoria, estancada en la Cámara de Representantes desde el verano pasado, también va a formar parte de la agenda bilateral entre Peña Nieto y Obama. Consciente del interés que la potencial nueva ley tiene en México, desde EE UU se insistirá en su empeño por sacar adelante una ley que impulse la economía del país y favorezca esa competitividad regional que quiere impulsar Washington. En este sentido, la Casa Blanca espera del Gobierno mexicano la misma discreción que hasta ahora y que no se inmiscuya en el proceso.

En los datos duros, la economía mexicana es la que ha resultado más favorecida por el TLCAN. Al menos así lo indica un estudio de 2011 elaborado por la Reserva Federal y la Universidad de Yale. Las exportaciones mexicanas han crecido un 100% entre 1993 y 2005, mientras que las de EE UU y Canadá en el mismo periodo un 30%. El 93% de los ingresos producto del comercio exterior del PIB mexicano provienen del TLCAN. México es el tercer socio de EE UU, después de Canadá y China.

Pero los críticos mexicanos al TLCAN subrayan que las promesas de que la firma del tratado traería una mejora en la calidad de vida de los mexicanos han quedado algo rezagadas. México mantiene el mismo porcentaje de pobres que hace 20 años: un 47% en 1992; 48,8% en 2010, según cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política del Desarrollo Nacional (Coneval).

Además, las reservas de EE UU y Canadá hacia México han causado retrasos (y en algunos casos retrocesos) en el objetivo de hacer de la región un mercado libre sin restricciones. Tanto EE UU como Canadá piden visado a los ciudadanos mexicanos para poner un pie en su territorio. Uno de los puntos más importantes del acuerdo, el libre tráfico de transporte de carga en la frontera de EE UU (la más transitada del mundo) ha sufrido varios atrasos. Algo significativo si se tiene en cuenta que el 70% de la mercancía que entra del país latinoamericano a EE UU llega por tierra.

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Las restricciones de tránsito se deberían de haber levantado a más tardar en 2000, pero el préstamo de más de 50.000 millones de dólares que EE UU concedió a México para rescatar su economía en 1994 retrasó las sanciones. El país latinoamericano impuso las primeras hasta 2009. Hasta 2011 se comenzaron a dar los primeros pasos para normalizar el tránsito. EE UU confía en poder acelerar durante la cumbre el programa de Trusted Traveler en la región, aunque no ha avanzado que de Toluca vaya a salir algún anuncio concreto al respecto.

En las últimas semanas tanto el secretario de Estado, John Kerry, como la secretaria de Comercio, Penny Pritzker, han defendido la necesidad de apostar por el TPP para reactivar el TLCAN. “Será un componente crítico para avanzar hacia una nueva fase post-TLCAN”, ha señalado Kerry. Las reticencias de muchos demócratas de abordar el asunto del TPP en pleno año electoral no parecen preocupar a la Administración en el sentido de que pueda perjudicar las negociaciones al respecto en Toluca.

La competitividad mexicana, en especial frente al mercado chino, ha resultado favorecida por los avances del TLCAN. Un artículo en The Economist de 2010 señala que, aunque las tejas y baldosas chinas eran más baratas que las mexicanas, tras pagar los aranceles resultaban más caras. El problema, señala el exsecretario de Hacienda mexicano Jaime Serra Puche en el mismo artículo, es que la economía interna no saca el mismo provecho de sus exportaciones que en otros países. Por cada dólar obtenido por una exportación, México gana $1,80. Brasil, por ejemplo, gana $2,30.

El 70% de la mercancía que entra a EE UU desde México ingresa por tierra

El potencial del TLC, coinciden economistas y empresarios, no ha sido aprovechado al máximo. ¿La razón? “Hace falta un proyecto nacional de desarrollo de mercado interno, promover la producción, o implementar políticas para elevar el nivel de vida”, afirma Víctor Suárez, director de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productos del Campo. Desde el inicio de su mandato en diciembre de 2012, el presidente Enrique Peña Nieto ha afirmado que las reformas económicas que promueve su Administración tienen por objetivo aprovechar esta capacidad.

El TLCAN ha quintuplicado el comercio entre EE UU y México, casi el doble de lo que ha aumentado el intercambio de los estadounidenses con otros países. Pero aun falta por aceitar los acuerdos. Los tres países mantienen tratados con la Unión Europea que negociaron por separado, en lugar de hacerlo como un bloque común.

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte fue el primero de 12 acuerdos similares que México ha firmado en los últimos 20 años. La mexicana, que tiene convenios con 44 países, es una de las economías más abiertas del mundo. Cifras de la Secretaría de Economía indican que, gracias a sus acuerdos, México podría tener acceso a un mercado de 1.000 millones de consumidores, que representan el 60% del PIB mundial. Pero eso, hasta ahora, se trata solo de una estimación. La realidad, también basada en datos de la Secretaría de Economía, indica que el 73% del comercio exterior mexicano está dirigido a el Norte, que, en México, no es otro que Estados Unidos.

México es el tercer socio comercial de Estados Unidos y Canadá

Dentro de ese impulso a la competitividad, Washington tiene interés en promover la integración comercial, energética y de seguridad fronteriza en el ámbito de la reunión trilateral. En este sentido, la mejora de las vías de transporte y de la movilidad de bienes, servicios y personas es un punto en el que se quiere avanzar.

El presidente Obama visita México por segunda ocasión en tiempos de Peña Nieto. El encuentro en territorio mexicano ocurre pocos meses después, pero el escenario ha cambiado notablemente. En mayo del año pasado apenas había comenzado la ruta de reformas de Peña Nieto, ahora, y aunque faltan las respectivas leyes secundarias, la reforma energética es una realidad, y eso ha sido saludado por la administración estadounidense.

Washington confía en que la apertura a empresas extranjeras de la extracción de pozos de petróleo mexicano acelere la revolución energética que permita a la región ser autosuficiente. En este sentido, se espera que el Primer Ministro canadiense presione al presidente estadounidense sobre la aprobación de un polémico megaoleoducto que prevé trasladar el petróleo de las costas del Norte de Canadá a las refinerías que EE UU tiene en el golfo de México, un asunto, que, sin embargo, se ha obviado en la agenda pública de la reunión trilateral.

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