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Rusia condena la injerencia occidental

Moscú acusa a la UE de alentar la violencia en Ucrania y critica su reacción ante los desórdenes Putin usará su influencia para pacificar la situación

Policías antidisturbios y opositores se enfrentan este miércoles en Kiev.
Policías antidisturbios y opositores se enfrentan este miércoles en Kiev.A. K. (Getty Images)

Ayer, mientras el Kremlin aseguraba que Rusia no intervendrá en los asuntos internos de Ucrania, el Ministerio de Exteriores ruso emitía un duro comunicado en el que acusaba a Occidente de alentar la violencia por no condenar claramente la actuación de los radicales de Kiev. Añadía que Moscú utilizará “toda su influencia” para lograr que retorne la tranquilidad al país vecino y pedía a la oposición ucrania que coopere con el Gobierno en busca de una solución.

“El Kremlin sigue atentamente los acontecimientos en Ucrania”, declaró Dmitri Peskov, portavoz del presidente Vladímir Putin. Subrayó que “el principio más importante” por el que se guía Moscú es el de “no injerencia en los que está sucediendo en Kiev”. Peskov añadió que el martes, “muy tarde en la noche”, Putin habló por teléfono con su colega ucranio, Víktor Yanukóvich, y subrayó que la prioridad para Rusia es la solución del conflicto, y no el crédito de casi 11.000 millones de euros prometido a Kiev.

“Es evidente que cuando elementos extremistas organizan lo que ahora sucede en Kiev, lo principal es solucionarlo”, afirmó Peskov. “Desde el punto de vista de los dirigentes de Rusia y de su presidente, la responsabilidad por lo que está ocurriendo recae totalmente en los extremistas, cuyas acciones pueden ser calificadas de golpe de Estado”, puntualizó. La prueba, dijo, es “la toma de edificios y los intentos de apoderarse de armas”.

El portavoz aseguró que Putin “considera que es prerrogativa de los dirigentes legítimos de Ucrania el cómo y por qué medios se encuentra una solución a la situación”. Añadió que el presidente “nunca ha dado ni está dando consejos a su colega ucranio sobre lo que hay que hacer y cómo hay que hacerlo, ni tiene intenciones de darlos en el futuro”.

Por su parte, el titular de Exteriores, Serguei Lavrov, de viaje en Kuwait, acusó a “numerosos países occidentales” de haber intentado intervenir en Ucrania por todos los medios. “Han animado a la oposición a actuar fuera de la ley (...) han amenazado con sanciones, y siguen haciéndolo”, planteó. Según el ministro, los occidentales han omitido “vergonzosamente” el haber visto los actos extremistas, incluidos algunos de carácter “neonazi” y “antisemita”. El titular de Exteriores también puso en guardia a los occidentales contra “las tentativas insistentes de mediación”. “Nuestros socios europeos ya han hecho de mediadores suficientemente”, dijo.

El departamento de Lavrov difundió ayer un comunicado en el que señalaba que lo que está ocurriendo en Ucrania “es el resultado directo de la política de connivencia de los políticos occidentales y las estructuras europeas, que, desde el comienzo de la crisis, han mirado para otra parte frente a las acciones agresivas de las fuerzas radicales, animándolas a una escalada de provocaciones contra el Gobierno legítimo”. El ministerio ruso sostiene que en Ucrania ha habido “un intento de golpe de Estado”.

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“Ucrania es para Rusia un país amigo y hermano, un socio estratégico. Usaremos toda nuestra influencia para que en ese país reine la paz y la tranquilidad”, añadía el comunicado. “Es indignante la ausencia de reacción ante las acciones de los extremistas por parte de los líderes de la oposición que, amparados en lemas demagógicos sobre su fidelidad a la democracia y a los valores europeos, apoyan a la revolución parda [fascista]”, proseguía. También criticaba a la Unión Europea: “Tampoco vemos una reacción clara de parte de los políticos e instituciones europeos; estos se niegan a reconocer que toda la responsabilidad por las acciones de las fuerzas radicales la tiene la oposición”, según la declaración.

Con anterioridad, el Parlamento ruso había acusado a la UE y EE UU de “intervenir desvergonzadamente en los asuntos internos de Ucrania” y de provocar “intencionadamente la desestabilización” de ese país.

La incógnita ahora es si una vez terminados los Juegos Olímpicos de Sochi, el Kremlin endurecerá o no su posición respecto a Ucrania y qué medidas tomará si Europa dicta sanciones contra el Gobierno de Yanukóvich.

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