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Crisis en Ucrania

Rusia niega legitimidad al nuevo poder surgido de un “motín armado”

El primer ministro, Dimitri Medvedev, cuestiona la legitimidad de las nuevas autoridades de Kiev Ucrania vuelve a convertirse en objeto de tensión entre Moscú y Occidente

Las demandas de la oposición ucrania.Foto: reuters_live
Pilar Bonet

Ucrania, en plena turbulencia entre un régimen que no se ha extinguido aún y otro que no se ha afianzado todavía, vuelve a ser motivo de extrema preocupación internacional y a convertirse en un objeto de las tensiones geoestratégicas entre sus vecinos orientales y occidentales. Sin embargo, ni EE UU y la UE ni Rusia poseen todas las piezas necesarias para estabilizar el país, donde afloran con impaciencia revolucionaria numerosos problemas acumulados durante años, desde la corrupción a la falta de cultura democrática pasando por la degradación del sistema educativo.

Rusia se mantiene a la espera antes de reconocer al nuevo régimen y advierte contra los elementos radicales. Desde Sochi, el jefe de Gobierno ruso, Dmitri Medvédev, dijo que “no tiene con quien hablar” en Kiev y que no sabe dónde está el ex primer ministro Nikolái Azarov. Medvédev mostró desconfianza ante los nuevos poderes de facto de Ucrania. “Si hablamos con precisión, hoy no hay con quien relacionarse allí. La legitimidad del conjunto de órganos de poder suscita grandes dudas”, señaló. “Si consideramos que el Gobierno es la gente que va con máscaras negras y fusiles Kaláshnikov por Kiev, nos será difícil trabajar con ese Gobierno”, dijo el número dos de la política rusa. El primer ministro ruso definió la revuelta como un “motín armado” y consideró una “aberración” el reconocimiento de las nuevas autoridades por parte de otros paises. El embajador ruso, Mijaíl Zurábov, ha sido llamado a consultas a Moscú.

Medvédev relacionó la retirada del embajador con el hecho de que en Ucrania “hay una amenaza real a nuestros intereses, vida y salud de nuestros ciudadanos”. El político manifestó sin embargo que se cumplirán los acuerdos bilaterales firmados, entre ellos los acuerdos sobre la venta de gas, cuyas ventajosas condiciones de hoy tienen fecha de caducidad. Para recibir el segundo tramo del crédito de 15.000 millones que Rusia ha concedido a Ucrania, Medvédev había dicho antes que hace falta que las autoridades de este país estén en forma y sean “legítimas y eficaces” ya que el Kremlin, según dijo, no desea que se restrieguen los pies con ellas “como si fueran un trapo”.

La jefa de la diplomacia de la UE, Catherine Ashton, visitó el lunes Kiev para reunirse con el presidente interino, Aleksandr Turchínov, y con los diversos líderes del bloque que ha depuesto a Victor Yanukóvich. El objetivo era mostrar el apoyo de la Unión para lograr “una solución duradera a la crisis política” y discutir medidas para mejorar la nefasta situación económica. Ashton también hizo una ofrenda floral en memoria de las víctimas de los enfrentamientos.

Washington envía a un peso pesado de la administración a Kiev, el vicesecretario de Estado, William Burns, que el 25 y el 26 de febrero estará en la capital ucrania, según informa la página de su embajada. Burns viene acompañado de una representación financiera que tratará de buscar una respuesta a la desastrosa situación del país. Ya antes, hubo visitas de sondeo organizadas desde la Casa Blanca, durante las cuales representantes de círculos financieros de EE UU se dedicaron a estudiar cómo neutralizar la influencia económica rusa. Para ello han recurrido a las servidumbres de la globalización sobre el capital ruso, señalan medios informados.

Frente a la Rada Suprema se celebró el lunes una manifestación en la que se pedía la liberación de presos que han sido condenados a penas de cárcel con supuestas acusaciones falsas. En la multitud había muchas voces que reclamaban para estos reclusos la misma libertad obtenida por Yulia Timoshenko. La Rada reaccionó ordenando la liberación de 23 presos políticos, entre ellos Serguei y Dmitro Pavlichenko, padre r hijo condenados por matar a un juez de Kiev.

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El jefe del Partido Comunista ucranio, Piotr Simonenko, denunció el asalto a la casa de su hijo en las afueras de Kiev. Además de la mansión de Yanukóvich, las nuevas autoridades abrieron al público la mansión del fiscal general Víctor Pshonki. La ex primera ministra Yulia Timoshenko, que no quiere ser jefa de Gobierno, anunció que irá a Alemania, primero para asistir a una cumbre del Partido Popular Europeo y después se internará en una clínica de Berlin para recibir tratamiento de la afección dorsal que padece.

Los dirigentes de Regiones, tras lo que parecía un intento inicial de darse a la fuga después de la huída de su lider, han vuelto a la escena política. El gobernador de Járkov, Mijaíl Dobkin, anunció que competirá por la presidencia de Ucrania en las elecciones anticipadas del 25 de mayo. Por otra parte, en la sesión de la Rada Suprema, apareció, como si tal cosa para sorpresa de todos, Vladímir Ribak, el dimitido jefe del Parlamento y uno de los hombres de confianza de Yanukóvich.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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