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Crisis en Ucrania

Kiev se prepara para la guerra

El Gobierno moviliza a los reservistas. Los movimientos rusos en Crimea son una declaración de guerra, dice el primer ministro Yatseniuk

SILVIA BLANCO, ENVIADA ESPECIAL
Un niño se calienta junto al fuego en una barricada en el centro de Kiev.
Un niño se calienta junto al fuego en una barricada en el centro de Kiev. LOUISA GOULIAMAKI (AFP)

Kiev empezó ayer a prepararse para la guerra. Las nuevas autoridades pusieron al Ejército en estado de alerta de combate, ordenaron que se movilizara a los reservistas, cerraron el espacio aéreo para vuelos no comerciales y anunciaron un refuerzo de la seguridad de los 15 reactores nucleares del país. “Ucrania está al borde del desastre”, advirtió el primer ministro, Arseni Yatseniuk. La presencia rusa en Crimea, dijo el recién nombrado jefe del Ejecutivo, “es la alerta roja. No es una amenaza, sino una declaración de guerra a mi país”.

El Gobierno de salvación nacional, constituido a marchas forzadas hace tres días, trata de mantener el control de una Ucrania amenazada de quiebra, inmersa en fuertes tensiones territoriales y desestabilizada tras tres meses de protestas. El secretario del Consejo Nacional de Defensa, Andriy Parubiy, anunció la adopción de estas medidas, que incluían la creación de un gabinete de crisis ayer en el Parlamento, donde se celebraba una sesión extraordinaria a puerta cerrada en la que se aprobó una partida especial para el Ejército ucranio. El ministerio de Exteriores pedirá ayuda para mantener la seguridad a Reino Unido y Estados Unidos, como firmantes, junto a Moscú, del Memorándum de Budapest de 1994, que garantiza las fronteras ucranias.

Igual que denunció hace tres días que faltaban 37.000 millones de las arcas ucranias, el primer ministro Yatseniuk desveló el estado maltrecho de la milicia ucrania. “En los últimos cuatro años, se ha producido un sabotaje contra el Ejército, los servicios de seguridad y la capacidad del país para defenderse”, afirmó en referencia al anterior Gobierno de Víctor Yanukóvich, cobijado en Rusia. “Aunque nuestra situación económica es catastrófica”, dijo, “el Gobierno ha encontrado la manera de financiar al Ejército”.

En la Rada Suprema todos los diputados hablaban con gran gravedad y preocupación, aunque por diferentes razones. Anatoly Blisnyuk, del Partido de las Regiones, el de Yanukóvich, criticó que “el oeste haya tratado mal al este del país”. Él es representante elegido en la parte oriental del país, de influencia rusa. Minutos antes de que empezara la sesión, denunció la situación política creada por el Maidán, que “el Este no acepta”, y dijo: “Para nosotros, en estas condiciones es mejor Rusia”. En otro extremo político, Eduard Gurvitz, del partido del popular líder Vitali Klichko, atribuyó el agravamiento de la situación a “falta de liderazgo de la UE y EE UU”, y aseguró que en Crimea y en el este la televisión rusa somete a la población a un bombardeo de “propaganda”

“¡Unidad, unidad!” gritaban ayer miles de personas congregadas en el Maidán. En el escenario, al menos una decena de religiosos se turnaban para hablar. El representante de la iglesia ortodoxa ucrania del patriarcado de Moscú dijo apoyar la integridad del territorio ucranio de la agresión rusa, mientras un líder de la comunidad musulmana advertía al presidente ruso, Vladímir Putin, contra cualquier agresión a los tártaros musulmanes de Crimea.

Muchos ciudadanos están enfadados. “Crimea es Ucrania”, dice furiosa Alona, de 41 años, con su hija pequeña de la mano. Asegura no tener miedo porque resistirá “hasta el final por Ucrania”. Su marido, que trabaja como conductor, dice ser reservista estar preparado para la movilización. La idea de mantener la calma prevalece incluso entre los más patriotas. Artem Matuiienko, de 19 años, va por la calle con la bandera ucrania atada al cuello como si fuera una capa. Aunque vive en Kiev, donde estudia Publicidad, él es de Zaporizhia, al sureste del país. Esta es una zona de influencia rusa. Asegura que tiene muchos parientes rusos y que no comprende el conflicto. “Es un juego instigado por los políticos”, opina. Sin embargo, está preocupado. “He estado toda la mañana hablando con mi familia y mis amigos allí y dicen que no ha habido incidentes, aunque hay muchos que están dispuestos a cualquier cosa [para defender la unidad del país]”, explica. Él mismo dice estar “preparado para luchar”, pero espera que no sea necesario.

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Sobre la firma

SILVIA BLANCO, ENVIADA ESPECIAL
Es la jefa de sección de Sociedad. Antes ha sido reportera en El País Semanal y en Internacional, donde ha escrito sobre migraciones, Europa del Este y América Latina.

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