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Congreso del PPE

Juncker se perfila como el cabeza de cartel de los populares europeos

El partido presiona a Barnier para que retire su candidatura y evitar sorpresas

El ex primer ministro luxemburgués Jean-Claude Juncker.
El ex primer ministro luxemburgués Jean-Claude Juncker. Francois Lenoir (REUTERS)

Las dos Europas de los últimos años a unos metros de distancia: a dos pasos de uno de esos edificios zombi —un altísimo esqueleto de hormigón destinado a albergar la sede de uno de los bancos que se llevó por delante la crisis irlandesa—, el Partido Popular Europeo (PPE) eligió ayer un lujoso centro de congresos de Dublín para designar, en unas primarias con sabor americano, a su cabeza de cartel en las elecciones de mayo. El eterno Jean-Claude Juncker, exprimer ministro luxemburgués, se perfilaba como favorito de los conservadores con el aval de la canciller Angela Merkel. Tras la renuncia del letón Vladis Dombrovskis, el partido presionaba anoche al vicepresidente y comisario Michel Barnier para que se retirara, con el objetivo de evitar sorpresas en la votación.

Barnier parece decidido a apurar sus opciones, pero Juncker parte con ventaja. No deja de ser irónico que el primer partido en los comicios de hace cinco años se decante por uno de los gestores de la crisis del euro: el luxemburgués fue presidente del Eurogrupo entre 2004 y el pasado año, y lideró la negociación sobre los sucesivos rescates griegos, irlandés, portugués y español, con resultados desiguales pero, en general, muy discutibles. El PPE trata así de proteger la narrativa de la buena gestión de la crisis a través de la Comisión (con José Manuel Barroso, de la familia conservadora, al frente), el Eurogrupo (liderado por Juncker) y un Consejo dominado con firmeza por Merkel.

La economía europea cayó el 0,5% el año pasado y se enfrenta a un largo periodo de estancamiento. El paro está en máximos y tardará años en bajar. Las políticas de austeridad y devaluación interna no han dado los resultados esperados, con una deuda pública desatada en los países rescatados, precisamente los que aplican ajustes más duros. El cónclave del PPE pasó por alto esos datos y puso la artillería publicitaria a funcionar: “Hemos pasado lo peor gracias a nuestras políticas, activadas por instituciones gobernadas por líderes del PPE”, abrió fuego Íñigo Méndez de Vigo, secretario de Estado del Gobierno español. “Rajoy ha conseguido un éxito en España; Andonis Samarás también lo ha logrado en Grecia”, abundó Konstantinos Kyranakis, presidente de las juventudes del PPE. El desempleo en esos dos países está por encima del 25%; el paro juvenil, cerca del 60%. Samarás, según las encuestas, perderá muchos apoyos en las elecciones, que lidera la izquierda de Alexis Tsipras en Grecia. Algunas voces del PPE, sin embargo, apostaron por nuevos puntos de vista: “Si Europa sigue hablando solo de rigor, y no empieza a hablar de crecimiento y solidaridad, subirán los populistas”, avisó el italiano Pier Ferdinando Casini.

Las encuestas no están claras a 80 días de los comicios. Los socialdemócratas lideran los últimos sondeos con 209 eurodiputados, por los 202 del PPE, los 67 de la izquierda de Tsipras —que sube con empuje— y los 61 de los liberales de Guy Verhofstadt, que cae con parecida fuerza. Juncker o Barnier son los elegidos para darle la vuelta a esos datos, o para conseguir apoyos suficientes de otros partidos en los días posteriores al 25 de mayo para que el candidato del PPE se haga con las riendas de la Comisión, el sillón más preciado entre la media docena de cargos en juego.

Una parte de los delegados de los populares europeos desconfiaban ayer del favorito, Juncker, que parece más interesado en la presidencia del Consejo Europeo. Se quejaban de que Juncker no parece tener voluntad real de ganar las elecciones a los socialistas, la clave para acceder a la presidencia de la Comisión.

En un congreso muy marcado por la crisis en Ucrania, la exprimera ministra Yulia Timoshenko llegó en silla de ruedas a Dublín y arrancó los aplausos más encendidos en las filas del PPE: “Mi libertad es la libertad de Ucrania”. Vitaly Klichkó, líder del partido popular ucranio y de las protestas del Maidán, afirmó ante los delegados que su país “es europeo, su mentalidad es europea y centenares de miles de personas han demostrado que quieren formar parte de una democracia europea”.

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