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La campaña tapa los casos de espionaje en Colombia

Las elecciones parlamentarias se producen en medio de una sucesión de escándalos en torno al Ejército y al Gobierno

Colegio electoral en Cali, preparado para la votación.
Colegio electoral en Cali, preparado para la votación.L. ROBAYO (AFP)

Las elecciones parlamentarias en Colombia se producen en medio de una sucesión de escándalos en torno al Ejército y al Gobierno que han sacudido la política colombiana en el último mes. A la hora de acudir a las urnas, poco se sabe del avance de las investigaciones sobre las supuestas escuchas ilegales supuestamente realizadas por algunos militares a los delegados del Gobierno que negocian el fin del conflicto con la guerrilla de las FARC en La Habana.

Tampoco hay respuestas sobre quién está detrás de la interceptación de los correos del presidente Juan Manuel Santos y sobre la existencia de una red de corrupción en la contratación del Ejército.La agenda política, sin embargo, se ha comido estos escándalos.

La prensa se ha centrado en el arranque de la campaña por la reelección de Santos, pero no solo eso. Hasta la crisis en Venezuela y la destitución del alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, eclipsaron las dudas sobre quiénes estarían tras las interceptaciones, y la preocupación de que haya un sector de los militares que desconfía de la negociación de paz.

Los escándalos han afectado a la imagen del Ejército, cuyo apoyo ciudadano ha bajado del 80% al 64%, una cifra desconocida desde hace 14 años.

Las FARC han aprovechado la crisis y se han pronunciado duramente al respecto, hasta el punto de que el Gobierno ha salido en dos ocasiones a decirles que no son jueces para juzgar a los militares y que sus señalamientos son “inaceptables”. “No vale prolongar la guerra para que unos militares, más que guerreristas, corruptos y mafiosos, se enriquezcan a través de jugosos contratos a costa de la tragedia nacional", dijo el jefe guerrillero Pablo Catatumbo la semana pasada en La Habana.

Los delegados de esa guerrilla en las negociaciones de paz también han criticado al ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, al que llaman “lacayo” de EE UU y le acusan de “disparar” contra la paz. También le piden que aclare “la realidad” de los escándalos de corrupción por el que atraviesan las Fuerzas Armadas y de los cuales “no está exento”.

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El jefe negociador del Gobierno Humberto de la Calle ha defendido a las instituciones colombianas, aclarándole a la guerrilla que estas serán las que resuelvan los escándalos. “En vez de crear un ambiente favorable a la paz las FARC, con su lenguaje desmedido, están minando la confianza y creando obstáculos para el buen suceso y trabajo de la mesa de conversaciones”, aseguró De la Calle el jueves, al término de otra ronda de negociaciones en Cuba, descartando que caerán en el juego de una “guerra verbal”.

La situación le ha costado la salida de la Fuerzas Militares a cerca de una docena de oficiales y esta semana se conoció que uno de los supuestos corruptos, el detenido coronel Róbinson González del Río, fue acusado de coordinar una red de tráfico de armas robadas al Ejército que acabaron en manos de una de las mayores bandas criminales del país, por lo que fueron detenidos ocho militares entre activos y retirados.

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