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Uribe se vuelve el mayor opositor a Santos con su entrada en el Senado

El exmandatario vuelve a la política, aunque sin la mayoría necesaria para bloquear las leyes

Álvaro Uribe vota en Bogotá.
Álvaro Uribe vota en Bogotá.Fernando Vergara (AP)

Las elecciones legislativas de este domingo en Colombia parecen confirmar que el expresidente Álvaro Uribe va a tener mucho que decir en la implementación de un eventual acuerdo de paz con las FARC y que su movimiento de derecha, el Centro Democrático, será la mayor fuerza de oposición. Pese a sus buenos resultados, que lo mantuvieron en cabeza durante todo el escrutinio, con el 98% de los votos escrutados, el partido de la U, del presidente Santos, se adelantó con 21 senadores. El uribismo tiene en este momento 20 y el control del Congreso se quedaría repartido entre los partidos de la coalición que apoya al Gobierno de Juan Manuel Santos —Partido de la U, liberales y Cambio Radical-, los conservadores, el Polo Democrático (izquierda) y Alianza Verde, con 47 escaños de los 102 que conforman la Cámara Alta.

Estas legislativas tienen especial trascendencia por el momento político que vive Colombia en torno al proceso de paz con las FARC, la guerrilla más numerosa y antigua de América Latina. El próximo Congreso de Colombia que salga de las urnas tras las elecciones legislativas de este domingo será el del postconflicto. A eso le apuestan no solo algunos candidatos en campaña, sino analistas, académicos y periodistas en Colombia, que confían en que los diálogos que sostiene el Gobierno de Juan Manuel Santos con la guerrilla de las FARC terminarán en un acuerdo de paz. También se espera el inicio de un nuevo proceso con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la otra guerrilla colombiana.

En caso de que Santos logre la reelección en las presidenciales el próximo 25 de mayo, como hasta ahora apuntan las encuestas a pesar de que el respaldo no supera el 30%, la construcción de la paz será uno de los temas centrales del debate en el Legislativo. De ahí que el principal reto que enfrenta el ahora presidente y candidato es obtener las mayorías en el Congreso, para así sacar adelante los acuerdos que eventualmente se alcancen en La Habana. En otras palabras, “si se quiere llegar a la paz con las FARC, se necesita un Parlamento dispuesto a ella”, escribió el sociólogo y periodista Alfredo Molano en el diario El Espectador.

La importancia del nuevo Parlamento en el tema de la paz radica en que tendría el reto de implementar todos los acuerdos a que llegue el Gobierno con las guerrillas a través de leyes y reformas. La primera tarea será reglamentar el polémico Marco Jurídico para la Paz, un acto legislativo aprobado por el Congreso en 2012, que permitirá diseñar un modelo de justicia de transición que satisfaga a las víctimas, pero que también permita alcanzar la paz. Este modelo se aplicaría a los guerrilleros que se desmovilicen.

Uno de los grandes dilemas del actual Gobierno ha sido buscar un equilibrio, en la práctica, la justicia y la paz, la reparación y la verdad. Santos cree que es imposible juzgar a todos los culpables de delitos atroces. La fórmula sería procesar los casos más graves, que es la propuesta del Marco para la Paz. Esto lo rechaza frontalmente la oposición encabezada por el expresidente Álvaro Uribe, que afirma que ese camino traerá impunidad. Ahora, con la previsible entrada en el Senado de Uribe, el mayor detractor del proceso de paz, ese debate puede tomar nuevos rumbos.

El Congreso saliente, en el que la coalición de Gobierno tenía mayoría, aprobó la ley de Víctimas y Restitución de Tierras, el Marco para la Paz y el proyecto de ley sobre el referendo para la paz, leyes que, en palabras del presidente del Congreso, el liberal Juan Fernando Cristo, “permitirán aplicar mecanismos de justicia transicional a los integrantes de los grupos insurgentes”. Pero la firma de un eventual acuerdo con las FARC traerá retos mayores, uno de los cuales será la forma en la que los guerrilleros pagarán sus delitos y como se articulará su participación en política.

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Para el analista Juan Carlos Palou, si Santos es reelegido debe mantener unida la coalición que ahora integran tres partidos, para lograr que los congresistas aprueben las leyes estatutarias y otras necesarias para ratificar los acuerdos de paz. Aunque el uribismo no sea mayoritario en el nuevo Parlamento, será “monolítico, altamente ideologizado y con grandes incentivos para frenar las posibles reformas que, aunque no conocemos su alcance, seguramente atentarán contra los privilegios de las élites regionales que lo acompañan”, dice el analista. Sin embargo, otra cosa puede ocurrir si los acuerdos con las FARC son refrendados por los colombianos de manera contundente. “El Congreso no podría aparecer contradiciendo la voluntad popular”, añade Palou, y esto pondría a Uribe en una situación difícil.

Pero lo cierto es que las encuestas son ambiguas al respecto: los colombianos apoyan una salida negociada del conflicto pero rechazan, por ejemplo, que los guerrilleros desmovilizados participen en política sin pagar un solo día de cárcel. El panorama no empezará a aclararse hasta que el proceso de paz llegue a buen término, y por ahora está a mitad de camino. A pesar de las promesas iniciales de Santos, ya está descartado que se logre un acuerdo antes de las elecciones del 25 de mayo.

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