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Los venezolanos podrán comprar divisas sin restricciones

El anuncio de un tercer tipo de cambio de la moneda local supone un triunfo temporal del ala pragmática del Gobierno de Maduro

El vicepresidente económico venezolano, Rafael Ramírez
El vicepresidente económico venezolano, Rafael RamírezEFE

Al enrevesado sistema cambiario de Venezuela –que ofrecía hasta tres cotizaciones del precio del dólar- se agregó este martes un nuevo precio. El vicepresidente del Área Económica y presidente de Petróleos de Venezuela, Rafael Ramírez, anunció la segunda versión del Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad) que permitirá a particulares y empresas adquirir dólares sin las restricciones impuestas por el control de cambios vigente desde febrero de 2003.

Los interesados podrán cambiar el bolívar, la moneda local, a través de bancos y casas de bolsa, que a su vez venderán al interesado títulos valores del Gobierno o dinero en efectivo puesto por particulares. Los mercados recibieron con beneplácito el anuncio de la medida, que se publicó en la Gaceta Oficial este martes. Los bonos soberanos culminan con un alza de 0,45 puntos promedio con mayor volatilidad en la parte corta y media de la curva, donde los bonos como el Venz 2016 y Venz 2018 (cupón 13,625%) arrojaron recuperaciones de medio punto.

Esto tal vez diga poco al venezolano promedio. Lo importante a partir de ahora es que informar de la cotización del dólar en el mercado negro dejó de ser un delito penado en la Ley de Ilícitos Cambiarios, que quedó derogada con el nuevo convenio cambiario publicado en Gaceta Oficial. Con esta medida el gobierno pretende darle a los ciudadanos una manera de protegerse de la inflación que, según Nelson Merentes, presidente del Banco Central de Venezuela (BCV), llegó en febrero a 3,3%, pero también aspira que disminuya el valor de la moneda estadounidense en el mercado negro, que está semana se cotizó en 80 bolívares por dólar. Todo dependerá de la oferta del sector público y de la confianza del sector privado para transar sus divisas.

La decisión representa también un triunfo del ala pragmática del gabinete económico sobre el grupo de los ideólogos, encabezados por el ministro de Planificación Jorge Giordani, el gran arquitecto de la cosmovisión chavista de la economía, más partidaria de reservarle al Gobierno el control de las divisas. En 2010 Giordani logró convencer a Hugo Chávez de eliminar las operaciones del mercado permuta –que permitían al público comprar títulos denominados en dólares pero pagaderos en bolívares- que permitían a aquellas empresas que no recibían dólares a la tasa preferencial, de 6,30 bolívares por dólar, de acuerdo a la última devaluación de febrero 2013, adquirir materia prima o productos terminados.

Venezuela, un país de vocación importadora, pagó con escasez de casi todo lo que se transa y con una inflación anualizada de 56,2% la política económica impulsada por Giordani. La apertura de este mercado para comprar y vender divisas, cuya cotización fluctuará de acuerdo a la oferta y la demanda y contará con la intervención del BCV si el precio se dispara, era uno de los clamores del sector productivo nacional. En una jugada hábil el presidente Nicolás Maduro ha dado el visto bueno a la decisión, que se venía sopesando desde finales de año, tras convocar un pleno con el sector económico del país a instancias del CEO de Empresas Polar, Lorenzo Mendoza., la empresa más importante del país.

El venezolano menos suspicaz interpreta esta decisión como una prueba de que el diálogo convocado el Gobierno es mucho más que un ejercicio retórico, como lo ha denunciado la oposición. En realidad con la muerte de Chávez y la permanente escasez, en niveles históricos de 28% desde que el BCV entrega este indicador, el gobierno planteó a Maduro la necesidad de despenalizar el mercado negro. Los comerciantes que no obtenían las divisas preferenciales de la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi, hoy Cencoex) acudían al mercado negro para reponer mercancía. Con ese valor calculaban el costo de reposición.

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La cotización de la moneda en el nuevo mercado no se conoce porque recién el jueves empezará a trabajar. Tampoco está claro cuánto dinero diario pondrá el Gobierno para abastecer la voracidad de los clientes. En el país hay mucha liquidez y los economistas esperan que haya una fuerte presión al alza de la moneda contenida apenas por el dinero que ponga el BCV. “Nosotros tenemos suficientes divisas para abastecer. Venderemos lo que necesite la economía. A diferencia de los otros sistemas tenemos suficiente en títulos valores para abastecer”, dijo el ministro Ramírez cuando fue consultado por un periodista.

El nuevo valor de la moneda estadounidense se agregará a los valores ya establecidos: 6.30 bolívares por dólar para importar rubros básicos, alrededor de 12 para satisfacer la demanda de materias primas de otras industrias seleccionadas a dedo por el Gobierno –una oferta de 220 millones de dólares semanales- y casi 80 del precio del billete verde en el mercado no oficial, con el que se repone todo lo que no está incluido en las cotizaciones subsidiadas. La brecha entre cada precio quizá sea el mejor retrato de las distorsiones de la economía venezolana.

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