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Retirados los cargos la diplomática india acusada de explotar a su empleada

La justicia de EE UU considera que la inmunidad que otorgó el país a la exvicecónsul a última hora inhabilita todo el proceso

La exvicecónsul india en Nueva York, Devayani Khobragade
La exvicecónsul india en Nueva York, Devayani KhobragadeMOHAMMED JAFFER (REUTERS)

En un nuevo giro en este culebrón judicial y diplomático, una juez federal retiró el miércoles los cargos contra la exvicecónsul india en Nueva York, Devayani Khobragade, al considerar que la inmunidad diplomática absoluta que le otorgó en el último momento Estados Unidos inhabilita por completo las acusaciones de que mintió en la tramitación de un visado para que su empleada del hogar india residiera en el país y le pagó por debajo del salario mínimo. El sobreseimiento debería ayudar a rebajar más la tensión entre Washington y Nueva Delhi después de que la detención y posterior expulsión de EE UU de Khobragade desencadenase una espinosa crisis. Pero todo dependerá de cómo evolucione el caso y de si realmente se puede dar por cerrado. La Fiscalía baraja presentar nuevas acusaciones contra la exvicecónsul fuera del amparo de la inmunidad. Esta podría enfrentarse a otras investigaciones en su país si se confirma, como apuntan medios locales, que sus dos hijos tenían doble nacionalidad, con pasaportes de EE UU e India, lo que vulneraría las leyes indias.

De momento, la estrategia legal de Khobragade - que fue detenida a mediados de diciembre- ha surgido efecto gracias a un calculado análisis de los tiempos. La juez de Nueva York Shira Scheindlin dictaminó que la diplomática ya gozaba el 9 de enero -cuando fue inculpada formalmente de los cargos- de una amplia inmunidad. Esta le había sido otorgada el día anterior por el Gobierno estadounidense al permitirle trasladarse a la delegación india en la ONU, donde los diplomáticos gozan de más protección que como cónsules, por lo que oficialmente no podía ser procesada por unas acusaciones que le podrían haber conllevado hasta quince años de cárcel. Lo paradójico es que la concesión de la inmunidad fue fruto de una rocambolesca solución política para forzar a Khobragade a abandonar EE UU: tras otorgarle dicha protección, el Gobierno de Barack Obama pidió al de Manmohan Singh que no aplicara dicha inmunidad. Nueva Delhi lo rechazó y esto provocó que Washington solicitara a la vicecónsul que saliera del país, lo que hizo el mismo día 9 por la noche.

Tras su retorno a India, tanto la delegación estadounidense en la ONU como el fiscal que llevaba el caso avisaron de que la exvicecónsul, de 39 años, podía ser detenida si volvía a EE UU y que la inmunidad no era retroactiva. La decisión del juez parece alejar esas posibilidades, pero solo por ahora, pues un portavoz del fiscal avisó el miércoles que el fallo no cierra la puerta a nuevas acusaciones y que tiene “intención de proceder de forma acorde”. Por su parte, un alto cargo del Departamento de Estado manifestó a la agencia Reuters su sorpresa por la retirada de los cargos, mientras el Ministerio de Exteriores indio aplaudió la decisión pero se mostró cauto a la espera de conocer los detalles.

El abogado de Khobragade, Daniel Arshack, se mostró más eufórico y a la vez amenazante. Dijo que ella se siente “alentada” pero alertó que una nueva acusación “podría considerarse un acto agresivo y que sería poco aconsejable de seguir”. Finalmente, Safe Horizon, la organización que ha gestionado la acusación legal de Sangeeta Richard, la trabajadora de la vicecónsul que se fugó de su casa tras comprobar que cobraba mucho menos de lo prometido, se mostró “esperanzada” de que el fiscal presente nuevas acusaciones contra Khobragade “ahora que ya no se podrá esconder detrás de la inmunidad diplomática” y consideró que supone una “oportunidad tremenda” de demostrar el compromiso de EE UU contra la explotación laboral.

El de Richard no es un episodio aislado. Hay otros tantos casos de empleados del hogar que se traen los diplomáticos de sus países de origen -cuyo visado está ligado al de sus empleadores- que no gozan de las condiciones laborales exigidas en EE UU. Según el acta de acusación, Khobragade dijo en el formulario de visado para su empleada que le pagaría un salario de 9,75 dólares la hora, cuando en realidad le abonaba 30.000 rupias mensuales, lo que supone 3,33 dólares si se trabajan 40 horas a la semana. Pero, la víctima trabajaba en torno a cien horas por semana, sin días libres, por lo que su sueldo era de poco más de un dólar la hora. Además, el pasaporte de Richard fue retenido y su familia en India recibió presiones para que retirara las acusaciones.

Desde su salida de EE UU, Khobragade trabaja en la sede del Ministerio de Exteriores indio en Nueva Delhi y su caso ha seguido siendo utilizado por distintos políticos indios -apelando al orgullo nacionalista con la mirada puesta en las elecciones generales del 7 de abril- para denunciar una sensación de humillación por parte de EE UU. Al margen de la mera detención y la polémica sobre la inmunidad, lo que enfureció profundamente a las autoridades indias fue el trato que recibió la exvicecónsul por parte de la policía. Khobragade asegura que fue detenida y esposada cuando dejaba a su hija en el colegio, y tras el arresto fue cacheada intensamente por los agentes, que le hicieron sacarse algunas de sus prendas, y fue encerrada en una celda con criminales comunes y drogadictos. Fue liberada tras pagar una fianza de 250.000 dólares, que ahora le será devuelta. Según las autoridades policiales, el trato que recibió fue el habitual.

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Nueva Delhi respondió al arresto sacando privilegios a los diplomáticos norteamericanos que trabajan en India, anuló todo trato especial a los automóviles de los diplomáticos y retiró las vallas de seguridad en los alrededores de la Embajada. EE UU, por su parte, pospuso varias visitas previstas a India de altos cargos de la Administración Obama, que justamente se han empezado a retomar en las últimas semanas. India es un aliado clave para Washington en la región. Su relación versa en un amplio abanico de asuntos, como la estabilidad en Afganistán y Pakistán (enemigo de Nueva Delhi), el auge de China, la lucha contra el terrorismo internacional o la proliferación nuclear (India, igual que Pakistán dispone de capacidad atómica).

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