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Dos de cada tres colombianos no saben manejar el dinero, ¿y usted?

Más del 60% de la población desconoce cómo hacer un cálculo simple sobre la tasa de interés, por lo que están expuestos a financistas usureros, según una investigación

El ministro de Defensa de Colombia, Juan Carlos Pinzón, en un mercado.
El ministro de Defensa de Colombia, Juan Carlos Pinzón, en un mercado.M. D. CASTAÑEDA (efe)

Si usted sale a la calle en Bogotá o Medellín y le pregunta a diez personas si tienen cómo pagar por una emergencia médica u otro gasto inesperado, solo dos le contestarán que sí. Según un estudio del Banco Mundial, los otros ocho, viven al día, ahorran “bajo el colchón” o mediante mecanismos no regulados (por ejemplo, las cooperativas informales de ahorro conocidas como “natillas”). Y si necesitan dinero recurren a prestamistas privados que les cobran intereses de usura.

Además, dos tercios de la población colombiana no pueden hacer un cálculo simple sobre la tasa de interés, ni han recibido educación respecto de cómo administrar su dinero.

Una realidad que, además, es discriminatoria pues es peor en las zonas rurales que en las zonas urbanas, entre los pobres que entre la clase media, y entre las mujeres que entre los hombres, a pesar de que son ellas las que toman la mayoría de las decisiones financieras en los hogares.

Incluso quienes sí tienen conciencia de la importancia del ahorro, no siempre pueden, debido a la falta de lugares seguros y convenientes para hacerlo (apenas el 30% de los colombianos tiene una cuenta en una institución financiera formal).

“Ahorrar pequeñas sumas en casa es difícil, ya que los miembros de la familia pueden presionar para usar esos ahorros y cubrir con ellos necesidades inmediatas”, advierte Rekha Reddy, especialista en inclusión financiera del Banco Mundial.

La institución aporta en Colombia la experiencia de lo que aprendieron en México, donde pudieron comprobar que un aumento en el número de sucursales bancarias en determinadas zonas contribuyó a que creciera también el número de negocios, las oportunidades de empleo y los ingresos en esas áreas.

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Colombia creó en 2006 la llamada Banca de las Oportunidades, para ofrecer –a través de “corresponsales”- servicios financieros a población de menores recursos o en zonas remotas. La evidencia de que la demanda existe, es que apenas siete años más tarde el número de “corresponsales” (que operan en tiendas minoristas, gasolineras y oficinas de correos) llegó a 50.000, es decir cinco veces más que todas las sucursales bancarias del país.

Dinero electrónico

A pesar de este gran esfuerzo, la falta de acceso a instrumentos financieros sigue siendo uno de los principales desafíos para Colombia (y el resto de América Latina, donde 60% no están “bancarizados”). A esto se suma la necesidad de educar a la población en el uso adecuado de los instrumentos a su alcance, y de que se avance en la aprobación de una ley que apoye y regule las operaciones con dinero electrónico.

Un acceso mayor a los servicios financieros, estiman los expertos, podría beneficiar a la población más pobre.

“Para una gran parte de la población que no puede ahorrar y no califica para obtener un crédito, lo más beneficioso seria utilizar el teléfono móvil para hacer pagos y transferir dinero a familiares en otras localidades de manera fácil y barata”, explica Reddy.

Este tipo de dinero electrónico, que elimina intermediarios y riesgos, es una idea que ha sido promovida por figuras internacionales como la reina Máxima de los Países Pajos –que recientemente estuvo de gira por Colombia y Perú, como enviada especial de la ONU para la inclusión financiera- hasta el empresario informático Bill Gates.

Los dos destacan que con el uso de la tecnología digital, los campesinos, por ejemplo, podrían recibir el pago por sus productos directamente en sus cuentas, sin necesidad de manejar efectivo. Al igual que los beneficiarios de programas sociales, lo cual les ahorraría a los gobiernos grandes cantidades de dinero, pues se reduce la burocracia para manejar esos subsidios.

Por medio de esas mismas cuentas se podría hacer el pago de servicios públicos, como agua o electricidad, con lo cual se estaría creando una especia de historial bancario que podría ayudar a esas personas a lograr acceso a créditos para pequeñas empresas o inversiones como una vivienda o la educación de los hijos.

Isabelle Schaeffer es productora online del Banco Mundial.

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