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Obama recibe a Abbas para atraerlo hacia su “acuerdo marco” con Israel

El líder de la Autoridad Nacional Palestina se opone, a priori, al borrador y a los nuevos plazos propuestos por EE UU para impulsar el proceso de paz

El presidente de EE UU, Barack Obama, y el de la ANP, Mahmud Abbas, en el Despacho Oval.
El presidente de EE UU, Barack Obama, y el de la ANP, Mahmud Abbas, en el Despacho Oval.Alex Wong (Getty)

La cita que este lunes reúne en la Casa Blanca al presidente de EE UU, Barack Obama, ya al de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, está llamada a ser algo más que voluntarismo y una entrañable foto final: con el 29 de abril acercándose, la fecha en la que acaba el periodo inicial de nueve meses que se dieron los equipos negociadores israelí y palestino para promover la paz, llega el momento de las decisiones, las que han de impulsar o estancar el proceso. El equipo de Abbas entiende, por ello, que se trata de una de las entrevistas más importantes de los últimos años.

"No tenemos tiempo que perder, tiempo es algo que ya no tenemos, especialmente, si tenemos en cuenta la difícil situación por la que está pasando Oriente Próximo Ojalá seamos capaces de aprovechar esta oportunidad para lograr la paz", ha señalado Abbas al comienzo del encuentro.

Espero ver progresos en las próximas semanas" Barack Obama

Obama, decidido ahora a encabezar personalmente el acercamiento entre los dos adversarios históricos, tras el empuje –casi en solitario, casi quijotesco- de su secretario de Estado, John Kerry, tiene un objetivo doble que cumplir: tratar de lograr el apoyo de Abbas para el acuerdo marco diseñado por su administración y pelear para convencer al rais palestino de que hay que prolongar esta fase inicial de contactos, más allá de abril, en vez de tirar la toalla entonces."Espero ver progresos en las próximas semanas", ha señalado el mandatario estadounidense antes del encuentro.

La Casa Blanca, sin embargo, no parece muy optimista sobre la posibilidad de lograr acercar posturas entre las dos partes implicadas en el proceso. La semana pasada, Kerry manifestó su frustración en el Congreso ante la posibilidad, cada vez más clara, de que el reconocimiento de Israel como un Estado judío vuelva a ser el detonante que rompa las negociaciones. Ni el borrador del secretario de Estado ni la dilación de los plazos convencen hoy a Abbas, y menos aún a su entorno. El presidente palestino se ha opuesto a ambos, con palabras menos duras que las de sus asesores. Como ya ocurrió hace dos semanas durante la visita del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, al Despacho Oval, Obama ha instado a Abbas a que en las próximas semanas "asuma riesgos" para impulsar la continuación del diálogo de paz. "Vamos a tener que adoptar decisiones políticas difíciles para seguir adelante", ha reconocido el presidente.

Pocos detalles precisos han trascendido del texto base, más allá de que reconoce la creación de un Estado palestino y a Israel como Estado judío. Las propuestas sobre otros temas esenciales, como los refugiados, Jerusalén, la seguridad o los recursos naturales son las que se supone que deberá explicar con más detalle Obama a Abbas. No ha habido filtraciones, tal y como exigió a las partes EEUU. Para la delegación palestina –en la que acompañan a Abbas el negociador Nabil Shaath y el jefe de Inteligencia, Majid Faraj- hay puntos irrenunciables, como que su Estado debe tener como fronteras las previas a la guerra de 1967 y que el control del Valle del Jordán, estratégico por sus recursos y vía natural a Jordania, debe permanecer bajo soberanía palestina y no bajo control militar israelí, como propone el Gobierno del primer ministro Netanyahu.

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Se espera que Abbas, pese a todo, se muestre más flexible, pues el tiempo se acaba y la disyuntiva que se presenta es la de ceder donde se pueda o romper la baraja

Al inicio del encuentro, el presidente de EE UU ha reiterado el apoyo de Washington a ahondar en el compromiso sobre las fronteras del 67, "que garantice la seguridad de Israel pero también que Palestina es un Estado soberano que pueda satisfacer las aspiraciones que ha estado persiguiendo durante tanto tiempo". Palestina, avalada por la Liga Árabe, se ha negado a reconocer el Estado judío de Israel, y esta misma semana han generado sarpullidos las declaraciones de Kerry en las que aseguraba que “insistir” en este reconocimiento es un “error” cuando se habla de puntos “decisivos” en la negociación.

Se espera que Abbas, pese a todo, se muestre más flexible, pues el tiempo se acaba y la disyuntiva que se presenta es la de ceder donde se pueda o romper la baraja. Los medios palestinos publican este lunes que podría reconsiderar su negativa a prolongar el periodo de diálogo, permitiendo que dure hasta finales de año. A cambio, dos peticiones: la congelación total de nuevas construcciones en asentamientos ilegales –en los que hoy viven más de 500.000 israelíes entre Cisjordania y Jerusalén Oriental- y una liberación extra de presos palestinos, que incluya a los más mayores y enfermos y a dos de los reclusos más simbólicos para su pueblo: Marwan Barghouti, de enorme influencia en Fatah, condenado a cinco cadenas perpetuas por la muerte de israelíes y líder de las dos Intifadas; y Ahmad Saadat, del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), condenado por el asesinato del ministro israelí de Turismo Rahavan Zeevi.

Esta liberación debe ser complementaria a la de los 104 presos que Israel prometió soltar durante el primer periodo negociador –desde agosto ya han salido de prisión tres grupos de 26 cada uno-. Abbas se ha referido a ellos durante el encuentro con Obama. "Tenemos un acuerdo con Israel que pasa por la puesta en libertad el 29 de marzo de una tanda de prisiones y esperamos que se cumpla porque eso enviaría una impresión muy sólida de la serieded de sus esfuerzos por alcanzar la paz", ha señalado el líder palestino.

Las peticiones de Abbas no parecen fáciles de lograr, toda vez que la moratoria sobre las colonias ya se exigió antes de retomar el proceso de paz el pasado verano, tras tres años de bloqueo total, y ni entonces se le concedió. Barghouti y Saadat son nombres que Israel, históricamente, no ha querido ver en la lista de liberados. “Esperamos que haya progresos”, confió, pese a todo, el líder palestino en sus últimas declaraciones de la pasada semana.

Esta mañana se han producido manifestaciones de apoyo a Abbas en los territorios palestinos, de ciudadanos que le dan su respaldo y le piden “firmeza”, mientras crecen los grupos de opositores que prefieren acabar con las negociaciones y optar por otras vías de lucha. La alternativa, dicen los críticos, ha de ser la de pelear por el pleno reconocimiento de Palestina como estado en Naciones Unidas –en noviembre de 2012 fue declarado estado observador, no miembro- y por la incorporación a los distintos organismos de la ONU a los que ya tiene derecho de acceso, incluyendo la adhesión al Estatuto de Roma, que reconoce a la Corte Penal Internacional.

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