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La cosecha de quinua siembra conflictos en el altiplano boliviano

Los enfrentamientos entre agricultores se han recrudecido en las últimas semanas

El auge internacional de la quinua boliviana está influyendo en el resurgimiento de conflictos entre pueblos productores del altiplano, pero también impulsa la transición de una economía agrícola familiar indígena a otra de corte capitalista, que acapara tierras comunitarias y olvida los cuidados tradicionales que se daba a las parcelas colectivas.

Los enfrentamientos entre agricultores de Quillacas, de Oruro, y de Coroma, de Potosí, se han recrudecido en las últimas semanas aparentemente debido a la ambición de contar con la mayor cantidad de quinua para destinarla a la exportación y beneficiarse de los altos precios del grano en el mercado internacional.

Oruro aporta con el 87% de la producción de quinua destinada a la exportación, de acuerdo a cifras del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) para la campana de 2012; el restante 13% proviene de Potosí, La Paz, Chuquisaca, Cochabamba y Tarija.

El antagonismo está llegando a altos niveles regionales. El gobernador de Potosí, Félix González, ha advertido, el viernes, sobre la posibilidad de “movilizar" a sus organizaciones sociales en defensa del territorio. González respondía así a la decisión del Comité Cívico de Oruro de desplegar medidas si se vuelven a repetir los atropellos de los pobladores de Coroma contra los agricultores de Quillacas.

Las autoridades policiales de Oruro han confirmado los actos de agresión entre pobladores de Coroma y los agricultores orureños de la comunidad de Santa María de Quillacas, que cultivan quinua. Según la Policía, unos 200 vecinos de Coroma avasallaron tierras en Santa María y dejaron a su paso algunos heridos y contusos por golpes de piedras y palos. Las autoridades de Coroma han solicitado la presencia policial para evitar nuevos choques.

Tradicionalmente, la quinua ha sido un cultivo que ha sellado una pacífica relación de la comunidad en las tareas de siembra y recolección del grano en tierras individuales bajo el sistema de reciprocidad del “ayni” y, en las tierras colectivas, o “aynoqas”, bajo el sistema de rotación de las parcelas asignadas a cada familia, además del mantenimiento de periodos de descanso de la tierra comunal para asegurar cultivos de calidad.

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El boom de los precios internacionales, el impulso que el gobierno del presidente Evo Morales está dando a la producción y a la exportación del grano, tras el “Año Internacional de la quinua” por la FAO, y la fuerte atracción que los inversores sienten por este rubro, contribuyen de un modo u otro a una transformación económica y social del sector productivo de la quinua, de acuerdo a estudios realizados por encargo del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA).

Los investigadores Enrique Ormachea y Nilton Ramírez han desarrollado un laborioso estudio sobre la actividad productora de quinua en las comunidades del altiplano sur de Bolivia. En las conclusiones señalan la existencia de un proceso de “mercantilización de la tierra y de la vida económica y social” de los comunarios y la transición a una economía capitalista, con relación de patronos y asalariados.

“Las comunidades campesinas del Altiplano sur –ayllus y markas- ya no son aquellas con fuertes resabios comunalistas, donde prevalecía un cierto nivel de homogeneidad entre sus miembros”, expresan los investigadores y concluyen que “una minoría ha acaparado la mayor parte de las tierras y de la producción de quinua”; minoría convertida en capitalista, propietaria de tractores e insumos industriales para el procesamiento del grano. Quedan “muy pocos productores directos que aún podrían ser catalogados como productores campesinos, pues producen con el concurso exclusivo de fuerza de trabajo familiar”, aún cuando estos mismos trabajan como asalariados temporales para los capitalistas plenos y pequeños capitalistas.

La Fundación Milenio, en un informe de coyuntura dedicado a la quinua, advierte que el auge de precios está obligando a sembrar todos los anos en las mismas parcelas, extendidas ahora por el uso de maquinaria de siembra y cosecha, “generando con ello un acelerado proceso erosivo que empieza a desertificar algunas áreas del altiplano”, además de que con este mismo afán “se viene invadiendo las praderas de pastoreo natural” de camélidos y ovinos “cuyo guano es un insumo fundamental para la fertilización ecológica de las tierras” destinadas a la quinua.

Las ambiciosas metas de producir mayor cantidad de quinua “han echado al olvido” la costumbre de dejar descansar por ocho años las parcelas de tierras comunales para cultivar después la quinua con la alta calidad que caracteriza al grano de la región.

Bolivia es el primer exportador mundial de quinua y su mayor mercado (con más del 60 por ciento) es Estados Unidos y, aspira a aumentar aún más la producción del grano para atender la creciente demanda en el mercado internacional. Existen otros países que también han comenzado a cultivar y producir quinua, el grano de oro de los Incas.

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