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La disputa por un islote, excusa para el rearme en Centroamérica

Se dispara la tensión entre Honduras y El Salvador por la diminuta isla Conejo, de apenas medio kilómetro cuadrado

El helipuerto que el presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, inauguró en la Isla Conejo.
El helipuerto que el presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, inauguró en la Isla Conejo.Julio Antunez (EFE)

A casi 45 años de haberse enfrentado en un conflicto bélico de 100 horas—“la guerra del fútbol”—que agudizó para siempre sus pleitos fronterizos, Honduras y El Salvador subieron el tono de sus enfrentamientos diplomáticos por la posesión de Isla Conejo, una pequeña porción de tierra ubicada en golfo de Fonseca, en el litoral Pacífico, que provocó nuevas tensiones bilaterales con ánimos nacionalistas e inquietudes militares.

Tegucigalpa calificó de “impertinente” a El Salvador por insistir en reclamar derechos soberanos en Conejo, que está controlada por tropas hondureñas, y el pasado viernes advirtió que “se siente amenazada” por el “incremento del poder militar” del gobierno salvadoreño, porque “rompe” el balance regional de fuerzas “en un marco mediático peligroso”.

El “reclamo insular” de San Salvador, añadió, “ha adoptado recientemente modalidades de alcance imprevisible al ser las más altas autoridades de El Salvador las que han expresado que no tenían capacidad militar para reivindicar soberanía sobre la Isla de Conejo y, enseguida (el 30 de octubre del 2013) anunciar la compra de un escuadrón de aviones militares de ataque A-37 que presuntamente habría de brindarle a El Salvador la capacidad militar que decía no tener, en el marco de las tensiones artificiales provocadas por su Gobierno contra la soberanía de Honduras”.

En respuesta, el presidente de El Salvador, Mauricio Funes, replicó al día siguiente que la isla es salvadoreña y descalificó una serie de nuevas y recientes acciones adoptadas por el Gobierno de Honduras, como inaugurar un muelle—helipuerto en Conejo y establecer un cordón de desarrollo turístico en Fonseca, cuya posesión es tripartita ya que es compartida por ambos países y por Nicaragua.

En su programa radiofónico sabatino, Funes atribuyó la situación q que el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, “acaba” de asumir el poder (el pasado 27 de enero) y desconoce que, por ser trinacional, los hondureños están inhibidos de actuar unilateralmente en el golfo. Pero tras reafirmar que su gobierno agotará las vías diplomáticas, de seguido advirtió: “Si Honduras se empecina en mantener presencia militar ahí, entonces hay que recurrir a otros foros”.

Los intereses políticos

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En un escenario de crispación en ascenso, ¿qué hay detrás del diferendo en torno a un territorio de 0,5 kilómetros cuadrados? Un intenso intercambio de notas diplomáticas y de declaraciones se ha registrado en los últimos días entre San Salvador y Tegucigalpa.

Por sus intereses políticos internos, los dos países explotan el nacionalismo y una carrera armamentista, el hondureño Víctor Meza, director del (no estatal) Centro de Documentación de Honduras, el más antiguo foro de análisis político de esa nación.

En una entrevista con EL PAÍS, Meza explicó que “no hay duda de que hay una incipiente y peligrosa carrera armamentista en Centroamérica, con la única excepción de Costa Rica. Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala están adquiriendo armamento con el pretexto de luchar contra las drogas”.

“El Salvador adquirió recientemente 10 aviones en Chile, así como lanchas súper modernas y helicópteros, entre otros equipos. Siento que hay una carrera armamentista no declarada en estos países, particularmente en el Triángulo Norte y que también en un incidente o un reclamo como el de la Isla Conejo podría estar relacionado”, añadió.

La controversia sobre Conejo surgió en septiembre de 2013, en una época en el que los dos países estaban involucrados en una intensa campaña electoral por la carrera hacia la Presidencia, recordó. El Salvador protestó ante Honduras en septiembre pasado porque los hondureños realizaron en la isla un acto para celebrar el 192 aniversario de la independencia de España.

“El momento en el que el asunto se planteó tiene que ver con la cercanía y la intensidad de los procesos electorales en (febrero y marzo de 2014) El Salvador y en (noviembre de 2013) Honduras. El manejo de los valores nacionalistas, el ‘chauvinismo’, ha sido un recurso al cual siempre han acudido los políticos en su demagogia electoral. Y en el caso de las relaciones históricas entre Honduras y El Salvador no sería esta la primera vez., ya que están los antecedentes de la guerra de 1969, que tuvo mucho que ver con procesos políticos internos en ambos países”, dijo.

Un choque mortal

Del 14 al 18 de julio de 1969, y en medio de las disputas futbolísticas entre El Salvador y Honduras en lucha por clasificar al Mundial de México 1970 y que derivaron en graves disturbios entre aficionados de los dos países, salvadoreños y hondureños protagonizaron una guerra que dejó más 5.000 muertos.

Aunque los hechos coincidieron también con agresiones a salvadoreños para su expulsión de Honduras, los entretelones estuvieron marcados por la profunda inestabilidad política en los dos países, gobernados entonces por militares, y estimuló, entre otros factores, la modernización y rearme de sus aparatos castrenses.

Otro saldo fue el agravamiento de un añejo litigio territorial sobre unos 450 kilómetros cuadrados, en un pleito que los dos países aceptaron dirimir en la Corte Internacional de Justicia, en La Haya, Holanda. En 1992, la Corte ratificó la soberanía hondureña en La Isla del Tigre y la salvadoreña en las islas Meanguera y Meanguerita, por lo que la posesión de Conejo sigue generando disputas bilaterales, ya cada país la reclama como parte de su territorio.

Tampoco es necesario “estarnos peleando por esa porción de tierra tan minúscula”, alertó el arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas, en una rueda de prensa este domingo, tras señalar que son “países hermanos”.

“Es el momento de favorecer la negociación, la diplomacia, la defensa firme del territorio, sobre todo la soberanía del país, pero sin caer en este ambiente de zozobra o provocación o de lucha donde se pueda ver en peligro la paz de la región”, agregó. Una fuente salvadoreña recordó que el caso calza con lo que el ya fallecido escritor argentino Jorge Luis Borges dijo, a propósito de la disputa entre Argentina y Reino Unido por la posesión de las Islas Malvinas, en el Atlántico Sur, al asegurar que se trataba de un pleito entre dos calvos por la posesión de un peine.

El Salvador ha reiterado su soberanía en la isla y demandado su “desocupación inmediata”, alegando que Conejo “nunca estuvo en disputa” en la Corte y que “su estatus jurídico no fue afectado” por la sentencia de 1992. Honduras rechazó los reclamos de su vecino y reafirmó que la isla le pertenece.

La isla fue ocupada por Honduras en 1983, en el fragor de las guerras en Centroamérica y como apoyo de los militares hondureños a los salvadoreños para detener el contrabando marítimo de armas que el entonces gobierno sandinista de Nicaragua enviaba por el golfo de Fonseca al entonces guerrillero Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, que desde 2009 gobierna en El Salvador.

El golfo, con una extensión de 3.200 kilómetros cuadrados, tiene 32 islas e islotes y ha resurgido desde 2012 como foco de constantes tensiones y pugnas. Pescadores salvadoreños y nicaragüenses han denunciado hostilidad de militares hondureños y pescadores hondureños acusan de acoso a tropas nicaragüenses y salvadoreñas.

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