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Francia y México buscan el deshielo de sus relaciones tras el ‘affaire’ Cassez

El presidente Françoise Hollande comienza este jueves una visita oficial a Enrique Peña Nieto

Luis Pablo Beauregard
Hollande y Peña Nieto, en una imagen de archivo.
Hollande y Peña Nieto, en una imagen de archivo.EFE

Francia y México tendrán este jueves una nueva oportunidad para relanzar sus relaciones bilaterales después del affaire Florence Cassez, que provocó el distanciamiento entre las administraciones de Nicolás Sarkozy y Felipe Calderón. El presidente francés, Françoise Hollande comenzará este jueves una intensa visita de Estado que desea marcar una nueva relación entre ambas naciones. La estancia en México del mandatario contempla, entre otros eventos, la celebración de un foro económico, una reunión con la comunidad francesa en el país y una visita, junto con el presidente Enrique Peña Nieto, a la zona arqueológica de Teotihuacán (en el centro del país).

Florence Cassez, una ciudadana francesa, fue liberada el 23 de enero de 2013 por la Suprema Corte de Justicia mexicana después de varios años de polémica. Los ministros le otorgaron un amparo que reconocía la vulneración de sus derechos procesales poco después de que la policía mexicana la detuviera por formar parte de una banda de secuestradores. Después de una histórica sesión, Cassez fue liberada dividiendo las opiniones. Un importante sector de la sociedad se mostró ofendido. Pensaba que los magistrados estaban liberando a una secuestradora sentenciada. Otro grupo importante lo calificó como un hito en la administración de la justicia en México, donde se estaban resarciendo los excesos del Estado.

En Francia la liberación fue vista como un triunfo. Los franceses percibían a Cassez como una víctima inocente de un sistema de justicia corrupto. El presidente Sarkozy había hecho suyo el caso liderando una cruzada diplomática. En febrero de 2009 signó una carta enviada al presidente Calderón solicitando que su compatriota fuera trasladada a Francia para cumplir su sentencia allí, según el Convenio de Estrasburgo. México se negó. El presidente Calderón usó el caso como un estandarte de la justicia a pesar de las dudas que dejó el operativo que la detuvo (se mintió en la fecha y hora del arresto, no se notificó a la embajada ni se brindó asistencia consular). Cassez estuvo en la cárcel durante siete años.

Todo esto es hoy “cosa juzgada”, afirmó optimista el subsecretario de Relaciones Exteriores, Carlos de Icaza. “Hemos dado vuelta a la página”, señaló en una conferencia de prensa en la que se detalló la agenda de Hollande.

La visita comenzará la mañana del jueves (aunque el mandatario galo llegará a la medianoche del miércoles) en un evento con el presidente Enrique Peña Nieto en el Campo Marte y, posteriormente, en la residencia oficial de Los Pinos. En el Senado, el presidente socialista, se reunirá con legisladores mexicanos. Y, horas más tarde, comerá con la comunidad francesa en México.

El viernes 11 de abril participará en un foro económico junto con su homólogo mexicano. Juntos viajarán a la zona arqueológica de Teotihuacán. Hollande continuará el camino hasta el estado de Querétaro, en el centro del país, a la inauguración de un campus aeronáutico y la visita al corredor industrial, donde se encuentran algunas empresas francesas.

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De Icaza asegura que esta estancia comprobará que la relación entre México y Francia “se encuentra en una de sus mejores épocas”. Sin embargo, otra sombra de polémica planea sobre la visita.

Maude Versini, una ciudadana francesa, lleva meses solicitado a las autoridades mexicanas tener contacto con los tres hijos que tuvo con Arturo Montiel, exgobernador del Estado de México, la entidad natal del presidente Peña. Montiel es uno de los padrinos políticos del mandatario mexicano. Durante su Gobierno, Peña afianzó su carrera política. Versini dice que la diplomacia francesa le aseguró que Hollande expondrá su tema, “no de forma oficial”, ante su homólogo. El subsecretario, no obstante, señaló que esto “no forma parte de la agenda política ni del diálogo político”, sino que se trata de un conflicto entre particulares.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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