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Nueva sede de coste creciente para la Alianza Atlántica

El encarecimiento amenaza el futuro cuartel general en Bruselas en una época de recorte de gasto

Una parte de la nueva sede en construcción de la OTAN, en noviembre.
Una parte de la nueva sede en construcción de la OTAN, en noviembre.virginia mayo (afp)

Ocho alas como garras entrelazadas y un coste de al menos 1.000 millones de euros. El edificio, fácilmente distinguible desde el avión en el despegue del aeropuerto de Bruselas, será la nueva sede de Alianza Atlántica en la capital belga, su cuartel general político. Una gigantesca mole de acero y cristal en construcción, con sobrecoste muy probable, para una OTAN que redibuja su papel y cuyos miembros se resisten a rascarse los bolsillos a la hora de gastar en defensa.

La decisión de levantar una nueva sede, en terrenos situados frente a la actual —en el barrio de Evere—, se tomó en la cumbre de Washington de 1999, en tiempos de bonanza. El principal argumento fue “la obsolescencia” de los edificios actuales, ocupados desde 1967 en lo que se planteó como una instalación provisional, detalla una fuente de la Alianza. Hace casi medio siglo, la OTAN tenía 15 miembros y se oponía al Pacto de Varsovia. Ahora tiene 28, parte de los cuales proceden de aquella alianza de la órbita soviética. De todos ellos, solo tres (EE UU, Reino Unido y Grecia), cumplen con la petición del organismo de dedicar al menos el equivalente al 2% de su presupuesto a defensa. Pese a los reiterados requerimientos económicos, y crisis económica mediante, el gasto que supone el nuevo edificio —ocho plantas, pensado para al menos 4.000 empleados y con inauguración prevista en principio para 2016— levanta ciertas suspicacias.

El proyecto de nueva sede echó a andar en 2003, cuando la OTAN eligió el proyecto ganador del concurso internacional ad hoc. Triunfó el diseño conjunto de dos estudios de arquitectura, el estadounidense SOM —autor de obras como la torre Sears de Chicago— y el belga Assar, cuya factura asciende a 115 millones de euros, según los datos de la organización militar. El conjunto del proyecto se evaluó en 750 millones de euros, sin incluir elementos como la instalación de tecnologías de la información y comunicación o el mobiliario. El año pasado ya se habían sumado otros 250 millones para dotar esos capítulos, entre otras cosas. La factura alcanzaba así los 1.000 millones, una cantidad que en la OTAN ven “comparable” con el coste de algún edificio de la UE.

La partida prevista inicialmente para la construcción, 456 millones, “se mantiene”, remarcan en la Alianza. Pero puede ser por poco tiempo. Según Der Spiegel, la adjudicataria de la obra, BAM Alliance, atraviesa graves dificultades por el mal cálculo del coste y las reclamaciones de los subcontratistas. El precio de adjudicación fue inferior en 210 millones al que preveía la OTAN y ahora el consorcio adjudicatario quiere 245 millones más. En torno al 80% de la obra está listo.

El Ministerio de Defensa belga negocia una solución con la constructora. La organización asume retrasos en el gigantesco edificio, cuya construcción llegó a definir como “un voto de confianza en el futuro de la OTAN”.

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