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La OTAN anuncia un despliegue “por tierra, mar y aire” en el Este de la UE

El secretario general de la Alianza insiste en que la única solución posible es la política Occidente prepara más medidas por si fracasa el diálogo con Rusia, de este jueves en Ginebra

Anders Fogh Rasmussen, este miércoles en Bruselas.Foto: reuters_live
Lucía Abellán

La OTAN acelera su expansión en Europa del Este. La organización ampliará la presencia militar “por tierra, mar y aire” en las zonas europeas más vulnerables a los enfrentamientos que vive ya la vecina Ucrania. El secretario general de la Alianza, Anders Fogh Rasmussen, avanzó ayer esas intenciones, que se concretarán “en los próximos días”, sin querer ofrecer más pistas. Más allá del sigilo que acompaña las operaciones militares, la falta de detalles obedece a que la OTAN, como el resto de la comunidad internacional, ha extremado la prudencia hasta la reunión clave de este jueves, en la que Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y Ucrania tratarán de buscar una salida política al conflicto.

La Alianza Atlántica tiene ya listo el paquete militar que los ministros de Asuntos Exteriores solicitaron a principios de abril para hacer frente al desafío ruso. La organización desplegará más tropas en la zona, aumentará el número de aviones que protegen a los países bálticos —carecen de defensa aérea propia— y desplazará barcos al mar Báltico, al Mediterráneo Oriental “y a cualquier otro sitio que se necesite”, aseguró Rasmussen, que dice tener comprometidos ya los activos necesarios para esos despliegues y los ejercicios militares que realizarán. Fuentes aliadas descartan que exista ya un cálculo preciso de todos los refuerzos previstos.

Las medidas esbozadas por el mandatario de la organización constituyen la mayor muestra de fuerza realizada desde el inicio de la crisis ucrania, un conflicto que ha devuelto a la organización a sus orígenes, con la disuasión de las fuerzas rusas como primer mandato. Rasmussen advirtió de que se darán más pasos si es preciso y volvió a apelar al repliegue ruso. “Pido a Rusia que sea parte de la solución, que deje de desestabilizar a Ucrania, que retire sus tropas y que no apoye a las milicias separatistas prorrusas”, expresó el danés en una comparecencia ante la prensa en Bruselas.

La OTAN ha medido bien los tiempos para dar señales de movilización sin arruinar el encuentro que mantendrán este jueves los jefes de la diplomacia estadounidense, John Kerry, y europea, Catherine Ashton, con el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, y el ucranio, Andrei Deshchytsia, en Ginebra. “La solución política es el único camino hacia adelante”, concluyó Rasmussen, una valoración que comparte toda la diplomacia occidental, aunque la llegada de la violencia haya debilitado ese postulado.

A la espera de lo que pueda rendir la cita de Ginebra, Bruselas y Washington preparan ya una lista ampliada de sancionados por instigar la violencia en Ucrania (la mayoría de ellos rusos). La UE explora también el siguiente paso en la escalada de presión a Rusia: medidas de mayor alcance (bloqueo económico, embargo de armas...) para penalizar al país. La Comisión Europea entregó este miércoles a cada país miembro un sobre cerrado con el potencial daño económico que reportaría a su territorio un boicoteo a Rusia. Ningún país recibió información sobre las consecuencias para el resto para evitar comparaciones, según explican fuentes diplomáticas. Bruselas ha otorgado de plazo hasta el martes para que los Estados puedan hacer observaciones sobre las cifras remitidas.

Esta aceleración en la estrategia —unida a la preparación de una posible cumbre de jefes de Estado y de Gobierno para la próxima semana si Ginebra no apacigua los ánimos— revelan que Occidente confía ya poco en el presidente ruso, Vladímir Putin. Los líderes europeos se preparan para el peor escenario. También el Parlamento Europeo aprobó este miércoles una resolución mayoritaria en la que pide a los países miembros que endurezcan su actitud hacia Moscú.

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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