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Tres empresas de EE UU rectifican y envían ayuda a los damnificados de Dacca

Walmart, Children's Place y Gap anuncian una ayuda conjunta en el aniversario del colapso de un complejo textil en Bangladesh

Washington -
Una mujer bengalí sostiene un retrato de una víctima.
Una mujer bengalí sostiene un retrato de una víctima.A.M. Ahad (AP)

Las organizaciones sociales en Estados Unidos llegan al primer aniversario, este jueves, del trágico colapso de un complejo textil en Bangladesh con una sensación ambivalente: gracias a su campaña de presión han cosechado una primera victoria, pero saben que es irrisoria y que aún les queda mucho por lograr. Durante 11 meses las empresas estadounidenses que tenían prendas confeccionadas por sueldos míseros en el edificio Rana Plaza se habían negado a contribuir al fondo de compensación a las víctimas del accidente —que provocó 1.134 muertos y 2.500 heridos—, pero a finales de marzo algunas dieron finalmente su brazo a torcer. Walmart, Children's Place y Gap —que no tenía ropa producida en ese complejo pero sí en otros del empobrecido país asiático— anunciaron una donación conjunta de dos millones de dólares al fondo, que aspira a recolectar 40 millones de un nutrido grupo de multinacionales.

"Indudablemente es una cantidad muy baja", critica Liana Foxvog, directora de organización del Foro Internacional de Derechos Laborales (ILRF, por sus siglas en inglés), una entidad civil con sede en Washington que integra la campaña contra la precariedad laboral de los talleres de Bangladesh. "Supone que Walmart y Children's Place solo darán 750 dólares por cada familia afectada. Son familias que se han quedado sin su única fuente de ingresos y que están sin casa, jóvenes que perdieron una pierna o 300 niños que ahora son huérfanos", denuncia por teléfono.

Otras doce empresas -entre ellas las españolas El Corte Inglés, Inditex y Mango, la canadiense Loblaw o la irlandesa Primark- han contribuido al fondo, coordinado por la Organización Internacional del Trabajo, para otorgar indemnizaciones por el sueldo perdido y los gastos médicos a los supervivientes y a los familiares de los fallecidos en la catástrofe de Dacca, que sacudió las conciencias de Occidente al revelar las precarias condiciones laborales en Bangladesh, erigido en los últimos años como la mayor fábrica textil del mundo solo por detrás de China. Sin embargo, de los 40 millones por ahora únicamente se han recolectado un tercio, según el registro de la campaña Ropa Limpia. Esto explica que la mayoría de supervivientes solo vayan a recibir esta semana un adelanto.

Primark ha sido de largo el mayor contribuyente, con siete millones, pero su ejemplo no ha sido seguido por todos. Las organizaciones sociales reclaman a los otros donantes, como Walmart, incrementar mucho más sus aportaciones para acercarlas a su grado de dependencia real del Rana Plaza y del textil bengalí. Y en paralelo, piden que se sumen al plan de indemnizaciones las otras 16 firmas que tenían prendas producidas en el edificio derrumbado, entre ellas las tres estadounidenses Cato Fashion, JC Penney e Iconix -bajo la marca Lee Cooper-; y gigantes como la italiana Benetton o la francesa Carrefour.

El negocio textil en Bangladesh supone un negocio de 22.000 millones de dólares al año y emplea a cuatro millones de personas

El ILRF cree que Walmart debería aportar al menos 17 millones al fondo de compensación, mientras Children's Place ocho millones. La entidad ha convocado para este jueves protestas enfrente de establecimientos de ambos grupos en Chicago, Nueva York y Washington para exigirles que amplíen sus donaciones. "Walmart es la mayor cadena minorista del mundo, estaba asociada con dos fábricas en el Rana Plaza y tiene la capacidad financiera de hacer una contribución significativa", reclama Foxvog. En el el tercer trimestre de 2013, el último disponible, Walmart registró unos beneficios de 3.730 millones de dólares; mientras Children's Place ganó 655 millones en el conjunto del año. "Mi esperanza es que los responsables de las empresas se fijarán estos días en las historias de los supervivientes, en sus fotografías; y que su trauma físico, emocional y económico les llamará la atención", agrega.

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A finales de marzo Walmart, el segundo mayor cliente de todas las fábricas de Bangladesh, por detrás del gigante sueco H&M, dio tres millones de dólares -a través de la filial estadounidense de BRAC, una organización de desarrollo bengalí- a distintos proyectos del sector textil de Bangladesh, un tercio de los cuales fueron al fondo de compensación. Gap y Children's Place otorgaron 500.000 dólares respectivamente al fondo también a través del BRAC. El hecho de que sean aportaciones indirectas coincide con la tesis de muchos expertos, que atribuían el rechazo de las firmas estadounidenses a participar en el fondo al temor de que al hacerlo estarían admitiendo su participación en posibles negligencias, lo que podría acarrearles acciones judiciales.

Desde Walmart evitan responder a la petición de las organizaciones de derechos laborales de incrementar sus aportaciones y se limitan a destacar sus actuaciones a raíz del colapso de hace un año. "Estamos trabajando activamente en impulsar una reforma significativa y sustancial de la industria textil en Bangladesh", afirma el portavoz Kevin Gardner en una respuesta por correo electrónico, en la que subraya que la compañía prevé invertir otros once millones de dólares en mejoras de seguridad en las fábricas de sus proveedores en el país.

Tanto Walmart, que compra cada año cerca de 1.000 millones de dólares en ropa producida en Bangladesh, como Children's Place niegan que en el momento del fatídico derrumbe se estuvieran tejiendo prendas suyas en alguno de los talleres repartidos en las ocho plantas del Rana Plaza. Pero unos meses antes tenían una destacada presencia, por lo que, como el resto de la veintena de multinacionales, también son responsables de las deficiencias de seguridad en el edificio, levantado con materiales de pésima calidad sobre un terreno pantanoso.

Gap, por su parte, nunca ha estado vinculado con el Rana Plaza pero trabaja con 70 talleres en Bangladesh, algunos de los cuales han sufrido siniestros mortales en el pasado. "Creemos que los minoristas globales, independientemente de dónde produzcan su ropa, tienen que tomar medidas para mejorar las vidas de los trabajadores textiles", se limitan a señalar desde la enseña.

Junto a Walmart, Gap impulsó en mayo un pacto, al que se han sumado una treintena de firmas estadounidenses, para mejorar la supervisión y las condiciones de las fábricas de Bangladesh. A diferencia de un marco similar promovido por empresas europeas y que han suscrito unas 150 compañías, algunas estadounidenses, el pacto incluye préstamos y no es legalmente vinculante, también por miedo a procesos judiciales. Las firmas estadounidenses importan el 30% del textil confeccionado en Bangladesh, por detrás de los niveles de las europeas.

Pese a que aún queda mucho camino por recorrer -en el fondo de indemnización a las víctimas y en la mejora de las condiciones laborales-, un año después del colapso del Rana Plaza se han generado avances importantes que si cristalizan pueden derivar en una transformación profunda del sector textil. Bangladesh, donde el textil supone un negocio de 22.000 millones de dólares al año y emplea a cuatro millones de personas, sigue teniendo el salario más bajo del mundo -ese que atrajo en masa a las firmas occidentales y enquistó la precariedad- pero, tras intensas negociaciones, se ha incrementado un 77% (hasta los 68 dólares mensuales). También se ha concedido mayor libertad a los sindicatos, que han pasado en cuatro años de dos centrales inscritas a 134.

EE UU avisa a Bangladesh que queda "mucho trabajo por hacer"

En el primer aniversario del colapso del Rana Plaza en Dacca, la Administración de EE UU aplaudió los avances en "importantes" áreas por parte del Gobierno de Bangladesh para mejorar las condiciones del sector textil, pero avisó que queda "mucho más trabajo por hacer".

En un comunicado conjunto de los departamentos de Estado y de Trabajo, el representante comercial de la Administración y la Oficina de Desarrollo Internacional, Washington manifestó sus reparos por la continuada falta de respeto a algunos derechos laborales, criticó que está decayendo la contratación de inspectores laborales por parte de las autoridades y pidió mayor transparencia en los resultados de los análisis a las fábricas. También reclamó al Gobierno que garantice una mayor protección a los trabajadores que son intimidados por tratar de organizarse sindicalmente. "Hacer frente a estos asuntos ayudaría a los trabajadores a tener mejores condiciones laborales y sueldos, y permitiría a Bangladesh alcanzar su completo potencial económico", sostiene.

En junio la Administración de Barack Obama suspendió algunos privilegios comerciales de los que gozaba Bangladesh como presión a las autoridades para mejorar su supervisión del sector textil y las precarias condiciones de sus empleados, la mayoría mujeres.

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