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Martinelli, el millonario con poder

En su empeño de que su partido gane los comicios presidenciales de este domingo, el mandatario se ha lanzado a la trinchera electoral y hasta su mujer se lanza a por la vicepresidencia

Martinelli participa en la campaña del candidato oficialista, José Domingo
Martinelli participa en la campaña del candidato oficialista, José DomingoEFE

En sus controversiales cinco años de gestión, el presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, pasó por el mismo calvario por el que transita cualquier gobernante, aunque su carácter—o imposición, alegan sus rivales—le llevó a un enfrentamiento irreconciliable con indígenas, campesinos, estudiantes, obreros, empresarios, opositores políticos y medios de prensa.

Implacable y decidido, conocedor de secretos de los que le apoyan y de los que no, a su paso por la Presidencia dejó una huella vertical incontrastable de capacidad de mando y de ejecución... contra viento, marea y tempestad, con o sin dinero y le gustara o no a sus compatriotas, amigos o enemigos, nacionales o extranjeros, hombres o mujeres, y sin importar si sus acciones son cuestionadas legal o constitucionalmente.

Y a pesar de que, en rigor constitucional, debería ser un observador lejano de los comicios presidenciales, legislativos y municipales de este domingo y evitar inmiscuirse en los asuntos electorales y partidistas, Martinelli ha estado metido de lleno en la trinchera de la campaña, sin perderse ni un instante de una jornada en la que su nombre—para bien o para mal—está en el centro de los debates.

"Ricardo Martinelli va a salir como el presidente que más aceptación tiene al final de gobierno, con 70%, gracias a su trabajo", alegó el diputado panameño José Muñoz, jefe de la campaña política del oficialista José Domingo Arias, candidato presidencial del gobernante Cambio Democrático (CD).

En una entrevista con El País, Muñoz recordó que Martinelli "es un empresario muy exitoso que sufrió el embate de la dictadura militar que gobernó en Panamá (de 1968 a 1989). Con la invasión de Estados Unidos a Panamá en 1989 que depuso a la dictadura, sus supermercados sufrieron el vandalismo y tuvo que empezar de nuevo en los años siguientes hasta construir y llegar al emporio que tiene hoy. Es un hombre muy trabajador, muy capaz".

Con su labor, rememoró, "también construyó un partido político, logró después la Presidencia", y ahora se le ataca porque por primera vez en la historia de este país, hay tres fuerzas políticas con real oportunidad de ganar". Los partidos opositores Revolucionario Democrático y Panameñista "tienden a atacar a Martinelli y saben que una de las fortalezas de Arias es el gobierno de Martinelli, a quien tratan de atacar pero el pueblo panameño sabe conscientemente de las obras que él ha hecho", insistió.

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Apenas iniciada su gestión de cinco años en 2009, el Presidente anunció que construiría una serie de obras de infraestructura, entre ellos el Metro de esta ciudad. "La oposición dijo que estaba loco y que no podía hacerlo. Pero ahora se ve que él ha roto récords en tres años por todas las obras que ha hecho y que prometió", como el Metro, inaugurado el 5 de abril anterior. Los opositores "han tratado de golpear sistemáticamente en el último año a Martinelli para ver como golpean a Arias y ver si tienen oportunidad de ganar... pero el pueblo panameño es muy sabio", recalcó.

En julio de 2009, al comenzar su gestión, Martinelli y CD, al que fundó en 1998, solo tenían 17 de los 71 diputados, por lo que estaba en minoría parlamentaria. Pero en la actualidad, CD tiene 46 legisladores, en una maniobra en la que, según la oposición política de Panamá, el Presidente compró a diputados para que se convirtieran en tránsfugas y se cambiaran de bancada, para engrosar así el poder de Martinelli.

"Hay que evitar que Martinelli instaure una dictadura", afirmó el abogado panameño Miguel Antonio Bernal, catedrático de la Facultad de Derecho de la (estatal) Universidad de Panamá y uno de los más reconocidos acérrimos enemigos del mandatario, un empresario y poseedor de una cadena de supermercados, entre otros negocios, y que el primero de julio próximo deberá concluir sus cinco años de gestión y entregar al vencedor de este domingo.

"Martinelli cree que Panamá no es un país, es un negocio. He ahí la clave del problema. Él quiere manejar esto como si fuera su finca, como un supermercado más", recalcó Bernal, en una entrevista con este diario. "Esta es la elección más importante del último cuarto de siglo, porque Martinelli pretende permanecer en el Palacio de las Garzas (sede de la Presidencia), aunque inicialmente sea de cónyuge, consorte o de esposo acompañante", agregó, al recordar que Marta Linares, esposa del Jefe de Estado, es la candidata a Vicepresidente por el gobernante partido Cambio Democrático (CD).

Linares acompaña al oficialista José Domingo Arias, candidato presidencial de CD, en la papeleta, pese a gran cantidad de cuestionamientos acerca de que la Constitución Política de Panamá prohíbe que, dentro de un segundo grado de afinidad y cuarto de consanguinidad, los parientes de un gobernante sean aspirantes a la Vicepresidencia.

"Después Martinelli –a través de su esposa Marta- reformará la Constitución, reduciendo de diez a cinco años o, eliminando la prohibición de reelección de los ex—presidentes. Martinelli podría así, perpetuarse en el poder", aseveró. "Ya su hijo Rica' Martinelli debe estar afilándose los dientes, pensando en cuándo le toque su turno de ser presidente de Panamá", ironizó Bernal.

¿Ley seca?

Panamá inició un periodo de "ley seca" que prohíbe la venta de bebidas alcohólicas y que rige de las 12:00 horas de este sábado a las 12:00 horas del próximo lunes, en una medida decretada por el Tribunal Electoral para garantizar un clima de paz y tranquilidad en los comicios generales de este domingo. La orden es cerrar cantinas, bodegas, parrilladas, centros nocturnos de diversión, salones de baile y demás lugares de expendio de bebidas alcohólicas.

Pero hecha la ley... hecha la trampa: sin necesidad de esconderse ni recurrir a vías clandestinas, en algunos comercios y restaurantes capitalinos fácilmente se podía comprar cerveza y otros licores.

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