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GEERT WILDERS | Líder del Partido para la Libertad Holandés

“Los europeos no existen”

El líder radical holandés encabeza los sondeos para las elecciones al Parlamento Europeo

Isabel Ferrer
Geert Wilders, durante la entrevista con periodistas extranjeros, hoy en La Haya.
Geert Wilders, durante la entrevista con periodistas extranjeros, hoy en La Haya.Peter Dejong (AP)

Geert Wilders, el líder radical holandés, nunca ha tenido "menos poder, pero también más influencia política que ahora". La frase es suya e ilustra la actitud con la que afronta la campaña para las elecciones al Parlamento Europeo. Subido a un autobús, y con los sondeos locales poniéndole en cabeza (tiene 4 escaños en Estrasburgo y podría sacar hasta 6), piensa recorrer su país en busca del voto más euroescéptico posible. El de los ciudadanos que no se sientan europeos, sino holandeses. Que sean patriotas de los buenos, es decir, los que defienden la identidad nacional, la libertad, y la democracia, pero sobre todo, el comercio. Una actividad para la que, según dice, sobra el euro y la UE. En conjunto, un discurso provocativo compartido, al menos a grandes rasgos, por el Frente Nacional (Francia), la Liga Norte (Italia), Vlaams Belang (Bélgica), FPÖ (Austria) y el Partido Nacional Eslovaco.

El político colaborará con los demás grupos de extrema derecha, pero sin formar un partido

En la galería de partidos afines que enumera, falta el británico UKIP, de Nigel Farage. Wilders predice un acercamiento para después de los comicios (entre el 22 y el 25 de mayo) porque "Farage tiene ahora otros frentes que atender, además de su propia opinión pública", ha señalado en La Haya, durante un almuerzo con la prensa internacional. En realidad, lo que le gusta es el modelo suizo, para poder firmar acuerdos comerciales, e imponer cuotas de inmigrantes sin que Bruselas le llame la atención. Suiza es, por otra parte, el ideal de país alrededor del cual puede negociar con sus cinco colegas europeos el modelo de Europa que propone. "Diferimos en los grados de pertenencia a la UE. Unos quieren el euro y nada de Bruselas. Otros lo contrario. Yo deseo abandonar ambos, pero nos une el rechazo a una Europa integrada que impide tomar decisiones propias a sus miembros", ha dicho, sin probar bocado. Solo ha bebido agua, y poca.

Su frugalidad no ha desdibujado su conocido gusto por las grandes promesas y ha hecho votos por "devolver el poder a las capitales europeas", con dos frases demoledoras: "No hay europeos. Menos del 40% de los ciudadanos de la UE se siente así", ha asegurado. Para que nadie pensara que su compromiso es belicoso, ha añadido enseguida que tiene muy claros sus límites y el perfil de las agrupaciones con las que quiere deshacer el nudo de los 28 socios comunitarios "No me acercaría nunca al griego Amanecer Dorado. Tampoco a partidos racistas, militaristas o antisemitas", un ideario que no ha visto en la francesa Marine Le Pen, jefe del Frente Nacional, ni en el resto de sus colegas antieuropeos. Con ellos espera "colaborar, pero sin fusionarnos, ya lo saben". Presentado así, parece que habla de no formar un partido conjunto, aunque piensen sentarse juntos en Estrasburgo.

Soy un político holandés que habla en nombre de miles de ciudadanos insatisfechos con Bruselas. Si sacamos el buen resultado que auguran las encuestas, las elecciones al Parlamento Europeo serán un terremoto que modificará el rumbo de las políticas nacionales

Wilders ha perdido en las últimas semanas ocho diputados y concejales por culpa del más duro de sus discursos contra la inmigración. Lo pronunció tras las pasadas elecciones municipales y el pasaje donde decía que quería "menos, menos y menos marroquíes" en su tierra, le ha costado muy caro. Desde esa aparente debilidad, sin embargo, sigue clamando contra "los rumanos, búlgaros y polacos, que vengan sin permiso de trabajo en regla". También rechaza a los "marroquíes, o canadienses, me da lo mismo, que cometan delitos violentos". "Si poseen doble nacionalidad, tienen que ser repatriados". Al final, claro está, repudia la penetración del Islam, "una ideología violenta y totalitaria contraria a nuestros valores". Para la evidencia de que la mayoría de los musulmanes es practicante y moderado, recuerda que solo ha señalado a los delincuentes holandeses de origen marroquí. "Aquí, más del 60% de los menores de 23 años de esta comunidad ha tenido problemas policiales", puntualiza.

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Enemigo de las etiquetas políticas, Wilders no quiere ser de derecha o izquierda, una división que le parece trasnochada. "Soy un político holandés que habla en nombre de miles de ciudadanos insatisfechos con Bruselas. Si sacamos el buen resultado que auguran las encuestas, las elecciones al Parlamento Europeo serán un terremoto que modificará el rumbo de las políticas nacionales", ha dicho, a modo de despedida.

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