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Michelle Obama afirma que la completa integración racial está en peligro

Se cumplen 60 años de la sentencia que prohibió las escuelas separadas para blancos y negros

La primera dama Michelle Obama durante el acto de graduación en Topeka.
La primera dama Michelle Obama durante el acto de graduación en Topeka. Orlin Wagner (AP)

El presidente Obama conmemoró este viernes el 60 aniversario de la histórica sentencia del Tribunal Supremo que acabó con a segregación racial en las escuelas de Estados Unidos. Mientras el mandatario se reunía en la Casa Blanca con los abogados responsables de aquel caso que cambiaría el rumbo de la sociedad estadounidense, su esposa Michelle dedicaba el discurso de graduación de una escuela de Kansas a los avances logrados gracias al dictamen hasta abrir el camino para que un afroamericano accediera a la presidencia.

La primera dama aprovechó su intervención ante más de un millar de estudiantes para denunciar que "demasiados jóvenes" van todavía a clase con chicos que son exactamente igual que ellos. Obama denunciaba así la falta de diversidad racial, impulsada por la desigualdad económica, que marca el día a día de muchas escuelas estadounidenses. "Hoy, de muchas maneras, nuestros colegios están tan segregados como cuando [Martin Luther] King dio su último discurso", afirmó.

“Sabemos que hoy todavía hay demasiados jóvenes a los que para la policía en la calle por el color de su piel, o a quienes se hace sentir rechazados por su origen, o se les insulta por amar a quien aman”, afirmó la primera dama ante los estudiantes de Topeka, la escuela de Kansas donde comenzó la demanda judicial. “La realidad es que Brown vs. Education no es solo parte de nuestra historia, es también parte de nuestro futuro. Es un caso que se sigue decidiendo todos los días, en los juzgados y en las escuelas, pero también en cómo vivimos nuestras vidas”.

En California, uno de los Estados donde hay menor integración, el 90 por ciento de los estudiantes son afroamericanos o hispanos en más de un tercio de sus escuelas

El Tribunal Supremo dictaminó en 1954, en la sentencia de Brown, el fin de la conocida como ‘separate but equal’ -‘separados aunque iguales’- que definió hasta entonces la composición de las escuelas estadounidenses y, consecuentemente, la educación de sus estudiantes. Una década después nacía Michelle Robinson en un barrio de Chicago donde predominaba la población afroamericana. El paso de la joven Robinson por un instituto cuya misión era impulsar las carreras de alumnos de minorías raciales ayudó a dibujar el camino de quien llegaría a convertirse en la primera dama afroamericana de Estados Unidos.

Michelle Obama, que no suele referirse en público al papel que jugó su raza en su educación, representa el impacto de una sentencia como la de Brown en la sociedad y la historia estadounidense. La llegada de su marido, y la de ella, a la Casa Blanca, cerró para muchos el círculo de la lucha por los derechos civiles, apenas unas décadas después de que los afroamericanos salieran a las calles para reivindicar su derecho a estudiar en las mismas escuelas que los blancos y a participar, como ellos, en las elecciones.

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La sentencia judicial es el resultado de un caso que nació por la denuncia de unos padres en Topeka. El Supremo afirmó entonces que “la educación es hoy quizás la función más importante de los gobiernos estatales y locales. Es la base fundamental de la buena ciudadanía”. La decisión de los jueces fue recibida con gran resistencia en el sur del país, donde algunos estudiantes afroamericanos tuvieron que ser escoltados por la Guardia Nacional para acudir a clase. También allí varias órdenes judiciales fueron necesarias para obligar a las autoridades locales a cumplir un dictamen abocado a cambiar el destino y la composición demográfica del país.

Sin embargo, si la sentencia del caso Brown vs. Education acabó con la segregación racial en las escuelas, 60 años después EE UU se enfrenta al complejo desafío de reintegrar a todas las minorías en las aulas, separadas ahora por las barreras de la desigualdad económica.

En California, uno de los Estados que padecen esta nueva segregación, los hispanos representan más de la mitad de la población estudiantil, una proporción que no se ve reflejada en las escuelas públicas, marcadas por otro tipo de división, la económica, de clase y de idioma, según denuncia un estudio publicado por el Proyecto de Derechos Civiles de la Universidad de California en Los Ángeles con motivo del aniversario.

Sabemos que hoy todavía hay demasiados jóvenes a los que para la policía en la calle por el color de su piel, o a quienes se hace sentir rechazados por su origen, o se les insulta por amar a quien aman”

“Mientras celebramos este histórico aniversario, nos comprometemos con la extensa lucha para acabar con el racismo y la xenofobia en todas sus formas”, afirmó el presidente Obama este viernes en un comunicado. “Recordemos que el cambio no se produce de la noche al día, que costó muchos años y un movimiento a nivel nacional para cumplir el sueño de los derechos civiles para todos”.

El Proyecto de Derechos Civiles revela que los hispanos estudian en escuelas donde el 68 por ciento de los estudiantes son latinos y el 70 por ciento pertenece a familias de bajos ingresos. En California, uno de los Estados donde hay menor integración, el 90 por ciento de los estudiantes son afroamericanos o hispanos en más de un tercio de sus escuelas, el doble que hace diez años.

Los autores del informe denuncian que la segregación, primero económica y después racial, está asociada al nivel de aprendizaje de los alumnos, muy por debajo del de los estudiantes con mayor poder adquisitivo. La tasa de abandono en las escuelas de California, los malos resultados en exámenes obligatorios y el bajo porcentaje de graduación, aseguran, puede tener consecuencias para el futuro económico del Estado.

“La sentencia del caso Brown supuso un gran triunfo y deberíamos estar orgullosos”, afirmó el autor del estudio. “Pero la verdadera celebración sería que pensemos seriamente en por qué el país ha dado la espalda al objetivo de Brown y aceptado la cada vez mayor división y desigualdad de nuestras escuelas”.

El desafío de California, como el de otras regiones donde se repite la falta de integración racial, consiste ahora en equilibrar la balanza de unas aulas donde predominan los estudiantes de familias más ricas -en los centros privados, con mayoría de blancos y asiáticos- y donde ahora lo hacen alumnos con menos recursos -hispanos y afroamericanos.

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