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Pensiones millonarias en el país de la injusticia

Las prestaciones a funcionarios del Gobierno mexicano encienden el debate en un país con 52 millones de pobres

Luis Pablo Beauregard
Puesto de gafas en una calle de ciudad de México. / SAÚL RUIZ
Puesto de gafas en una calle de ciudad de México. / SAÚL RUIZSAÚL RUIZ

El historiador Enrique Krauze documenta en su libro La presidencia imperial uno de los aforismos de la política mexicana más populares: “Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”. La frase fue acuñada por una amistad del expresidente Miguel Alemán (1952-1958) que sorteó gran parte de su vida gracias a los sueldos obtenidos en el Gobierno. Cuando quedó sin cargo, El tlacuache, como llamaban al personaje, se suicidó. El enunciado se sigue usando en México para subrayar el cinismo con el que algunos funcionarios públicos se aferran al erario público.

Bajo esta lógica, los magistrados electorales vivirán evitando el error. Por el resto de sus vidas. Hace unos días comenzó a trascender en los periódicos nacionales que dentro de las complejas leyes reglamentarias de la reforma política aprobadas por el Senado se habría colado una pensión vitalicia para los siete jueces del Tribunal Electoral, funcionarios públicos que ganan 355.000 pesos al mes (27.000 dólares).

Los magistrados fueron los encargados de calificar la elección de 2012 en la que triunfó Enrique Peña Nieto. Desahogaron decenas de acusaciones realizadas por los partidos de oposición, que denunciaban compra y coacción del voto.

El hecho ha encendido una acalorada polémica en un país de 52 millones de pobres y donde el 60% de la población económicamente activa vive en la informalidad sin prestaciones como acceso a la seguridad social o pensiones para la jubilación.

Este sábado los siete magistrados emitieron un comunicado señalando que había un “error en la interpretación” que se ha difundido en la prensa. Dicen que no se trata de una pensión vitalicia ni un bono sino de un “haber de retiro” que está contemplado por la ley porque al terminar su encargo estarán dos años inhabilitados para trabajar en algo relacionado a su profesión. En el texto votado en el Congreso, sin embargo, no se señala ningún plazo

En el Senado están investigando por qué votaron el beneficio para los jueces. Juan Carlos Romero Hicks, del Partido Acción Nacional (PAN) y exgobernador del Estado de Guanajuato, señaló que la medida no fue propuesta por ningún partido ni fue tema de debate en las intrincadas negociaciones entre el PAN, PRI (partido en el Gobierno) y PRD (la izquierda), que estuvieron empantanadas por varias semanas. Hicks no es único que se dice sorprendido por el hecho, que refleja la falta de transparencia y debate que tienen muchos de los acuerdos en el Congreso mexicano.

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“Quien toma tales decisiones es la propia clase política, que cuida y se respalda en sus mutuos privilegios”, escribió el catedrático José Antonio Crespo. La supuesta pensión fue votada dentro de una serie de normas de corte político electoral que benefician a los integrantes de los partidos políticos pues se han levantado el veto a la relección de diputados y alcaldes y han introducido el esquema de financiación privada a las campañas.

Los altos sueldos y prestaciones de funcionarios públicos suelen ser un tema recurrente en México, que ha fracasado con acotar la brecha de desigualdad en los ingresos que predomina.

El Gobierno del presidente Vicente Fox (2000-2006) creó el IFAI, un instituto para acceder a la información pública. Durante los años del panismo salieron a la luz los salarios de los ministros de la Suprema Corte de Justicia, que ganan cerca de cuatro millones de pesos al año (310.000 dólares), un pago mayor al que recibe el Presidente de México y 188 veces más que el salario mínimo que obtienen 6.5 millones de personas. Se ha dicho que las altas remuneraciones son un aliciente para evitar que los togados no sean tentados por la corrupción. “Nada garantiza que así sea. La pregunta que en países como México debía formularse en si la función que desempeñan justifica tales privilegios. Me parece que la respuesta es negativa”, dice Crespo.

“El ‘modus vivendi’ de la alta burocracia del país sigue ahondado su divorcio con la sociedad y hace crecer la desconfianza que ya existe en ellos”, señala el periodista Samuel García en 24Horas. El mensaje que los políticos mandan es que seguirán viviendo del presupuesto mientras la enorme mayoría de los mexicanos deberá de apretar sus gastos en una economía de un flojo desempeño.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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