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Obama afronta un escándalo por las listas de espera en hospitales de veteranos

El presidente, forzado a dar explicaciones, promete investigar hasta el final las acusaciones

Obama elogia a los veteranos estadounidenses.Foto: reuters_live
Marc Bassets

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, prometió este miércoles llegar hasta el fondo en la investigación por los retrasos en las listas de espera y la mala praxis en los hospitales de veteranos. A falta de menos de seis meses para unas elecciones legislativas complicadas para los demócratas de Obama, el escándalo cuestiona la capacidad de gestión de la Casa Blanca. Los responsables, dijo el presidente, deberán responder de sus errores.

Al contrario que otros casos recientes que la oposición republicana ha intentado usar para debilitar al presidente, este afecta a los excombatientes y exmilitares, que disfrutan de un respeto enorme en un país militarista como EE UU.

“Si estas acusaciones resultan verdaderas, es indecente, es vergonzoso y no lo toleraré. Punto”, dijo Obama en una rueda de prensa en la Casa Blanca, convocada poco antes para responder a la presión creciente en el Capitolio. “Mi actitud es: las personas que han luchado en el campo de batalla no deberían luchar ahora con una burocracia en casa para obtener los cuidados [médicos] que ellos se han ganado”, añadió

Que el presidente se vea forzado a dar explicaciones evidencia que el caso por las listas de espera y muertes en hospitales de veteranos no es una querella partidista más. Obama llegó en 2009 a la Casa Blanca con la promesa de mejorar la atención de los veteranos. El final de las guerras de Iraq y Afganistán y el envejecimiento de la generación del baby-boom han contribuido a alargar las listas de espera y las peticiones para recibir pensiones y cuidados médicos.

Los republicanos buscan un escándalo que debilite al presidente ante las legislativas de noviembre

El caso se origina en Phoenix (Arizona), donde más de cuarenta veteranos murieron mientras se encontraban en las listas de espera del hospital de esta ciudad. Empleados del hospital maquillaron los datos sobre las listas de espera para esconder el tiempo que los pacientes tardaban en ver a los médicos. Un informe oficial ha concluido que las muertes no están ligadas a la espera. La investigación no se centra sólo en Phoenix, sino en 26 hospitales en todo el país.

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El caso ha costado el cargo a Robert Petzel, responsable del sistema sanitario en el Departamento de Asuntos de Veteranos. Los republicanos exigen la dimisión del secretario Eric Shinseki, el general retirado que dirige el departamento. Obama condicionó la continuidad de Shinseki al resultado de las investigaciones en curso.

“Es muy dañino cuando el presidente no trata a los veteranos de manera adecuada. Y para un demócrata más que para un republicano, porque hay más desconfianza [hacia los demócratas] en cuestiones de seguridad nacional”, dice, en una entrevista telefónica, Julian Zelizer, historiador de la Universidad de Princeton y especialista en la historia de los presidentes de EE UU. “Este es el tipo de escándalo que no llevará a un impeachment [proceso de destitución presidencial], pero sin duda puede consumir el ciclo informativo durante un tiempo, socavar [la] credibilidad [de Obama] y suscitar preguntas sobre su competencia y sobre cómo los demócratas cuidan de los veteranos”.

Obama ha sido uno de los presidentes de Estados Unidos con menos escándalos de las últimas décadas

En EE UU viven cerca de 22 millones de veteranos. La definición legal de veterano es una “persona que ha servido en servicio militar, naval o aéreo activo, y que lo ha abandonado en cualquier condición que no se deshonrosa”.

Alarmada, la Casa Blanca ha reaccionado tras varios días en los que apenas prestó atención al caso. Obama convocó el miércoles por la mañana a Shinseki a la Casa Blanca. Después habló a los periodistas. Y ha encargado a Rob Nabors, su vicejefe de gabinete, que investigue a la sección del Departamento de Asuntos de Veteranos responsable de la salud de los exmilitares. Nabors viajará a Phoenix para conocer los problemas del hospital de esta ciudad.

En los últimos años Obama ha sido inmune a las acusaciones de corrupción, ocultamiento o mala gestión. El Partido Republicano, por ejemplo, le ha acusado de imprevisión y manipulación en el asalto contra intereses de EE UU en Bengasi (Libia), en septiembre de 2012. Ha denunciado que la Administración usó la agencia tributaria para perseguir adversarios políticos conservadores. Ha intentado dinamitar la reforma sanitaria por los problemas técnicos en su puesta en marcha, el pasado otoño. Sin éxito. La izquierda —y los sectores de la derecha más desconfiados ante un Estado central fuerte— han situado el foco en el uso de aviones pilotados a distancia para matar a enemigos en Yemen y Pakistán y en las revelaciones sobre el espionaje electrónico de la NSA (Agencia de Seguridad Nacional, siglas en inglés).

Ninguno de estos casos ha desembocado en un escándalo comparable al de otros antecesores. Obama no ha tenido una guerra de Iraq ni un caso Lewinsky ni un Irán-Contra. La ausencia de escándalos mayores se explica en parte, según Zelizer, por el carácter disciplinado del presidente. La persecución feroz de quienes filtran secretos de la Administración también puede tener algo que ver. Y ha aprendido de los errores del último presidente demócrata, Bill Clinton, cuyos escándalos marcaron el ritmo de su presidencia.

Con los veteranos Obama repite el libreto que aplicó con la reforma sanitaria o la agencia tributaria: evitar precipitarse bajo la presión de los medios y el Capitolio, investigar con tiempo y enfriar los ánimos y, si es preciso, despedir a los responsables políticos.

Los republicanos ven en la gestión de los hospitales de veteranos un ejemplo de la incompetencia de los demócratas y de los inconvenientes de un Estado expansivo. A izquierda y derecha, en EE UU, el sistema sanitario para los veteranos se ha descrito como lo más parecido en este país a un sistema público a la europea.

"Si el presidente de verdad no sabía nada de estos escándalos y errores", dijo Kevin McCarthy, número tres del Partido Republicano en la Cámara de Representantes, "entonces deberíamos dudar de su capacidad para gestionar de manera adecuada el Leviatán que es este Estado que él ha ayudado a crear".

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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