Decenas de miles de manifestantes protestan contra Erdogan en Colonia

El paso por Alemania ayer sábado del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, sirvió al líder islamista como pretexto para reivindicar la actuación de su Gobierno en la gestión del accidente minero que costó la vida a 301 personas. Pero además, la comparecencia de Erdogan mostró a las claras cuán dividida está la sociedad turca.

“Sentimos el dolor” por la tragedia de Soma, comenzó el líder turco delante de unos 15.000 enfervorecidos seguidores. Pero el accidente no evitará que el Gobierno, dijo Erdogan, siga combatiendo a las “organizaciones ilegales" que aprovechan estos sucesos para cometer actos terroristas.

En la calle, varias decenas de miles de personas -65.000 según los convocantes, 40.000 según las autoridades- protestaban contra la presencia en Europa del hombre al que en sus carteles tachaban de “fascista”, “asesino” o autócrata. Algunos de los manifestantes llevaban cascos de minero, en recuerdo a la tragedia de Soma.

La llegada del líder del Partido de la Justicia y el Desarrollo a Colonia se produce a tan solo tres meses de unas elecciones presidenciales a las que todo apunta que se quiere presentar el propio Erdogan, que de cumplir con sus planes pasaría directamente de primer ministro a presidente. No es casualidad el lugar elegido para la arenga a sus simpatizantes, ya la comunidad turca en Alemania asciende a 1,5 millones de personas. Y las elecciones de agosto serán las primeras en las que los residentes en el extranjero tendrán el derecho al voto. Erdogan ya estuvo el pasado mes de febrero en un acto similar en Berlín. 

La visita a Colonia ha acaparado el debate político-periodístico en Alemania durante toda esta semana. “Erdogan no es bienvenido”, titulaba el pasado domingo en portada el prestigioso Frankfurter Allgemeine Zeitung. Erdogan lamentó las víctimas mortales registradas durante los incidentes tras el accidente de Soma, pero arremetió contra los opositores y los medios de comunicación extranjeros que le critican y le insultan; ataques ante los que exigió respeto.

La canciller Angela Merkel, después de unos días en los que varios miembros de su partido y de su Gobierno se cruzaron declaraciones sobre la visita, recomendó el pasado jueves al líder turco “contención” y “sensibilidad” en el discurso que daría el sábado. Frente a los políticos que reclamaron que se impidiera la presencia de Erdogan, el Gobierno argüía que se trataba de una visita privada y que no podían hacer nada por evitarla.