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Ucrania elige presidente para comenzar a abordar sus problemas

Más de 35 millones de personas están convocadas este domingo a las elecciones Los comicios pretenden poner fin al interinato tras la huida de Yanukóvich

Pilar Bonet

Más de 35 millones de personas han sido convocadas a las elecciones presidenciales anticipadas de Ucrania, cuya principal función es restablecer la legitimidad del poder Ejecutivo tras el interinato que tres meses que se abrió con la huida del presidente Víctor Yanukóvich, en el fin de semana del 22 al 23 de febrero.

Restablecer la legitimidad no resuelve los graves problemas del país, sino que es un prerrequisito para abordar los que existían antes de la crisis y los que se han acumulado. Rusia, que formalmente sigue reconociendo a Yanukóvich como presidente, se ha pronunciado de forma caprichosa en relación a estos comicios y, pese a las valoraciones positivas del presidente Putin en los últimos días, no parece haber dicho aún su última palabra de reconocimiento. Moscú hubiera querido que Ucrania adoptara una constitución de corte federalista antes de los comicios.

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Entre las tareas que deberá abordar el nuevo presidente está el restablecimiento de la vertical de poder del Estado y el funcionamiento de las instituciones. Durante el interinato presidido por Olexandr Turchínov, el Estado, cuando ha funcionado, parece haberlo hecho o bien en piloto automático o bien gracias al sentido común de los ucranianos de a pie.

Ucrania lleva seis meses de inestabilidad, si se considera el periodo que se inició a fines de noviembre del año pasado con el Euromaidán, el movimiento a favor de la firma del tratado de Asociación con la Unión Europea que se transformó luego en una revolución contra el sistema de corrupción generalizada representado por Yánukóvich y su clan familiar y de paisanos de Donetsk.

Durante este medio año de turbulencias, Ucrania se ha sumergido en una profunda crisis económica, social y política, que Rusia aprovechó para arrebatarle la península de Crimea en marzo. Además, las autoridades provisionales en Kiev tienen que vérselas con la resistencia armada de los separatistas prorrusos en las regiones del Este como Donetsk y Lugansk, que tras sendos referéndums ilegales, han proclamado su autonomía y aspiran a unirse con Rusia. En ambas provincias, los dirigentes rebeldes se han propuesto no permitir los comicios presidenciales. Tampoco habrá elecciones en Crimea, pero los ucranianos de la península (el censo incluye 1,8 millones de votantes) pueden acudir en las urnas si lo desean en otras regiones.

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En el este de Ucrania, los enfrentamientos entre fuerzas militares y paramilitares leales a Kiev y los insurgentes se han cobrado más de un centenar de muertos. Inestabilidad también, aunque en menor medida, hay en provincias como Járkov y Odessa, ésta última conmocionada todavía por el incendio del 2 de mayo en la casa de los Sindicatos, donde murieron más de 40 personas.

En los comicios compiten 21 candidatos, de los cuales los favoritos son el “rey del chocolate” Piotr Poroshenko, que ha sido ministro de Exteriores y ha desempeñado otros cargos estatales, y la ex primera ministra Yulia Timoshenko, (conocida en otro tiempo por “la princesa del gas”). Poroshenko es el favorito, pero habrá que ver si los comicios se deciden en primera vuelta o si requieren una segunda, que se celebraría el 15 de junio.

El nuevo presidente tendrá bastantes menos poderes que Yanukóvich, puesto que se ha restablecido la Constitución de 2004, que responde a un modelo presidencial-parlamentario y el Parlamento ucraniano está trabajando en otra nueva Carta Magna, que restringiría todavía más los poderes presidenciales en beneficio del parlamento y que también procedería a una cierta descentralización del poder en beneficio de las provincias.

Sobre la base de esta constitución en otoño debería haber elecciones parlamentarias para completar el relevo de las instituciones heredadas que han perdido representatividad, en gran parte por el hundimiento del partido de las Regiones, que fue mayoritario y la base de poder de Yánukóvich. El colapso del Partido de las Regiones, que controlaba el este, ha dejado esta zona del país sin líderes y sin representantes en Kiev.

Dos son los candidatos que se disputan el voto oriental, Mijaíl Dóbkin, antiguo gobernador de Járkov y candidato oficial del Partido de las Regiones, y Serguéi Tigipko, que fue vicepresidente del Gobierno con Yánukóvich y que es el mejor situado de los dos, con un 7% según las encuestas.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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