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Columna
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Bueno para la democracia argentina

La decisión de un juez de citar al vicepresidente Boudou a indagatoria es una señal muy positiva

En la esencia de la democracia, están la separación de poderes y el respeto por la ley, virtudes que han estado ausentes en los últimos años de la Argentina. Por ello, la decisión de un juez de citar al vicepresidente Boudou a indagatoria es una señal muy positiva para el presente y el futuro del país.

Desde hace tres años, mientras la prensa mostraba una prueba tras otra, la gente salía a la calle pidiendo justicia y los legisladores de la oposición intentábamos que el Congreso ejerciese sus obligaciones constitucionales, el vicepresidente utilizaba todo tipo de presiones sobre la Justicia para frenar lo que aparecía como inevitable: su comparecencia en los tribunales por una operación a todas luces escandalosa.

Él no escatimó violencia alguna: logró que renunciara un fiscal probo; amenazó a testigos y periodistas; hizo aprobar una escandalosa ley de nacionalización de la empresa en cuestión, que fue votada inclusive por muchos opositores; alineó detrás suyo a buena parte del Gobierno; escondió pruebas y mintió sistemáticamente.

En el resto del Gobierno, mientras tanto, se ejercieron presiones inéditas sobre la prensa para obligarla a callar. Denunciamos esas presiones ilegales en el Congreso y en diversos foros internacionales. En este largo camino, también presentamos un pedido de juicio político que la Cámara de Diputados nunca votó, en una muestra dramática de la desaparición del rol de control del Congreso.

El Gobierno intentó una reforma al Poder Judicial que convertiría a todos los jueces en simples empleados de la política, repitiendo modelos que se habían usado en épocas olvidables de la historia y para blindar su impunidad. La presión popular, la dignidad de la Corte Suprema y las batallas parlamentarias, frenaron este intento, detrás del que estaba- nuevamente- el vicepresidente Boudou.

El caso Ciccone se fue convirtiendo entonces en un ícono de la posibilidad de contar con una Justicia independiente; y en uno de los ejes de la discusión sobre el país que nos esperaba. Afortunadamente, a fines de 2013, prácticamente todos los partidos de la oposición firmamos un compromiso de respetar la independencia de la justicia como uno de los ejes de nuestra acción en el próximo Gobierno. Pero el caso Ciccone seguía siendo una incógnita. ¿Se animarían los jueces a enfrentar las presiones del Gobierno? ¿O la impunidad reinaría una vez más en la Argentina?

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Otros casos en juego, como el del Sr Báez, íntimo amigo de la familia presidencial, en el que se ha llegado inclusive a separar de oficio al Fiscal interviniente, no nos hacían ser optimistas. Jueces y Fiscales mas dignos se enfrentaban también con presiones de todo tipo en este tema con alto contenido simbólico, que – como en el caso Boudou- se va aclarando cada vez más y en el que es inevitable alguna decisión judicial de fondo

Veremos qué decisiones toman los jueces de ahora en adelante, pero creemos que el camino se ha abierto. Esta citación, entonces nos vuelve a hacer sentir que la omnipotencia tiene un límite; que la voz de la sociedad tiene valor; que la prensa libre es un aliado de la buena democracia; y que quienes aspiramos a una mejor Argentina debemos comprometernos a que las instituciones funcionen plenamente en el futuro.

Se trata no solo de hacer funcionar el sistema judicial con independencia y aplicar plenamente la ley. Se trata sobre todo de trabajar todos juntos para que la sociedad reciba desde el poder un claro mensaje de ejemplaridad: la corrupción no será tolerada.

Eduardo Amadeo es exembajador argentino en EEUU, exdiputado nacional y dirigente del Frente Renovador. Twitter @eduardoamadeo.

 

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